Cuando dieron las seis de la tarde al día siguiente, Isabella estaba lista, arreglada con esmero gracias a la ayuda de Anastasia y Valery, por eso no le molestó que Owen llegara cinco minutos antes de lo acordado. Cuando salió de su casa, vestida con un vestido amarillo girasol con los hombros descubiertos, su cabello cayendo en ondas suaves sobre su espalda y hombros, y un reloj plateado sencillo junto con un collar del mismo tono que combinaban con su atuendo, Owen quedó sin palabras ante su belleza. —¿Es un nuevo estilo o solo intentas impresionarme? —preguntó Owen, con una sonrisa de lado mientras se acercaba a ella. Isabella soltó una risa ligera, rodando los ojos. —No te pongas tan creído, Owen, te prometí una oportunidad para conquistarme, no un pase gratis para quedarte con mi

