Dos años después…
Emma Hernández.
—Señora… —Adelaide, la ama de llaves de la Señora Alicia entra en la oficina donde estoy resolviendo algunos asuntos pendientes antes de mi regreso a México. —La Señora Alicia dejo dicho que mañana sale para Francia.
Su acento entre una mezcla de español mal hablado y francés me hace fruncir el ceño. Pero es algo a lo que me acostumbré de a poco en estos dos años aquí, especialmente al estar rodeado de personas con los que tengo lidiar todos los días en el trabajo.
—Gracias, Adelaide —replico con una sonrisa.
Pone una taza de té de menta humeante frente a mi computador con una sonrisa amplia para después hacer un asentimiento leve antes de retirarse.
No puedo quejarme de mi estancia aquí. Ha pasado mucho desde que llegue, demasiado, y claramente ya n
