La joya del alfa

Hunter —¡Esto es inaudito! ¿Creen que no quiero encontrar a mi mate? —grito a los miembros sentados en la mesa de juntas. —Alfa debe entender que la manada necesita a su Luna.—el hombre mayor claramente intimidado, intenta ocultarlo mientras limpia sus lentes.— Sabemos de sus esfuerzos, pero hasta ahora seguimos sin ver resultados. No puedo creer lo que dicen, tratando de calmarme antes de lanzarme y desgarrar el cuello de cada uno en esta habitación, respiro profundo. — No me importa si ven o no resultados. — suelto una gran carcajada y veo como más de uno se encoge ante ella—Estoy buscando a mi Luna para mi, no para ustedes. Solo yo se mis esfuerzos y si en verdad están dispuestos a desafiarme de tal manera exijo que prueben que mi manada está devastada. Puede faltarle su Luna, aún, pero como alfa no tienen nada que reclamar. Una mujer rubia, alta, que aparenta mi edad, comienza a levantarse. Se mantuvo en silencio durante toda la reunión y ahora parece aburrida —Creo que no está entendiéndonos Alfa Reed. No estamos pidiendo su opinión, le estamos informando lo que se hará. Tiene sesenta días o abandona el puesto. — ¿Y usted quién se cree que es para venir a mi manada, a mi oficina, con tanta bravuconería a imponerme un ultimátum? — fui dando grandes pasos hacia donde se encontraba. — Soy Alfa de la manada "Red Moon". — alza una ceja desafiándome a decir algo. — Si es Alfa de esa manada ¿ Qué hace viniéndome a exigir algo a mi, un Alfa de una manada mucho más superior a la suya?— tengo su cara justo frente a la mía. — Me convocaron, ya que si usted un alfa que dice ser "tan superior" no puede realizar una tarea tan simple como darle a su manada una Luna. Si no lo hace me veré tomando su puesto.—Con razón, entonces está perra quería mi puesto. —¿ Usted encontró ya a su mate?- le pregunto sin moverme un centímetro. — No, aún no lo encuentro. Pero...—no la dejo continuar y la cortó. — ¿Aún cuando no ha encontrado a su mate viene aquí a decirme, mejor dicho criticarme por no haberlo hecho tampoco?—una de mis comisuras se eleva. —Eso es muy hipócrita de su parte. —No lo creo. A diferencia de usted, estoy decidida a casarme con alguien que no es mi mate por el bien de mi manada. — Lo vuelvo a repetir… Es una perra. —¿Y cree que tomando el camino fácil harán bien a la manada?. — vuelvo a reírme y giro a mirar a toda la mesa. —Es por eso que mi manada es la más fuerte, por la cual ustedes perros carroñeros vienen a cuestionar mis acciones. Pero no es solo la manada, también es el líder, soy un jodido buen líder y a diferencia de ustedes, no me rindo. —Doy a la rubia una mirada de suficiencia. — Entendimos su punto Alfa, no obstante el ultimátum se mantiene. —el más viejo define. —Debemos irnos, nos veremos en sesenta días, espero que tenga buenas noticias.—se levanta y sin una mirada se va. Luego que el último miembro se retira doy un fuerte golpe a la mesa partiéndola. — ¡Malditos cobardes! — grito y siento como abren la puerta. — ¿Todo bien Hunter?—la voz de mi beta me saca de mi trance. — Nada esta jodidamente bien. Esos inútiles —señaló la puerta por la cual él acaba de ingresar —acaban de darme un maldito ultimátum. — No creo entenderte, ¿Podrías ser un poco más claro? —Si en sesenta días no encuentro a mi Luna, deberé abandonar el puesto de Alfa. Muchos de los que acaban de irse son alfas de otras manadas queriendo aprovechar la oportunidad.—la ira brota de mi. — ¡Sesenta días, me dan sesenta días! Llevo años buscándola. — Mierda —murmura sacudiendo su cabeza. — Si Jack, mierda.— bufo. —Entonces ¿Cual es el plan?— pregunta enseguida. —Buscar. Mañana empiezo a recorrer las manadas que aún no he visitado.— espero que no dure tanto.—Luego de comunicarles la nueva noticia a mi familia, comenzare a preparar mis cosas. Tú vienes conmigo así que también lo harás. — Cuando tu madre escuché del ultimátum, se desatada la guerra.—se burla mi amigo. — No me lo recuerdes. Ella y mi padre querrán destrozar a los involucrados. — Los hubieses hecho participar.—trata de retener una sonrisa. —Jamás lo permitiré. Eso sería una guerra asegurada, mi padre fue un buen lider, pero no se como lo logró con su carácter.—Es demasiado impulsivo y explosivo. — Lo mismo me preguntó, y también, ¿Cómo  mantiene la manada bajo tu liderazgo? Eres igual a tu padre, mi amigo. Bufo molestó. — No estoy para bromas en este momento. ¿ Cómo la encontraré en sesenta días? — Si alguien puede lograrlo eres tú, así que arriba ese ánimo. Ahora iré a preparar unas cosas antes de nuestra partida.—dice antes de retirarse. Solo en la habitación vuelvo a preguntarme ¿Cómo haré para encontrarla en sesenta días? Es que parece una broma. Encima debo enfrentar a mi familia. No puedo creer que se atrevieran a desafiarme de ese modo. ¿Qué más quisiera que tener a mi mate conmigo en este momento?  Llevo años buscándola y aún no logró encontrarla ¡Años! Y ahora se supone que la encuentre en sesenta días. Una vez que me he calmado solo un poco, me dirijo a mi casa. Debo preparar todas mis cosas, mañana partiré temprano. Encontrare a mi Luna, no porque así lo quieran esos alfas estúpidos, sino porque es mía y debe estar a mi lado. Una vez que entró a la casa, encuentro a mi madre, mi padre y mi hermano menor sentados en el comedor. — Ya lo sabemos hijo— me dice mi padre— Uno de los alfa vecinos me dijo que tu puesto corre riesgo. — La encontraré padre, no por ellos, ni por el puesto, sino por mi. Es mía, debe estar a mi lado.— digo encontrando su mirada. — ¿Cuánto tiempo tienes?— pregunta mi hermano. — Sesenta días Marck.— suspiro y rastrillo mi cabello con mis manos.— Sesenta malditos días. — Tranquilo hijo, tu la encontrarás. — mi madre toma mi mano dándole un fuerte apretón. — Y cuando la encuentras buscaré personalmente a cada uno de los que te dieron este ultimátum y los mataré. — Cariño debes tranquilizarte.— mi padre intenta mediar pero en sus ojos puedo ver la ira. — No lo haré, nadie molesta a mis bebés.— no tarde en encogerme ante su apodo de cariño y creo que mi hermano hace lo mismo. — No te preocupes mamá, sí creen que tendrán nuestra manada tan fácilmente, están muy equivocados.— la miro con una sonrisa de lado. — La encontrarás y me harás abuela. Luego será el turno de Marck y de Jennie. — mi madre sonríe— ella aún no lo sabe, será mejor que no le digamos. — No, tampoco a la manada. Iré a buscar a mi Luna como hasta ahora no sabrán que tengo los días contados para encontrarla. Todos asienten y solo puedo esperar encontrarla antes de ese tiempo. ¿A quién engañó? Solo espero encontrarla algún día.