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2169 Words
Becky Podría decir que me encuentro bien en estos momentos, pero estaría mintiéndome a mí misma. Estoy devastada. El mero pensamiento de que mis padres no están conmigo, hace muy difícil levantarse de la cama por las mañanas. Me enteré de que Randy había estado jugando conmigo, y después que mis padres han muerto. No es una noticia de la cual me gustara escuchar días seguidos, pero era la realidad. Y la realidad, era cruel, que te daba un puñetazo sin verlo venir. Solté un largo suspiro dentro de mi cama. Hice a un lado las sábanas para salir de mi acomodado colchón y levantarme. Me dirigí al baño. Media hora después me estaba vistiendo. Tardaba más tiempo de lo normal en la ducha porque me la pasaba llorando bajo el agua, era la única forma de que mis lágrimas y el agua se mezclarán e hicieran parecer una misma. —Buenos días. —Dice mi hermana, que ha sido un poco más fuerte que yo, en los últimos meses. Estábamos en diciembre, a unos días de navidad. A veces no me daba cuenta de qué tan rápido puede pasar el tiempo ante mis ojos. Habíamos cancelado todo tipo de viaje de vacaciones que teníamos planeado para el verano. —Buenos días, —le respondo con una voz cansada. Me da una mirada triste pero no dice nada. Sabe que trato de llevarlo lo mejor que puedo en los últimos meses. Ella al menos tiene a Jamie para darle consuelo, en mi caso a nadie. Bueno, solo a Emma y Fredy. Jamie y mi hermana han vuelto. Él nos apoyó mucho en el funeral, y aunque sabía que las cosas no estaban muy bien entre ellos, al menos lo estaban intentando. Tuve que confesarle a Angie lo que Randy me hizo. Se dio cuenta cuan mal estaba, así que una tarde entró a mi habitación y me preguntó:   —¿Qué sucedió con Randy y tú? Y no me vengas que sigues así por la muerte de nuestros padres. Sé que también es difícil, pero no solo estas tan deprimida por ellos. Así que habla. —Sus ojos azules me miraron sin dejar los míos. Ella se preocupaba demasiado por mí, y quería saber qué me tenía tan mal. Si no se lo decía ahora, estaba segura que seguiría preguntando hasta que hablara. Y necesitaba hablar de lo que me estaba matando por dentro.   —¿Recuerdas cuando me acompañaste a ver a Randy, y peleamos? —Asintió.   —Desde ese momento me pregunté qué fue lo que sucedió entre ustedes para que reaccionaras así. Pero nunca me lo dijiste. —Se inclinó un poco hacia adelante de mi cama haciendo que un mechón de su cabello recogido saliera. Lo metió detrás de su oreja.   Me senté en mi cama y llevé mis piernas a mi pecho abrazándolas hacia mi cuerpo. Reposé mi cabeza en mis piernas, inhalé y exhalé para decirle algo que haría que me viera como una tonta y estúpida chica que creía en las palabras de promesas de un chico como Randy.   —Randy, me mintió. —Dije formulando la primera oración verdadera. No la miré, así sería más fácil hablar. Proseguí: —Ese día que me acompañaste, lo encontré discutiendo con Susy; ella estuvo con él antes, creo que era su ex novia. -Esto era doloroso como agua hirviendo cayendo en mi piel. Tragué el nudo en mi garganta. —Al principio no entendía de lo que hablaban, pero después ella comenzó a decir mi nombre y que… que yo era una apuesta para él. —Angie se mantuvo en silencio. Mi vista se cristalizó, pero puse todo el empeño para alejarlas, —Había apostado enamorarme para que así fuera más fácil acostarme con él. —Una lágrima se deslizó de mi ojo derecho y luego del izquierdo. Sentí las manos de mi hermana en mi espalda.   —Lo lamento mucho, Becky. No lo sabía —Negué con la cabeza.   —Sé que debo verme como una estúpida chica que cree en todas las cosas cursis que dicen los chicos, pero me enamoré. No quise hacerlo, pero todo se me salió de control. —Lloré —Estaba segura de que el amor no se había hecho para mí, y no me equivoqué. —Era más doloroso admitir que al chico que amas solo te utilizó. Me sentí como un trapo sucio y usado. —No es tu culpa. Él es responsable de todo lo que te está pasando. Te enamoró para ganar, y eso solo habla de que nunca te amo. —Dice con voz filosa, me atrevo a mirarla y verla con la mandíbula apretada. Sus ojos azules parecen duros y fríos. En toda la vida que he vivido con ella nunca la vi así. —Alégrate de que lo sacaste de tu vida, porque es lo mejor. Personas como él no vale la pena sufrir, ni derramar una lágrima. —Pasó su pulgar por mi mejilla y las secó. Sus ojos volvieron a la suavidad y compasión de antes. —Recuerda que nosotros no elegimos a quién amar. No tenemos ese poder de escoger entre todos. Cuando el amor toca a tu puerta, lo único que debes hacer es aceptarlo o rechazarlo. La decisión es tuya, y nunca te arrepientas de ello, porque entonces estarías renunciando a ti misma y eso es lo peor que alguien puede hacerse así mismo. —Ahora entiendo todo tu comportamiento. —Bufó, —¿Quieres levantarte y hacer algo juntas? —Preguntó. Asentí.     Desde ese momento nunca volvimos a mencionar el nombre de Randy. Siete meses sin saber nada de él. No era que me interesara verlo, pero la verdad me golpeaba con más fuerza, Randy no me quería de vuelta. Aunque estaba claro que yo le dije que no lo quería en mi vida, él lo tomó con calma. No me buscó. Desayuné lo que pude comer, solo me la pasaba jugando con la comida porque no me dan ganas de comer. Al ritmo que iba había adelgazado demasiado que mi ropa me quedaba holgada. En otra ocasión me hubiera alegrado, pero hoy no.   —Nos vemos al rato. —Le digo a mi hermana, mientras tomo mi mochila y salgo por la puerta. Llego al campus. Camino sin ganas a mi primera clase. Abro la puerta del salón y busco un asiento, me coloco al final. Y así comienza la rutina de mi aburrida desastrosa y triste vida. —¿Quieres ir al cine con nosotros, hoy? —Fredy se coloca enfrente de mí con su comida. Les doy una sonrisa a él ya Emma. —Hay una película que se acaba de estrenar, es la adaptación de un libro. —Dados Emma. —¿Así? —Pregunto. Tenía tiempo que no veía una buena película. Bueno, desde hace meses que no hago nada genial. —Será bueno para pasar el rato. Y no aceptamos un no. —Toma su almuerzo y lo introduce en su boca. -ok —Escupe lo poco que tiene en su boca, y le cae al almuerzo de Fredy que no ha tocado. Hago un gesto de asco. Pobre Fredy se acaba de quedar sin comida. —Lo siento —comienza a decir Emma. —No te preocupes, —dice Fredy. Otro en su lugar la hubiera matado, pero con eso de que sigue enamorada de ella, no le grita ni le regaña. —¿Por qué hiciste eso? —Pregunto después de que mi comida haya pasado por mi garganta, y escondo el poco almuerzo que me queda para que Emma no lo estropee. Ve lo que hago y entrecierra los ojos. —Me sorprende que aceptaras ir con nosotros al cine. —Se excusa, ¿tan raro es que me escucharan decir 'si'? por lo visto los he abandonado mucho. —Siempre estas evadiéndonos o diciendo que tienes cosas más importantes que ir con nosotros o si no es la visita al hospital de infantiles. Siempre estas ocupada, ya sea tareas u otras cosas, pero nunca tienes un espacio para tus amigos. —Si querías hacerme sentir mal, bueno ya lo lograste. —Digo, deja de contener el aliento para murmurar un 'lo siento' seguido de un 'es verdad'. —Lo lamento, la verdad. Solo trato de mantenerme ocupada todo el tiempo para que… el dolor disminuya. —Pero por más que quiero que el dolor se vaya, siempre vuelve. Cada vez que trabajo en algo o tengo mi cabeza ocupada todo está bien, pero cuando termino. Los recuerdos de mis padres y lo de Randy vuelven, lo hace constantemente. Y realmente me cansé de intentarlo, porque nada funciona a estas alturas. —Lo sabemos. Pero date un tiempo para divertirte —pone una mano en mi hombro y el pequeño gesto hace que me sienta bien. —Tomaré tu consejo. —Digo sonriéndole.   