Capítulo 2

2908 Words
Por un instante la pastelería Cherry Sweets detuvo su actividad por completo. Cada persona dentro del local levantó su vista hacia la entrada y suspiró de placer al observar la belleza que acababa de atravesar la puerta. Se podría oír el aleteo de una mosca o cortar el aire con un cuchillo de la tensión, al menos hasta que la voz de Clara sacó a todo el mundo de su ensoñación.  -Cambio de opinión, me encantaría sentarme en ese regazo. La risa colectiva los volvió a la realidad. Cherry se abanicó brevemente ya que sentía que la temperatura había subido unos cuantos grados.  -¿Alguien podría ayudarme? -Dijo la voz del modelito detrás de la gigante caja.  Luna y Cherry se acercaron corriendo y tomaron el pastel de sus manos. Por suerte lo tenían bien sujeto ya que le temblaron las piernas al observar el rostro del hombre. Debería estar prohibido que personas así de perfectas salieran a la calle. Hacían sentir horrendo a cualquiera. La belleza de pelo negro era alto, con gran musculatura y el rostro de los ángeles. Mandíbula cuadrada, pómulos altos, nariz recta y unos ojos negros que fulminarían a cualquiera. Aún más con lo fruncida que estaban sus facciones.  -Cherry te están hablando. -Dijo Luna.  Estaba tan concentrada guardando el registro visual del papote frente a ella que no presto atención a lo que había dicho.  -Si perdón, ¿que?  Por poco dejaba que cayera baba de su boca. "Que bueno está" pensó.  -¿Me pueden el pastel que deberían haberme entregado al principio? -Cuestionó el cliente.  La forma en que dijo la pregunta hizo bajar a Cherry de la luna y molestarse un poco.  -Enseguida se lo traemos. Dejaron el pastel de despedida en la mesa de la clienta que lo había ordenado y fueron a la cocina para traer el otro.  -¡Tengo prisa! -Gritó el hombre.  -Lo que tiene de lindo, lo resta lo idiota. -Dijo Luna.  Le llevaron el pastel y el hombre se acercó desconfiado.  -Muéstramelo. -Le dijo a Cherry.  -Puede quedarse tranquilo de que es su pastel. -Contestó ella.  -Si claro, como el anterior. Pero resulta que en vez de trenes tenía un hombre con una berenjena más grande que un tronco.  Eso si que hizo molestar a Cherry.  -Oiga, ni que fuera el peor error del mundo. ¿Se pudo resolver no? ¿Acaso nunca se equivoca? Ya le pedí disculpas por eso.  -No deberías haber cometido el error desde el principio.  -Ahora sí. -Murmuro Cherry dando un paso hacia él.  Luna se acercó y sujetó su brazo.  -Amiga tranquila. -Susurró.  -Pero... -Replicó Luna.  -¿Qué pasa chiquita?¿No aceptas una crítica? Tal vez no deberías equivocarte, así te ahorras el mal trago. Ahora quisiera mi pastel ya que tengo bastante apuro.  Luna y el resto de las clientas jadearon indignadas. Cherry abrió la boca indignada por lo que acababa de salir de ese tarado.  -Te has pasado bonito. Te. Has. Pasado. Soy muy responsable en mi trabajo, de hecho cualquier persona aquí puede dar fe de ello. Y lamento que hubieras recibido el pastel que no era, pero algo de culpa tienes también eh. ¿Quién compra un pastel y ni siquiera lo mira? Un idiota solamente Eso lo molestó mucho porque se acercó hasta que solo la caja del pastel los separaba.  -Tal vez no lo miré porque como cliente tenía la confianza de que me entregarían lo que pedí. Sin embargo aquí estamos ¿no? ¿Qué clase de pastelera no revisa su pedido antes de entregarlo? Una idiota solamente.  Cherry respiró hondo porque no quería causar una escena en su pastelería pero este tipo la estaba llevando al límite.  -Aquí tienes tu pastel, lamentamos el error y como compensación dentro de la caja tiene un vale de regalo para su próxima compra. -Dijo entre dientes.  El cliente sonrió con suficiencia, lo que la sacó de quicio. Quería tirarle de los pelos y enterrar esa cara en el maldito pastel hasta que pidiera clemencia.  -Al menos compensan sus errores. Aunque no me sirve de mucho el regalo, porque no pienso volver a comprar aquí. No deben ser tan buenos como dicen.  Había cruzado la línea con eso. Nadie, absolutamente nadie podía decir que sus productos no eran buenos sin siquiera probarlos.  -¿Cómo lo sabes? -Preguntó Cherry. -No los has probado. Tal vez deberías antes de juzgar.  Se acercó a él y levantó la tapa de la caja. Metió la mano y arrancó un trozo del pastel estampándoselo en la cara.  -Ay Dios. -Dijeron Luna, Amelia y Clara.  El cliente se quedó helado por un segundo antes de escupir el pastel que había entrado a su boca. -No acabas de hacer eso. -Dijo molesto.  Cherry arrancó otro trozo y esta vez se lo estampó en el pelo.  -¿Qué te pareció? -Preguntó ella sonriendo.  Como contestación recibió un pastelazo en la cara. El bonito había arrancado un trozo y ahora tenía pastel en los ojos.  -¡HIJO DE PUTA! -Gritó Cherry.  -Espera, me faltó una parte. -Aplastó más pastel sobre su cabello y lo revolvió enredando todo.  Cherry se quitó el pastel de los ojos y gritó antes de tirarse sobre él. El bonito dejó caer la caja al suelo y se movió para evitar que la loca frente a él le saltara encima. Logro evitarla pero Cherry tropezó con la caja y cayó sobre el resto de pastel.  -¡Amiga! -Grito Luna y se acercó a ayudarla.  El bonito soltó una carcajada lo que hizo enfurecer aún más a las chicas. Con ayuda de Luna la dueña de Cherry Sweets pudo levantarse aunque toda su ropa había quedado impregnada en pastel. Pero eso no la detendría. Se quitó alguno de los trozos y corrió detrás del bonito. Luna sujetó a su amiga por un brazo para terminar con aquella locura.  -¡Cherry cálmate! -Le decía.  Pero Cherry estaba cegada de furia y solo quería triturar en pedacitos al maldito.  -Suéltame.  -No, por favor estás haciendo una escena. Todos nos miran.  Eso hizo reaccionar a Cherry y observó horrorizada como los clientes la miraban, algunos juzgando, otros divertidos pero todos sorprendidos. Incluso personas que pasaban por la vereda se detuvieron a observar. -Mierda. -Murmuro.  Bajó la mano de Luna.  -Tenemos que limpiarte. -Su amiga se la llevó de allí hacia el baño. -Clara ¿puedes encargarte?  -Por supuesto.  Luna le hizo señas a Amelia para que limpiara el desastre mientras Clara atendía a los clientes y ella se encargaba de Cherry. La acompañó al baño, no sin antes escuchar al idiota.  -¿Y ahora que se supone que llevaré a la fiesta? -¿No has hecho bastante? -Escucharon que dijo Amelia. -Deberías agradecer que solo tienes pastel. Si por mi fuera te irías con una par de patadas en los... -¡Amelia! -Gritó Clara.  Hasta ahí pudo escuchar Cherry. Luna la metió en el baño y cerró la puerta golpeándola.  -¡¿Cómo se te ocurre?! Estampaste un pastel muy elaborado y nada barato adelante de todo el mundo. -Grito molesta. Cherry jadeó indignada.  -¡¿Por qué me regañas a mí?! Deberías gritarle a él.  -¿Gritarle por qué? ¿Por tener razón? Fue nuestro error, bueno mi error pero cuenta como error de la pastelería. ¿Desde cuando por un error estampamos pastel en la cara del cliente?  -Desde que el cliente es un maleducado de mierda.  Su amiga gruñó y se pasó la mano por la frente.  -¿Entiendes que acabas de enloquecerte adelante de todos los clientes y que debemos pagarle el pastel al tonto? -No le pienso pagar nada. Para que aprenda a ser más respetuoso.  -¡Debemos pagarle! Aparte de tener que volver para cambiar su pedido encima debe irse con las manos vacías.  -No vacías, parte del pastel sigue en la caja y en su cuerpo. -Dijo Cherry riendo.  -¡No es gracioso! -Gritó Luna.  Como todavía ambas seguían con un poco de resaca los gritos solo aumentaban sus dolores de cabeza. Luna frotaba su frente intentando aliviar el malestar y Cherry solo quería ducharse y terminar de golpear al maleducado.  Dos golpes en la puerta las hicieron darse vuelta y Luna abrió entrecerrando los ojos al ver a Clara.  -¿Qué? -Preguntó enojada.  -Preguntan si es posible usar el baño.  -El baño es solo para el personal. -Contestó Luna.  -Lo sé pero... -No. -Repitió antes de cerrar la puerta.  Otra vez volvieron a golpear y la situación cada vez aumentaba más la temperatura. Abrió la puerta para decirle cuatro cosas a Clara pero era el maleducado quién estaba frente a ella.  -Lo mínimo que podrían hacer después de destruir mi pastel y embarrarlo por mi cara, es dejar que me limpie un poco.  