El mundo se detuvo para Cherry. No podía creer que Ángel estaba frente a ella. Pensó que además de vomitar y llorar, ahora también tenía alucinaciones que le hacían bromas pesadas. Las piernas se le debilitaron y tuvo que apoyarse contra la pared. Luna vio que Cherry tambaleó y dejó las bolsas en el suelo corriendo hacia ella. -¿Qué te pasa? ¿Estás bien? ¿llamo a emergencias? -preguntó asustada. La última vez que su amiga se había tambaleado terminó desvanecida y en el hospital. Cherry negó con la cabeza y levantó la mano apuntando la puerta. Luna se giró y abrió los ojos impresionada de ver a Ángel allí. -Dime que está allí y no estoy alucinando -susurró Cherry. -No alucinas -contestó Luna. Ayudó a su amiga a incorporarse y la llevó a la sala, sentándola en el sofá. Volvió