1 año después. La sostengo entre mis brazos. Es tan chiquita, tan hermosa. Sus ojos son idénticos a los de su padre, y sé que va a ser tan loca como él. Santiago esboza una sonrisa y me abraza por detrás mientras también admira a la pequeña Margarita. Me da un beso en la mejilla y acaricia la cabecita de la recién nacida. —Te dije que se iba a parecer al padre —susurra en mi oído—. Las nenas siempre son parecidas a los padres, los nenes a las madres. Suelto una carcajada por lo bajo y lo miro sobre mi hombro. —¿De dónde sacaste eso? —pregunto divertida. Se encoge de hombros. —De mi cabeza. Nos reímos y continuamos admirando a nuestra pequeña sobrina. Todavía no puedo creer que Juan haya tenido un bebé. Todo el rencor que sentía por él se esfumó en cuanto recibí la noticia de
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