Capítulo cuatro: Velocidad

1629 Words
Ambas chicas salieron casi corriendo del departamento hasta el estacionamiento donde se encontraba el BMW de Lynette. Ese auto no había sido más que otro grandioso, extravagante y carísimo regalo por parte de su padre al haber aprobado los exámenes para el siguiente semestre en medicina, Lynette no le pidió nada a su padre, él fue quien tanto insistió que lo aceptara, al principio se negó rotundamente, no estaba dispuesta a aceptarlo, sin embargo, al final como siempre termino cediendo ante lo que este dijo, eso era algo ya normal. Pasaba en demasiadas ocasiones que eso se transformó en algo cotidiano.  El padre no aceptaba un NO por respuesta, a lo cual Lynette terminaba cediendo por el bien de todos, no, más bien para que su padre no se sintiera mal, incluso creía que era la única manera/forma en que él sabía expresar el cariño que sentía y lo orgulloso que estaba de ella. El BMW era un convertible de color azul, el más reciente en el mercado, además el color del carro por supuesto no era su favorito, bueno fuera que lo hubiese sido, pero no fue de esa manera, lo que demostraba y reafirmaba cada vez que el padre estaba tan poco interesado en las preferencias de su hija, el color azul era el favorito de aquel hombre, en ningún momento olvido dejarlo en claro, todos los años les recordaba que ese era su color favorito. En las navidades, los regalos de él siempre iban forrados con un papel del mismo color, un lazo de igual color, pero brilloso, haciendo que este regalo luciera elegante. —Se lucio con el auto que te regalo—dijo Jess subiéndose al carro, ella no lo había visto porque Lynette nunca lo conducía solamente le había comentado acerca del regalo, prefería manejar su viejo auto, sentía que era más cómodo y de este modo no tenía un montón de ojos detrás de ella pregúntale. "¿De dónde lo sacaste?" "¿Fue un regalo?" "¿Quién te lo compro?" Esas palabras son tan molestas al punto en que es mejor pasar desapercibida. El universidad a la que asistía en la profesión de escritora era publica, intentaba destacar lo menos posible, llevar el auto que su padre le había dado seria ponerse en la mira de todos los que estudiaban ahí.  Si eso pasaba, no tardarían nada sus padres en enterarse de la doble vida que estaba llevando bajo secreto, por otra parte, su madre tendría problemas con su padre por haber callado durante estos años, lo peor que podría ocurrir es que él mismo hablara para que la dieran de baja. Lo sé, enserio no sé qué estaba pensado cuando lo compro—murmuro agotada poniéndose el cinturón de seguridad—fue complementa un gasto innecesario, pudo haber hecho algo mejor con el dinero que vale este carro. —Mm... Algo—no tuvo que pensar demasiado—¿Invertir, donar en algún orfanatorio? ¿hospital? y ¿así? Si, eso debió hacer, el invertir o donar no solo tiene que hacerse en las galas benéficas—respondió un poco molesta, los amigos de sus padres y demás empresarios hacen fiestas a lo grande y le llamar "GALA BENEFICA" cuando no tiene nada de eso, solo son gente mostrando el poder que tienen a sabiendas que hay mucha que no posee nada de todo lo que ellos sí. —Si dieran la misma cantidad de dinero que gastan en la dichosa gala, creo que podríamos ayudar a mucha gente—Lynette no estaba en contra de las fiestas, pero ante su punto de vista era un desperdicio derrocharlo en cosas sin importancia cuando se podía hacer mejores cosas con ellos. Jess se acomodó en el asiento—Tienes razón—estuvo de acuerdo con las palabras de su amiga, esta joven no provenía de una familia rica como Lynette, venia de una familia demasiado común, una en la que te enseñan que debes esforzarte por todo. Si entro a la misma escuela de Ly fue debido a una oportunidad única que se le presento. Sus notas eran demasiado excelentes y eso le permitió obtener una beca completa en el mismo instituto al que acudía Lynette, sino fuera por eso no se habrían conocido, incluso ahora en el presente Ly la apoya compartiendo los gastos entre las dos. .... En cuanto Ly prendió el auto, lo saco y le piso al acelerador lo más que pudo, la velocidad a la que manejaba el auto solo lograba emocionarla, podía sentir como la adrenalina recorría su cuerpo desde la cabeza hasta los pies, amaba las cosquillas que sentía cada que le pisaba al acelerador, dicha sensación no hacía más que demostrarle que estaba viva, el latido irregular y desbocado de su corazón era fantástico. El camino fue realmente emocionante, excepto por que Jess se asustaba cada que manejaba de ese modo. —Baje—pidió la joven a su lado agarrada