Capitulo 4

1860 Words
Ver los ojos azules de mis sueños fue hacerlos realidad y que la fantasía de volver a verla se convirtiera en una realidad. Ha sido alucinante verla, antes tenía una cara más aniñada pero ahora sus rasgos se han perfilado mucho más, su nariz es delgada y su mandíbula muy marcada, parecida a su padre y muy diferente a su madre. La niña, su hija con no sé quien, es hermosa, tímida y muy parecida a su madre sin contar con los ojos de color miel. Sus padres me han caído mal, he podido ver el dolor en sus ojos al salvar a su abuelo del asilo, se nota que el amor que siente por el señor Francis es el que siente una hija por su padre. Su hermano ha permanecido callado pero se notaba incomodo ante lo que sus padres habían hecho con su hermana mayor. - Debo hablar con ella cuando lleguemos a tu casa.- dice mi padre desde el asiento del copiloto. - Ella no parece muy feliz contigo y déjame decirte que la entiendo. - Eleanor debe saber porque ella fue la elegida para ser tu esposa.- no me mira.- ¿Por qué no te estás quejando de mi elección?- le sonrío. - ¿Te acuerdas de la mujer de ojos azules que me dejo babeando por ella?- le cuento casi todo a mi padre. Él asiente.- Es ella. - Entonces elegí bien.- me sonríe. Aparco el coche, veo como ella aparca el suyo detrás y luego sale. Antes de salir le mandé un mensaje a Stephen para que viniera a ayudarla con las maletas, veo como pelean, se ve que es bastante independiente, al final le deja las maletas al chico y luego abre la puerta trasera de su coche y toma en brazos a la niña que está totalmente dormida. Mi hermana y mi cuñado también han llegado, a ambos les interesa más mi vida que la suya, no me gusta que estén aquí en estos momentos pero por desgracia no puedo echarlos, eso me dejaría mal delante de la chica a la que tengo que impresionar, pues aunque vamos a casarnos no nos conocemos y debo currarme las cosas. Junto con mi hermana que acaba de bajar del coche nos acercamos hasta Eleanor. - Mami.- ella la mece y le susurra cosas dulces para que la niña vuelva a dormirse. - Eleanor.- la llama mi padre. - Ahora mismo lo menos que quiero es hablar contigo.- suelta cortante y tragando duro, hace ver que no le interesa cuando no es así. Me sorprendió que al verme ella no hiciera nada, puede que ni si quiera me recuerde y yo solo sea el chico del bar, el que la ayudo a desahogarse después de haber suspendido un examen y la verdad es que me da bastante igual haber sido utilizado por ella pero en caso de que me haya olvidado, la haré recordarme. - Eleanor, tu abuelo me lo pidió. - ¿Qué mi abuelo qué?- dice consternada. - Eres lo más especial que tiene y quería sacarte cuanto antes de esa casa pero por él tu no te ibas, le comenté que Jackson debía casarse y él vio la luz para ti. - Viejo cabezota.- masculla.- Gracias por ayudarlo pero podría haberlo hablado conmigo antes, me ha tomado por sorpresa. Ella parece cansada, como si todo lo que ha pasado hoy fuera demasiado y bueno si que lo es, la discusión con su madre me ha dejado cansado hasta a mi así que no quiero imaginarme como debe sentirse ella. Un móvil comienza a sonar despertando a la niña que comienza a llorar, ella masculla “mierda” y se apresura a colgar la llamada a quien quiera que sea. - Ya, Andrómeda estás con mami.- la niña la mira con los grandes ojos de color miel y poco a poco los llantos se apagan para convertirse en sollozos y después se calma hasta quedarse nuevamente dormida.- Cristopher, ¿puedes tomarla un momento? Mi padre estira los brazos para que ella le de a la niña y con algo de preocupación lo hace, esa niña es lo más importante que tiene mi prometida. Ella toma su móvil de nuevo y le devuelve la llamada a la persona de antes. - Paullete.- dice ella.- Passe quelque chose?- no entiendo nada.- Ç'est indispensable?- resopla.- Je vous enverrai les documents pour la réunion avant deux heures du matin.- ella cuelga. Mira al cielo antes de soltar lo que creo es una palabrota, no puedo asegurarlo porque nuevamente es en un idioma que no entiendo, ¿ella no es americana? Sus padres no tenían ningún acento, su abuelo creo que tampoco y ella pues tampoco lo parece. - ¿Puedo utilizar el wifi?- se dirige a mi por primera vez.- Debo entregar unos documentos importantes a mi jefa antes de las dos de la mañana, ¿puedo o no?- se impacienta al ver que no contesto. - Claro, esta a partir de ahora será tu casa.- digo al instante. - ¿Mi casa?- ella niega.- Si tu lo dices, ¿Dónde podemos dormir mi hija y yo?- casi me da la impresión de que remarca que es su hija. - Tengo una habitación de invitados para la niña. - Y para mi, no tengo la suficiente confianza contigo como para dormir en la misma cama.- ella arruga la nariz molesta y toma en brazos a la niña antes de entrar a mi casa. Kevin aparece de repente sobresaltándola pero no grita y lleva cuidado con la niña. Kevin la analiza por largos segundos y ella parece hacer lo mismo, comprobando supongo sí él es alguien de quien deba o no fiarse. - Señorita Eleanor. - Solo Eleanor.