-¡La culpa no fue de esa pobre chica! -Le grito Jordyn a Ethan en su último intento por hacerle ver qué lo que había hecho la noche anterior con esa chica a quien ella había visto como agradable había estado mal, y más que eso, hacer entender a Ethan que se había comportado como un completo imbécil.
-Si ella no hubiera abierto la boca, nada habría pasado-Ethan murmuró bajito mientras le daba un mordisco al emparedado que hacía rato se estaba comiendo de mal humor.
No le gustaba que su madre criticara sus acciones, él sentía que aunque ella fuera su madre, no tenía derecho a hacerlo, ella no sabía todo lo que él había sentido cuando había visto a su madre la noche anterior llorando de nuevo por el idiota que en algún momento había sido su padre, y aunque no le iba a revelar eso a su mamá, tampoco le iba a hacer saber que se arrepentía de la forma en la que había tratado a Kendall.
Ethan no era todo lo fuerte que quería hacer ver al resto, y sabía que en el momento en que abriera la boca para revelar a su madre que le dolía el estado en que se encontraban, se iba a quebrar de la forma más absurda y desastrosa del mundo, y no había tiempo para sentimentalismos, lagrimas o corazones rotos, Ethan ya sentía la suficiente presión en sus hombros como para agregar una carga más.
-Vas a ir a casa de ella, y quiero que te disculpes -Dijo Jordyn de forma autoritaria.
La noche anterior se había abstenido de soltar palabras por el estado tan vulnerable en que se encontraba, pero no iba a dejar que Ethan se fuera de rositas maltratando a una mujer, eso era lo que ella menos iba a soportar en el mundo, porque Jordyn, había estado en la piel de una mujer maltratada, y no le deseaba tal cosa ni a la peor de sus enemigas.
-Olvídalo -Él se limitó a soltar una risa burlona, a lo que su madre lo miro con el ceño fruncido y su mirada más asesina.
-¿Prefieres que vaya yo y me disculpe por ti? -Le pregunto tratando de dar con su objetivo.
-Mamá-Ethan se acercó a la mujer-Ni tu ni yo tenemos que hacer eso-Se recostó en la encimera al lado de ella, habría querido abrazarla, pero eso era lo suficientemente débil para él.
De hecho, todo el espectro de los sentimientos y las muestras de afecto humano lo eran.
-Ayer tu… -La morena titubeo-Tú te comportaste como tu padre.
Ante el comentario Ethan no pudo más que tensar la mandíbula y rememorar aquellas veces cuando era un niño y escuchaba como su padre golpeaba a su madre, y sobre todo, como esta lloraba debido y en consecuencia de los golpes y maltratos psicológicos, prácticamente podía oír el sonido del corazón y el alma de su madre rompiéndose.
Tal cual como si todo hubiera pasado ayer y no hace más de cinco años, cosa que lo hizo sentir un poco culpable por Kendall.
Él aun podía recordar esos ojos grandes y asustados que lo miraban con terror.
-No vuelvas a decir eso-Ethan volvió a murmurar, no quería siquiera levantar un poco la voz, ese podía ser el detonante de su bomba interna, y no quería que su madre tuviera que soportarlo en ese estado, ese en el que ni él mismo se soportaba.
-Entonces hazlo-Ella le lanzo una mirada triste, una que esperaba que fuera lo suficientemente perspicaz para obligarlo a pedirle perdón a Kendall-Sobre todo, porque necesitas la ayuda de la tutoría, y ella te la está dando a cambio de nada.
-Me daré una ducha, tengo cosas que hacer-Ethan se dio la vuelta y salió por la puerta de la cocina para subir las escaleras y ponerse presentable para ir con Kendall, cosa que su madre entendió que iba a hacer, aunque no lo hubiera aceptado.
Mientras tanto, a unas cuantas casas de distancia, Kendall permanecía en su habitación, era lo suficientemente inteligente para saber que Ethan no volvería, para saber que su trato se había prácticamente acabado, y aunque algo dentro de sí le decía que había estado muy cerca de su objetivo de renovarse, la otra parte se sentía tranquila porque prácticamente había salido de una cárcel.