fuertemente de la puerta, no le agradaba mucho la forma en que Ly manejaba, lo hacía como si quisiera demostrar algo, a sabiendas aun de lo peligroso que podía ser manejar a tal velocidad. De pronto piso el freno hasta el tope y el auto se detuvo de golpe, el semáforo fue el que la detuvo, la acción de Ly provoco que ambas se fueran hacia adelante bruscamente, ninguna se lastimo por el descenso de la velocidad de un momento a otro sin embargo el susto que se llevó Jess fue bastante. La joven conductora se soltó riendo por la manera en que freno, estaba disfrutando de la emoción del momento sin medida, la adrenalina simplemente era fantástica, no existía algo igual a ella, Ly comprendía a la perfección la manera en que debían sentirse los corredores de carrera, ella lo sabía, muchos de ellos no estaban ahí por las apuestas y el dinero que ganaban, sino por la sensación y felicidad que les daba el poner el peligro su vida al momento en que echaban a andar el auto. TÚ...—chillo mientras la señalaba—¿Acaso quieres matarme? —No era la primera vez que la miraba manejar tan temerariamente, detrás del volante siempre daba la impresión que se transformaba en otra persona, su actitud y forma en la que se comportaba cambiaban de distintas maneras, unas veces era tímida otras era un peligro y otras era tan atrevida que hacía cosas que sería capaz de realizar. Ella era un peligro, su estado de ánimo se movía sin control alguno.  No es que tuviera múltiples personalidades, que tuviera algún problema mental, sino que lograba adaptarse a la situación lo mejor que podía, de hecho, todas sus acciones siempre variaban al punto de volverse completamente impredecibles excepto en un tema, y este era el romance. Ly tenía un concepto sobre este, el cual no podía ser cambiado por nadie. Después de un tiempo, el amor se había vuelto para ella, un juego en el que no jugaba sino estaba segura de ganar, iba asegurándose de acapararlo, pero nunca corresponder, eso la convertía en una persona extremadamente cruel. —No te vas a morir por algo como esto—rodo los ojos mientras se mofaba de Jess—Deberías intentarlo, es desestresante. Jess golpeo juguetonamente su hombro—No quiero morir tan joven, aun me falta mucho por vivir—menciono haciendo un puchero, Jess no estaba molesta por la manera en la que conducía, pero tampoco significaba que no se preocupara por su seguridad. —Aún falta para llegar al centro comercial, maneja con más cuidado, me has dado un susto de muerte. ¿Qué harías si por manejar tan rápido me da un infarto? —alego seriamente mirando por la ventana. —YA, YA, ESTA BIEN—menciono, el infarto que su amiga decía que le daría, era totalmente falso, una persona tan sana como ella no podía sufrirlo, además no tenía antecedentes de infarto en su familia, así que no sucedería.  ¿Como lo sabía? bastante simple, en un trabajo en la universidad, recabo información de la familia de ella, debido a que necesitaba a un paciente, la escogió a ella, mediante la consulta le había realizado una anamnesis o en otras palabras un interrogatorio a su vez le cuestiono acerca de los antecedentes heredofamiliares, sus antecedentes patológicos y no patológicos, inclusive le realizo una exploración física como lo haría un médico en verdad, todo para poder llegar a un diagnóstico y darle un tratamiento.  — Manejare con cuidado, de todas maneras, ya logre desestresarme de toda la sobre carga que tenía en mi—sonrió mientras conducía ahora con mucha más tranquilidad, inclusive comenzó a ir debidamente, siguiendo la velocidad indicada que marcaban las calles. ... Luego de algunos minutos se encontraban en el centro comercial buscando un sitio en el estacionamiento, al ser sábado el lugar estaba repleto al punto que parecía que iban a conseguir un espacio para estacionarse, después de estar recorriendo cada una de las filas lentamente mientras miraban  finalmente vieron uno, entonces su mala suerte estuvo presente, no eran las únicas personas que notaron que ese auto se iba a marchar, sin mucho tiempo de esperarse y debido a que estaba en mejor posición para tomar el espacio, la persona en el otro auto se metió demasiado rápido, ganándoles el sitio. —Nosotras lo vimos primero—chillo Jess Se lo queda el más rápido—menciono Ly poniendo en marcha el auto en busca de otro espacio—y hay que reconocer que ha sido bastante rápido o rápida esa persona, ninguna de las dos pudo mirar si el otro conductor era un chico o una chica todo por el polarizado super oscuro que traía las ventanas del auto.
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