- casi le ordena.- Ella es Andrómeda, nada de señorita para ninguna de las dos.- aclara. - Como guste Eleanor.- casi parece que se burla de ella, Eleanor lo nota y entre cierra los ojos. - Me caes bien.- le dice antes de estirar su mano libre para que Kevin la apriete en una apretón de manos.- ¿Puedes decirme donde queda la habitación de invitados? Andrómeda debe dormir en una cama y yo tengo que trabajar. Kevin y ella no hablan más, y mi mayordomo la guía a donde ella ha pedido, yo me quedo con mi familia en el recibidor de mi casa, el mayordomo le ha caído mejor que nosotros en menos de un segundo, ¿Cómo es eso posible? No es que Kevin sea mal tipo pero ya podría habernos dicho algo similar a alguno de nosotros, un hola también habría estado bien. - Creo que no nos aprecia.- mi hermana es la primera en hablar. - Estoy de acuerdo contigo, ni si quiera se ha dado cuenta de que su hija pronto tendrá un primo con el que jugar. - No será su primo porque no somos familia. Todos nos sobresaltamos al escuchar su voz, ha sido sigilosa para acercarse hasta nosotros y rápida para dejar a la niña en la cama. Su móvil suena antes de que alguno de nosotros pueda decir algo. - ¿Qué pasa Bía?- lo dice en un tono dulce.- Pero, yo fui hace una semana y media.- ella espera.- No puedo Bía, no puedo cubrirte.- ella resopla.- Entiendo que tengas novio pero yo tengo una hija de la que ocuparme y para colmo ahora voy a casarme.- ella se aleja el móvil de la oreja y luego vuelve.- Bueno, que no puedo ir a la embajada francesa, te toca a ti y siento no poder cubrirte.- permanece en silencio.- Vale, nos vemos el lunes en el trabajo. Ella cuelga y se vuelve a mirarnos. - ¿Dónde puedo trabajar? - Donde quieras.- ella parece pensarlo hasta que decide preguntar. - ¿Tienes sofá?- ¿Quién no tiene?, quiero preguntar pero me resigno y le pido que me siga.- Gracias. Ella se sienta, enciende su portátil, se coloca unos cascos para escuchar música y nos ignora a todos para comenzar a teclear con rapidez en él, parece que es muy importante lo que debe hacer, ni ha cenado. - ¿Quieres cenar?- se le acerca mi hermana. - No, debo terminar esto.- parece agobiada.- Odio las reuniones de urgencia. - ¿En qué trabajas?- mi hermana comienza una conversación con ella mientras que Eleanor continua escribiendo. -Relaciones internacionales, trabajo para la embajada francesa.- dice ella sin despegar la vista del ordenador. Es interesante y se nota que le gusta lo que hace por mucho que hace unos minutos se estuviera quejando. Mike comienza a llorar y ella levanta la vista del ordenador para fijarla en mi sobrino que intenta ser calmado por mi cuñado y luego por mi hermana. Durante unos minutos ella lo ignora y escribe con rapidez en el ordenador, luego para para enviar algo y cierra el ordenador. - ¿Me dejas?- le pide a mi hermana, ella la mira como si le hubieran salido tres cabezas pero le presta a mi sobrino. Eleanor parece una experta con Mike entre brazos, se levanta del sofá, y me percato de que va descalza, se pasea despacio por la sala bajo la mirada de todos nosotros y comienza a entonar una nana (canción de cuna) en lo que supongo es francés, ya que ha dicho que trabaja para ellos voy a suponer que es el idioma que antes hablaba. Poco a poco mi sobrino se va calmando hasta quedarse dormido entre los brazos de Eleanor, ella sonríe, una hermosa sonrisa que queda muy lejos de la que me dedico borracha hace tres años. Si creía que ella no podía ser mejor va y hace esto dejándonos impresionados a todos los presentes. - Siento haber molestado tu trabajo. - Bah, solo tenía que hacer un par de modificaciones pero suelo ponerme perfeccionista cuando no debo, por eso me lleva tanto tiempo.- contesta sin dejar de mecer a Mike.- ¿Cómo se llama? - Mike.- ella le sonríe. De alguna manera me recuerda a Andrómeda aunque ella era muy calmada, sigue siéndolo.- ella niega divertida. - Tu hija es hermosa y muy parecida a ti.- le alaga mi hermana. - ¿Tienes más hermanos además de Jackson?- escuchar mi nombre salir de su boca me la ha puesto dura. - No, solo somos Jackson y yo. - ¿Quieres ser mi dama de honor?- mi hermana la mira sorprendida pero con una gran sonrisa de emoción.- La oferta caduca en tres, dos... - Si.- la corta demasiado alto, todos miramos a Mike pero él no se despierta.- Menos mal, suele despertarse con cualquier ruido. - Entonces hablaremos en susurros.- ella achica sus ojos y mira a mi sobrino fascinada, se nota que los niños le gustan.- Seguiría hablando contigo pero estoy muy cansada. Eleanor le da el niño a mi hermana con una sonrisa, deja un beso en lo alto de su cabeza y luego se separa para recoger todas sus cosas. - Buenas noches. No creo que vaya a ponerme fácil las cosas, estoy seguro de que ella va a dar guerra y yo estoy dispuesto a ganar sea como sea.
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