Cuando la policía y los bomberos llegaron para hacer el rescate de los heridos, se encontraron con una escena en la que el conductor del auto se encontraba en su asiento, debido a que el cinturón de seguridad no lo dejó salir propulsado hacia ningún lado, a diferencia de la acompañante, quien iba sin protección alguna y había alcanzado a rebotar contra el vidrio panorámico delantero, antes de que la bolsa de aire la detuviera, rompiéndole varias costillas y dejándola con alto riesgo de perder la vida por un paro respiratorio. Carla era la que más preocupaba a los paramédicos, pues su estado de salud no era estable y tampoco se veía bien, teniendo sangre por todo lado, en especial en su rostro. Ambos heridos en estado de inconsciencia fueron subidos en ambulancias y llevados lo más rápido