Eso era Ethan Lake para Kendall, él era una cárcel oscura y peligrosa en donde era muy probable perderse y convertirse en no más que uno de sus prisioneros y peones, esos en lo que él descargaba su ira, los mismos a los eso que él parecía querer culpar por las cosas que le pasaron.
Aún estaba en su cabeza como la había zarandeado Ethan, y como la había pisoteado.
-Linda, ¿No piensas bajar a desayunar? -Su madre se apareció en su habitación con un tazón de cereal, su desayuno favorito.
-No me siento muy bien hoy-Ella se tapó la cara con las cobijas, sabía que debía tener un aspecto fatal con sus ojos hinchados y nariz roja.
-¿Esta bien si salgo por un rato? Porque si te sientes mal, siempre puedo quedarme-Dijo Sophie con condescendencia.
-Si, estaré bien-Kendall mascullo, por lo que su madre entendió que no quería hablar más, y se fue de la habitación, esperando poder darle espacio a su hija.
Con su madre fuera de la habitación, y en unos minutos probablemente fuera de la casa, Kendall tomo su computadora laptop, su cereal, y se dispuso a ver una de esas películas románticas que tanto le encantaban, y el turno era para diario de una pasión, pensaba ver un maratón de esos dramas mientras comía chocolates, helados o lo que fuera que la ayudara para pasar el día en pijama, y con el pelo revuelto.
Pero Ethan nuevamente parecía que estropeaba sus planes, porque en ese preciso momento, con su chaqueta de cuero puesta, y esos jeans que hacían que su cuerpo se viera de infarto, se dirigía a casa de Kendall, esperando que está no le hiciera muy difícil eso de volver al plan original.
El chico toco el timbre de la casa de los Gibson, sin embargo, nadie atendía a su llamado, Kendall no quería recibir vistas fuera quien fuera, y fue entonces cuando se imaginó que quizá era su madre a quien se le había olvidado algo, así que se acercó a la ventana de su habitación, y se asomó a ella.
Pero no le fue del nada grato darse cuenta que al otro lado no estaba nadie más ni nadie menos que Ethan, uno de los causantes de su pesadilla, el mismo a quien ella no quería volver a ver en su vida.
-No trates de esconderte, ya te vi-Ethan grito mientras veía a Kendall que estaba a punto de desaparecer de la ventana.
-¿Qué quieres? -Pregunto irritada mientras se cubría con sus cortinas color rosa.
-Que finjamos que ayer no sucedió nada, todavía tenemos que hacer algo por tu cara-Él hizo una mueca parecida a una sonrisa.
-Entiendes que no soy un saco de boxeo, ¿Cierto? No puedes golpearme y maltratarme esperando que al día siguiente yo este intacta y como si nada hubiera pasado-Respondió de mala gana.
-Anoche cruce los límites-Acepto, aunque de sus labios aun no podía salir una disculpa genuina.
-Que bien que lo entiendas, y espero que encuentres otro tutor pronto-Kendall se alejó de la ventana, sin embargo, no la cerro, quería saber si Ethan se marchaba o si por el contrario se quedaba allí fuera.
Él por su parte, entendió que Kendall hablaba enserio, así que no le quedó más remedio que decir esas palabras que no había dicho a nadie más en su vida.
-Perdóname, Kendall-Acepto.
Kendall por su parte se estaba muriendo por dentro, Ethan podía ser comparado perfectamente con el cielo y el infierno, podía hacerla sentir bien con su sola presencia, pero así mismo podía tomarla de la mano y jalarla al más profundo de los infiernos con sus palabras y acciones.
-Hay cosas que no sabes de mi vida, cosas que no vas a saber, y una de esas son las razones por las que necesito la tutoría, solo debemos poner reglas-Él siguió gritándole a una Kendall con el corazón en la mano y escondida en su habitación.
