Puedo decir que, Hudson tenía razón cuando afirmo que probaría los mejores sándwiches cubanos. Además de ser de buen tamaño están deliciosos. Hudson se ha comido uno y está a mitad del segundo. Termino el mío y me reclino en la silla del comedor. —No creo que pueda comer más— murmuro. —Es una lástima, porque tengo brownie y en el refrigerador hay helado. —¿Quieres comprarme con chocolate? —bromeo, al tiempo que alargo una mano y tomo una patata frita. —¿Pensé que no tenías espacio para más? Mordisqueo la patata. Me encojo de hombros. —Beberé un poco de agua y luego podrás darme un poco de ese brownie. Se ríe. —Me gustaría ir a tu casa cuando tengas tiempo—digo de pronto—Necesito visualizar el espacio. —Me parece justo. Tengo un par de juegos fuera—me informa— Podemos ir esta no