Cirilla...
Abro los ojos lentamente observando a mi hija acostada junto a mí. Profundamente dormida, sonrío al observarla. Es tan hermosa y aún no me creo que esté con nosotros, que yo sea madre de esta hermosa bebé.
Desde Annika nació, Aleksei ha estado más al pendiente de nosotras, durante los primeros días lo encontraba en la madrugada recostado sobre la cuna observándola, o lo encontraba con ella en brazos arrullándola en la mecedora.
Creí que el matrimonio y la maternidad me daría más duro, pero no. Lo único que extraño es el ajetreo del hospital. Pero ver crecer a mi hija, estar ahí para ver cada etapa de su crecimiento es lo mejor que me ha pasado y no lo cambiaría por nada. Me levanto silenciosamente para no despertar a Annika. La rodeo con almohadas para que no se vaya a caer m
