Él me lleva en brazos hasta la cama, y mientras lo hace, no puedo evitar sentir mariposas en el estómago. Estoy nerviosa, pero al ver a Matthew quitándose la corbata y la ropa, todo el nerviosismo se transforma en deseo. Sé que he estado esperando este momento durante mucho tiempo, así que decido entregarme al amor y al placer de esta noche.
Matthew acaricia cada centímetro de mi cuerpo con suavidad, y a pesar de la tenue luz en la habitación, puedo ver el deseo en sus ojos. Se desliza lentamente por mi cuerpo hasta llegar a mis senos, y cada caricia me hace estremecer de placer. Cierro los ojos, deseando que este instante dure para siempre. Continúa descendiendo hasta llegar a mi sexo, el cual late con ansias. Sus besos y su lengua cálida entre mis piernas hacen que no pueda contener mis
