Capítulo 2.

1099 Words
▪️ Tan elegante ▪️ —Vamos te llevaré para que lo conozcas. Blake siguió a Bryan y él solo la miraba de reojo, —Espero que seas eficiente, al señor Dulac no le gustan los errores. —Tu estas aquí, así que tengo esperanza. —Solo estaba viendo que clase de mujer eras, de acuerdo, no es para tanto. —Claro. Llegaron hasta una oficina y Bryan se aclaró la garganta, —Muy bien, buena suerte— dijo aquel hombre y dio media vuelta para marcharse. —¿Qué?, ¿No vas a acompañarme?. —No, tu entra, preséntate y él hará el resto. —Gracias por nada—dijo Blake al ver que aquel tipo se iba. Respiró hondo y tocó a la puerta. No obtuvo respuesta así que sólo volvió a tocar. Nadie respondió, miró a su alrededor, había dos escritorios vacíos, y uno que tenía cosas sobre el, pero en aquel lugar no había nadie. Ella solo entró a la oficina, y se dio cuenta de que nadie le respondió por qué en aquel lugar no había nadie, era una oficina grande. Había algunos reconocimientos pegados en la pared, había un librero bien organizado y un escritorio con un montón de papeles sobre el, una computadora y una laptop. “Presidencia “ decía un pequeño letrero sobre aquel escritorio, había unas motos de juguete, y unos carros que parecían de colección, la curiosidad de la chica era mucha, así que recorrió aquel lugar sin limitaciones, sobre un mueble había algunas fotografías enmarcadas. Había una que llamó la atención de la chica, había cuatro hombres jóvenes y sonrientes con chaquetas de motociclistas, parecía que la tomaron después de una carrera o algo así —¿Tu quién eres y que haces aquí?. Blake pegó un grito y soltó aquel marco el cual sostenía en sus manos. “Crash”. El frágil vidrio de aquel marco se hizo pedazos. —Lo siento, no quería, yo no quería…. —Blake se agachó a juntar aquellos vidrios y por los nervios se cortó un dedo. —Mierda. —Déjalo. Ella hizo caso y se puso de pie, miró al hombre que estaba delante de ella y sintió que se le iba el aire, ya lo había visto en fotografías pero verlo en vivo y en directo fue… impactante. En la cabeza de Blake no había una forma de describirlo, ‘Elegante’ fue lo primero que pensó. Aquel hombre era elegante hasta el último cabello de su cabeza, alto, de cuerpo perfecto, de rostro maduro y atractivo, con una deliciosa barba de candado y con un traje negro que le quedaba a la perfección. Era un hombre guapo, así de sencillo, ella podría tratar de buscar alguna imperfección en su físico por todo un día completo y estaba segura de que no encontraría nada. —Lo lamento. —¿Quién eres?. —Oh… soy Blake Hudson, soy la nueva secretaria. —¿Y que haces aquí?. —Perdón, es que toqué pero nadie respondió así que… —Solo entraste. —Sip…digo si. Sebastian miró a la chica y luego fue a su escritorio. —¿Qué edad tienes?. —Veinticinco. —Eres muy joven, estaba buscando a alguien más… preparada. —Yo no voy a defraudarlo, por favor deme la oportunidad. —Muy bien, estarás un mes a prueba, y ya veremos. Aquel hombre tomó su teléfono inalámbrico y marcó un número. —¿Si?. —Ven a mi oficina por favor. Unos minutos después entro un hombre. —Ella es Blake, será la nueva secretaria, por favor dile que hacer, y llama a alguien de limpieza por favor. —Si señor. —Ve con él —ordenó aquel hombre de aspecto serio. Blake asintió y salió de aquella oficina. —Mi nombre es Aaron, soy el asistente del señor Dulac, este será tu escritorio. —Oh, genial, yo soy Blake, pero todos me dicen B, bueno… no todos, solo mis amigos. —¿Entonces como debo de llamarte?. —Tu puedes llamarme B. —Cómo las ovejas. Blake se carcajeo y asintió, —Si. Aaron sonrió, —Bueno, por ahora instálate. —Okey. Blake fue obediente y se acomodó en aquel escritorio designado para ella, durante el día no hizo mucho, tampoco le gustaban mucho los trabajos de oficina, ella prefería algo menos formal. Solo tenía que poner ebrio al jefe, tomarle algunas fotos y listo, no era nada del otro mundo, mientras más rápido lo hiciera sería mucho mejor. Eso pensó ella, se oía fácil, pero… ¿En verdad lo sería?. ………… Ella creía que en una semana lo tendría comiendo de su palma que no podía ser tan complicado, pero durante una semana lo más que pudo decirle fue un. —Señor po… —Ahora no, estoy ocupado. Si, eso fue todo lo que ella le pudo decir a ese hombre durante toda una semana, ni siquiera, buenos días, ó buenas noches, nada. Fue el viernes en la tarde que ya no estaba dispuesta a dejar pasar más días, se acomodó la falda y la camisa y caminó a paso firme hasta la oficina del jefe, tocó a la puerta y se escuchó un. —Adelante. Blake entró y lo miró recargado en el respaldo de su silla mirando el techo, ya era tarde, ya era hora de que todos se fueran a casa, pero el señor lujoso no parecía tener ganas de ir a ningún lado. —Señor, ya me voy, pero… quería preguntarle algo—. El señor Dulac se enderezó y miró a la chica delante de él, Blake era delgada, con curvas perfectas, de cabellera negra y de ojos grandes y bonitos. —Adelante —dijo él. —Si, pero… preferiría que fuera en otro lugar, ¿Qué le parece si vamos a tomar algo?, conozco un lugar muy bueno y… —No gracias, estoy muy ocupado, pregunta lo que quieras saber. Blake sintió la decepción. —No…no es tan importante. —Yo si tengo una pregunta, llevas una semana trabajando aquí, pero no he visto que desquites tu salario, no quiero sonar grosero, pero lo único que has hecho es sacar copias, necesito que hagas más, o contrataré a otra persona, ¿Entiendes?. —Si, solo… me estaba… adaptando, es todo, pero voy a sorprenderlo. —Hechos señorita Hudson, demuéstrelo con Hechos [—Crees que conquistar a mi esposo será fácil, ni siquiera lo pienses, le he mandado modelos y mujeres de todo tipo, él no será fácil—] Aquella mujer no mentía, no mentía ni un poco.
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