Ignacio no paraba de llenarle la cabeza a su amigo para que pasara a buscar a Martina. Javier estaba a punto de golpearlo para que se callara, hasta que dijo las palabras prohibidas.
—Federico te la va a sacar, Javito.
Entonces, el ojiverde derrapó y volvió por el camino adecuado para llegar a la casa de sus padres y pasar por la rubia. Nacho esbozó una pequeña sonrisa victoriosa, le gustaba ver a su mejor amigo loco por una mujer, aunque este no lo aceptara.
Javier, por alguna razón, no le había contado a nadie que se acostó con esa chica, quizás porque no quería que supieran que iba a volver a estar con ella, que no estaba satisfecho y, más que nada, que sus labios habían sido los más ricos que probó en su vida. Definitivamente, perdería su dignidad con tal de volver a besarla.
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