-¿Qué reglas? -Volvió a aparecer, lo que le dio a Ethan un parte de tranquilidad.
-Número uno, no puedes generar ningún tipo de relación con mi madre, ya te lo había dicho, tu y yo no somos amigos.
-Créeme, lo que menos quiero es ser tu amiga-La chica saco fuerzas de su alma y le dijo estas palabras que, aunque en parte eran ciertas, en la otra parte le alcanzaron a doler.
-No vamos a generar ningún tipo de vínculo entre tu y yo, pasaremos el tiempo estrictamente necesario juntos, no quiero que cenes en mi casa, así como no quiero conocer a tu madre, no quiero que me cuentes tus secretos ni que hagas preguntas por mi pasado, eso nos evitara problemas, y nos harás las cosas más sencillas.
-Yo no quiero que me grites-Pidió ella.
-Si no cometes imprudencias, créeme, no tendré por qué hacerlo-Él sonrió.
Esa jodida sonrisa le ponía el mundo patas arriba a Kendall, y ni siquiera sabía porque ¿Cómo era que un hombre podía ser tan jodidamente toxico y adictivo?
-Está bien-Dijo ella, no había pasado más de dos días, y ya había caído en las trampas de Ethan en más de una ocasión.
Eso solo quería decir una de dos cosas, o era muy tonta, o tenía mucha fe en aquel pelinegro de ojos esmeralda.
-¿Te espero para que continuemos con tu remodelación? -Ella volteo los ojos ante la forma en la que había dicho eso, sin embargo esbozo una débil sonrisa, y asintió con la cabeza.
Kendall se vistió con un atuendo de los que había comprado con Ethan, y en su rostro solo se puso algo de crema, así que no había pasado más de veinte minutos cuando estaban en un taxi en camino a la peluquería donde atenderían a Kendall.
Su madre se había llevado la camioneta y ella aún se negaba a subirse en ese monstruo que Ethan tenía como medio de transporte.
-Kendall, ella es Catlyn-Ethan le dio una sonrisa a una esbelta mujer, la misma por la que Kendall sintió curiosidad, no sabía de donde Ethan la conocía, se veía demasiado joven para ser amiga de la madre de él, y así mismo, demasiado mayor para ser amiga de Ethan, y dudaba que allí fuera donde Ethan arreglara su cabello, el sitio era exclusivamente para chicas, pero aunque por dentro la duda la carcomía, no podía hacer preguntas, se había hecho un pacto, y ella lo había aceptado.
-Ella se encargará de tu cabello y rostro, yo tengo que hacer un par de cosas, pero Catlyn me llamara en cuando pueda volver por ti.
-Un placer-Catlyn le extendió una mano y una sonrisa un poco falsa a Kendall.
-Nos vemos-Ethan rodeo la cintura de la mujer y le dio un beso un poco más junto a la boca, cosa por la cual Kendall casi se escandaliza, luego salió del lugar dejando a Kendall totalmente a la deriva en aquel sitio que parecía un poco ostentoso.
-¿Alguna vez te has depilado las cejas? -La mujer pregunto a Kendall con un dejo de superioridad mientras ella negaba con la cabeza- Esto dolerá un poco, pero créeme te cambiara la vida.
Catlyn depilo las cejas de Kendall, les dio forma con un lápiz color marrón oscuro, le rizo las pestañas y le enseño el modo correcto de hacerlo, le puso labial y le dijo cuales eran los tonos que favorecían su color de piel, en ese momento le estaba aplicando un carmesí en la boca, también le puso rubor y sombras en los parpados.
Kendall ya conocía todos esos productos, pero jamás los había tenido en la cara como en ese instante, eran como una máscara, y aunque se sentía un poco fuera de lugar, se imaginó que solo era cuestión de costumbre para adaptarse a aquel rostro que parecía no ser el de ella.
Un hombre comenzó a cortarle un poco más el cabello, cuando Catlyn se acercó de nuevo.