Luna iba a decir algo cuando Clara le hizo señas por detrás señalando el mostrador. Miró hacia allí y vio a Amelia atendiendo a los clientes que estaban más interesados en mirar hacia ellos en vez de comprar.  -Pasa. -Dijo Luna haciéndose a un lado.  Las personas murmuraban mirando hacia el baño y Luna suspiró porque ahora tendría que apagar el fuego. Los señaló a ambos como si fuera su madre y habló.  -Voy a atender a los clientes. Ambos se van a limpiar y cuando terminen vamos a arreglar esto. -Dijo molesta.  Miró especialmente a su amiga quién asintió resignada y satisfecha salió del baño.  Cherry seguía muy enfadada y decidió ignorar al tarado y comenzar a sacarse el pastel de la cara. Tenía pastel hasta en las orejas, y el pelo ni les digo. Parecía un nido de pájaro de lo enredado que estaba. Solo pensar en el trabajo que le llevaría desenredar eso la hacía llorar.  -¿Nos pasamos un poco no? -Preguntó el tarado. Se acercó a Cherry y estiró su mano.  -Soy Ángel. -Dijo.  Ella solo lo miró de arriba a abajo y siguió limpiando el pastel de su cara. No pensaba hablar con él, solo quería terminar de asearse para perderlo de vista. Y no pensaba pagarle nada.  -Podrías decirme tu nombre al menos, así se a quién dirigir la queja.  Cherry lo enfrentó con mirada asesina.  -Si esperas una compensación desde ya que te digo que antes muerta. Prefiero vivir con diarrea el resto de mi vida a darte un solo peso por el pastel.  Ángel sonrió.  -Un poco exagerada ¿no? ¿Diarrea? -Cherry chasqueó la lengua- ¿Realmente dejarás sin pastel a un niño de cuatro años? Está emocionado por su pastel. -Levantó su reloj. -De hecho tengo una hora y media para entregárselo.  -Si hubieras aceptado la disculpa tendrías el pastel intacto. -Contestó Cherry.  -Acepto que me pasé un poco ¿ok? Pero tú también ¿Cómo entregas un pastel sin revisarlo? Tienes suerte de que estaba de camino cuando me llamaste. ¿Te imaginas la cara de los niños cuando vieran ese pastel? Y ni hablar de mi hermana, me hubiera asesinado por llevarle ese pastel a mi sobrino.  -Yo no lo entregué.  Eso pareció descolocar a Ángel. -¿Entonces por qué mierda me saltaste encima? Tú no estás bien de la cabeza.  -¡Y SIGUES INSULTÁNDOME!  -Solo estoy destacando lo obvio. Si no fue tu error ¿por qué hacer una escena?  -Porqué tengo sentimientos y no importa quién se equivocó. No es justificación para herir los sentimientos de las personas. Esta es mi pastelería así que aunque otra persona no hubiera revisado el pastel, la responsabilidad es mía.  -No te entiendo realmente.  -Necesitas tener corazón y respeto por los demás para entenderlo.  Dicho esto, ambos terminaron de limpiarse lo mejor posible, sin decir más, antes de volver al mostrador de la tienda. Luna estaba terminando de atender a una mamá con sus dos hijos cuando sintió a su amiga Cherry detrás. Se volteó a verla y suspiró aliviada al ver que pudo quitarse la mayor parte del pastel.  Ángel también había realizado un gran trabajo quitando la crema de su rostro, aunque todavía tenía algo en su cuello. Luna les señaló la mesa junto al mostrador de dulces franceses y ambos fueron a sentarse. Después de atender a la clienta dejó a Amelia con el resto de pedidos y se acercó a la mesa de los alborotadores.  -Bueno, ahora que están más calmados ¿podemos hablar sin que se maten? -Preguntó.  -Por supuesto. -Contestó Ángel.  Luna miró a Cherry esperando su respuesta.  -Si. -Contestó ella entre dientes.  -Como el pastel quedó totalmente destruido decidimos devolverle el dinero del mismo si le parece bien. -Dijo Luna.  Ángel estaba interesado en la reacción de la cerecita frente a él así que negó.  -Necesito el pastel. En una hora es el cumpleaños de mi sobrino y tengo que llegar con ese pastel. El dinero no me interesa. Quiero que vuelvan a hacerlo.  Cherry abrió los ojos.  -Es imposible hacerlo en una hora. -Dijo.  Ángel se encogió de hombros.  -Solo aceptaré el pastel. Ustedes deciden. Creo que hay una comisaría aquí cerca ¿verdad?  -¿Piensas denunciarme? -Preguntó Cherry.  -Claro, me agrediste y destruiste el producto que había pagado.  -¿Agredirte? Te tiré un poco de pastel.  -Sigue siendo agresión.  -Escúchame bien... -Comenzó Cherry.  Luna tapó la boca de su amiga que siguió insultando al hombre y sonrió falsamente.  -No tenemos tiempo de realizar el mismo pastel en una hora. -Dijo Luna.  -Será mejor que empiecen ya entonces. No me iré sin mi pastel. -Dijo Ángel. Luna miró a Cherry y a las chicas detrás del mostrador. Lo que menos necesitaban en este momento es que la pastelería saliera en las noticias por que la dueña agredió a un cliente. Perderían todo por lo que han trabajado. Cherry se derrumbaría después del esfuerzo que realizó para adquirir el lugar, y el tiempo que les llevó levantarlo de la nada.  -Estará pronto en una hora.  Las amigas se miraron y comunicándose con el pensamiento corrieron a la cocina.  -Amelia, tú y Luna comiencen con los pisos. Clara, encárgate de los clientes y yo empezaré con las decoraciones. -Dijo Cherry y aplaudió. -A moverse.  Jamás en su vida habían trabajado tan rápido. Se movían en cámara rápida y de vez en cuando respiraban. En veinte minutos Luna y Amelia terminaron los pisos y Cherry comenzó a colocar las decoraciones mientras rezaba para que no se cayeran. La masa necesitaba determinado tiempo de secado para quedar firme y diez minutos no era suficiente, aunque le agregó cmc para acelerar el proceso todavía era poco.  Faltando cinco minutos se alejaron de la mesa para ver el pastel. No era exactamente igual al anterior pero se parecía mucho. Esperaban que Ángel estuviera contento con el resultado. Entre todas lo guardaron en la caja y volvieron al frente de la tienda para mostrarle el pastel a quién había revolucionado su pastelería en cinco minutos.  Ángel se pasó todo el tiempo observando a la morena que lo había asaltado terminar su pastel. Le causó gracia verla tan concentrada, con la lengua fuera, terminando los muñecos que iban sobre el pastel. Pensó que era bastante linda, algo rellenita comparada con sus chicas habituales, pero aún así destacaba. Sus caderas eran anchas y su cintura muy pequeña. Seguramente por el corsé que debía llevar debajo de ese vestido de los años cincuenta. Le gustaba su estilo. No era la primera vez que conocía a alguien que gustaba vestir pin up, pero si era la primera pastelera que veía con ese estilo.  Siguió admirando a la pequeña asaltadora hasta que finalizaron y se acercaron con su pastel. Ya lo había visto desde su lugar en el mostrador pero quería hacerse el sorprendido.  Las chicas dejaron el pastel sobre la mesa y abrieron la caja.  Ángel lo inspeccionó y para hacerlas sudar frunció el ceño. Vio como Cherry apretaba las manos y sonrió satisfecho por dentro.  -No está mal. -Dijo finalmente. -No es exacto pero es lo mejor que pudieron hacer en una hora.  La pequeña dueña apretó los labios enojada, le gustaba provocarla. En realidad el pastel estaba igual que el anterior, de hecho se veía excelente. Pero no iba a darle ese gusto.  -Muy bien. -Estiró la mano hacia Cherry que lo miró sin entender.  -¿Qué? -Preguntó ella entre dientes.  -Quiero mi vale. -Contestó Ángel.  -Dijiste que no lo querías.  -Cambié de opinión.  Luna corrió detrás del mostrador y tomó la libreta con tarjetas de vales. Se acercó y le entregó una con cincuenta por ciento de descuento.  -¿Solo el cincuenta? -Preguntó Ángel. -Creí que después de todo lo que me hicieron pasar al menos me darían un compra gratis.  Luna se sonrojó avergonzada pero Cherry que ya veía lo que intentaba hacer el hombre no se dejó.  -Es eso o nada. Encima que gastamos el doble de materiales sin cobrarte, te quejas.  Ángel se la estaba pasando maravillosamente poniendo molesta a la pequeña cereza. Pero se le hacía tarde para el cumpleaños así que asintió.  -Muy bien. Llego tarde al cumpleaños pero volveré por mi compra gratis.  Tomó el pastel y se digirió a la puerta. Luna corrió a abrir para evitar otro accidente y Ángel antes de salir se volteó mirando a Cherry.  -Tal vez pida un pastel de cereza. -Le guiñó y se fue.  Las chicas miraban a Cherry esperando su reacción.  -¿Ese idiota acaba de coquetearme? -Preguntó. 
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