Y esa chica en particular se me había metido entre ceja y ceja, no podía sacármela de la cabeza, simplemente se había sembrado allí como una especie de virus, corrompiendo todos mis sistemas y desestabilizando mis sentidos. - No prometo nada, esa chica me ha eclipsado hacía tiempo no sentía un sentimiento como este. - Sabes que eso no es amor, te obsesionas y generalmente tengo que cubrir tus desastres, ese chico es fundamental en esto, así que déjala. - Puedo hacer que ella venga a mi padre, ¿no confías en los encantos de tu hijo? – digo pensativo mientras muerdo mis labios, jugando con el filo de un cuchillo. Sebastián Estamos en casa ya Kimberly se había dormido en el trayecto, necesitaba tomar un trago muy fuerte estuve a solo centímetros de dañar tod