Puse todo mi empeño para verme bien al salir con mis amigos al cine. Al menos estaba intentándolo. —¿Y Fredy? —Pregunto a Emma, quien se ve más radiante que nunca. Hoy el cine está lleno, y eso a veces causa un malestar en mí. —Está comprando las palomitas, ya sabes que siempre la fila es larga. Así que lo envía a comprarlas antes de que llegaras y así tuviéramos tiempo de sobra para entrar a ver la película y coger buenos asientos. -Dado. Asiento en acuerdo. Algo inteligente. Cuando Fredy llega con los dos botes de palomitas dulces y de mantequilla junto con los refrescos. Nos adentramos a la sala que indica donde se proyectará la película que veremos. Varias personas se amontonan a la entrada de la sala y tengo que separarme un poco de ellos para que no me asfixien. Alzo la cabeza para ver donde se encuentran mis amigos, y lo que puedo llegar a notar son unos ojos grises que miran a mi dirección. Su cara es triste, debajo de sus ojos se extienden círculos negros de cansancio. La imagen que me da me hace sentir desolada. —Aquí estas —Emma se posiciona a mi lado y me conduce a la sala donde veremos la película. Mientras que Randy entra a otra sala.     —Realmente fue buena. —Dice Fredy antes de meterse a la boca un bocado de espagueti. —Lo fue, ¿Te gustó, Becky? —Emma mira hacia mí sonriendo. Le devuelvo la sonrisa con la misma fuerza que ella lo hace. —Es algo bueno para empezar la semana, —digo. Tomo mi vaso de refresco y bebo. El líquido negro y dulcete hace que me relaje. —Entonces ¿Qué tal si repetimos la salida? Ha sido muy bueno volver a vernos los tres juntos, —un peso es liberado, y desde ahora siento que puedo seguir adelante sin pensar todo el tiempo en mis padres porque sé que siempre estará ahí. Y necesito seguir con mi vida. —Eso suena genial, —sonrío —que les parece ir a cenar a un restaurante a las afueras. —Ambos sonríen y concuerdan conmigo. Sé que les hago feliz uniéndome a la conversación. He estado alejada de ellos por varios meses. —¿Te divertiste anoche con Fredy y Emma? —Pregunta Angie desde la cocina. —Fue bueno volver a ajuntarnos. —Respondo. Desde anoche me la pasé merodeando en mi cabeza si decirle sobre la despedida que nuestros padres me dieron, el día que murieron. Había pasado tanto tiempo que nunca encontré el momento adecuado. Ahora no lo era, pero no podía seguir posponiendo lo que ella tenía derecho a saber. —¿Angie? -Si. —Se gira para mirarme. Lleva la toalla en la mano donde se seca las manos y la deposita en la mesa. —¿Qué ocurre? —Ahora la tengo a mi lado. —Tengo que contarte algo sobre nuestros padres. Algo que me dijeron antes de que nos dejaran. —Veo como su mirada se vuelve vidriosa y se le dificulta tragar. Su cuerpo está tenso. -¿What? —Su confusión y temor es evidente en su pregunta. Puede que me odie por no decírselo antes, pero no estaba preparada aún. Y aunque sigo sin estarlo, sé que debo decirlo. Tal vez de esta forma me libere. —El día en que me dijiste lo que pasó con nuestros padres y nos quedamos dormidas en mi habitación. Soñé con ellos, más bien ellos me encontraron. Sé que suena raro y extraño, pero pasó. —Se sienta en la silla mirándome atentamente. Espero para que procese lo que le acabo de decir, y prosigo: —Hablé con ellos y me dijeron que… nos amaban y que estaban muy orgullosos de nosotras. —Las lágrimas comienzan a salir a la superficie, pero las retengo. —Estaban orgullosos de ti, y nos amaban. —Puedo escuchar un sollozo proviniendo de ella, alzo la vista encontrándomela con la mano en la boca tratando de tapar su llanto. Me uno a ella y me coloco a su lado para abrazarla. —¿Por qué nos dejaron? —Solloza mi hermana frágil, envuelta en un dolor que ambas compartíamos. —Ellos eran todo lo que teníamos, y ahora estamos solas. —Niego con la cabeza, porque eso no es cierto. —Nos tenemos la una a la otra. —Le digo, debe saber que tiene una hermana que la apoya y ama por sobre todas las cosas, y que siempre estará ahí cuando la necesite. Llora más fuerte con mis palabras. —Ellos estaban orgullosos de las personas que somos, y nos amaron todos los días. Sabían que se perdieron de mucho al no estar cerca de nosotras, pero al menos me lo dijeron antes de irse, —murmuro. —Tienes razón —dice —Tendremos que ser más fuertes ahora que ya no están con nosotras. Es hora de retomar el rumbo de las Tiendas Singer, de la familia. —Asiento, en acuerdo con ella. —Lo lograremos juntas. Aprieto su mano, y le sonrío.
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