—Voy a enviarte una ubicación, y quiero que tú o esa perra de su madre se encuentren conmigo allí, a solas, si cualquiera de ustedes intenta pasarse de listo y trae a alguien más, tu hija sufrirá las consecuencias, ah, y Travis, sea cual sea tu elección, te sugiero que te apures, después de todo, no soy la persona más paciente, ya deberías saberlo, ¿verdad? — dijo Katherine y lo último que Travis escuchó antes de que la llamada se cortara fue el sonido de su risa, que alguna vez consideró hermosa, pero que ahora sonaba como la del mismo diablo.
Con la habitación nuevamente sumida en silencio, Travis se quedó solo con sus pensamientos, lo cuales comenzaron a girar en espiral, retomando desde donde los había dejado minutos atrás, maldiciéndose y culpándose a sí mismo por la situación actual