-¿Así que estas saliendo con Ethan? -Le pregunto mientras se cruzaba de piernas en el asiento de al lado.
-No, yo no, nosotros somos compañeros.
-Pues me alegra saber eso, Ethan no es para alguien como tu-Catlyn frunció los ojos y a Kendall le ardieron las mejillas.
-¿Por qué dices eso?
-Te vez demasiado… Mojigata para alguien como él.
-¿Ustedes tienen una relación? -Kendall inquirió mientras pasaba por alto el comentario de la mujer mayor de cabello rojo y ojos negros.
-No, pero conozco a Ethan mejor que nadie, y créeme, lo que menos debes hacer con él es enamorarte, terminarías con el corazón partido-Catlyn sonrió, pero no era una sonrisa amistosa, de hecho, la conversación no lo era en absoluto , Catlyn derrochaba fastidio por Kendall, e incluso un poco de lastima.
Y no sabía porque, pero Kendall no creía mucho la historia de que entre ellos no hubiera una relación, algo había tras los ojos n***o de esa mujer y la forma en la que Ethan se despidió de ella, como si ese beso hubiera significado una promesa, cosa que molesto a Kendall.
Cuando Catlyn se fue, y el peluquero hubo terminado su trabajo, Kendall se dio un vistazo en el espejo que había frente de si, sus ojos se veían más grandes y expresivos ahora que sus cejas tenían una forma, sus pocas imperfecciones estaban tapadas bajo polvos compactos, y su cabello tenía ondas que lo hacían ver de mucho más volumen de lo que en realidad era, se veía diferente, y Kendall no alcanzaba a descifrar si era algo bueno.
Porque, aunque el espejo le mostrara una chica que podría considerar bella, algo dentro de su interior se sentía incómodo.
-¿Lista? -Ethan entro en la casa de chicas con su iPhone en la mano, sin embargo se detuvo en seco cuando se dio cuenta de que la chica que tenía delante era Kendall.
Se veía realmente bien, es más podía ser fácilmente una de las chicas con las que él acostumbraba a ligar, pero por alguna razón, en Kendall todo eso se veía prefabricado, y eso de alguna manera alejo el leve de respeto que él sentía por ella. Con el maquillaje, y la ropa, Kendall parecía una chica cualquiera, una de esas que se llevan a la cama, y se dejan tiradas al día siguiente.
Pero no se lo iba a hacer saber, porque se veía guapa, y si eso era lo que ella quería a él no le importaba.
Ethan se despidió de Catlyn, le guiño un ojo y prometió hacer un espacio en su agenda para ella, luego salió junto a Kendall para alcanzar otro taxi.
-¿Qué te parece esto? ¿Crees que estaba bien el maquillaje? -Le pregunto Kendall con un poco de vergüenza, aunque al fin y al cabo no tenía a quien más preguntarle a parte de él.
-Si quieres saber si luces guapa, la respuesta es si-Respondió él sin mirarla a los ojos mientras abría la puerta del taxi que había solicitado hacia unos segundos.
-Claro… -Ella entro al auto.
Durante el camino a la casa de Ethan ninguno soltó palabra alguna, esas eran las condiciones del estúpido trato que habían hecho, como si ninguno de los dos existiera.
Al llegar a su destino, Ethan p**o al conductor mientras Kendall se bajaba a su lado, y entonces ella se quedó fría cuando vio la imagen de la pelirrubia que la miraba desde el porche de Ethan tal cual como si quisiera matarla.
-¿Ahora si me vas a decir quien es esta zorra con la que andas? -Britney le grito a Ethan, no sin antes lanzar una mirada de fastidio a la chica castaña que aún no lograba reconocer.
-¿Tu qué haces acá? -Ethan pregunto con fastidio.
-Pues percatarme porque no me has contestado las llamadas-La voz de Britney era claramente amenazante, por lo que Kendall decidió que era hora de marcharse.
-Nos vemos en la tarde-Kendall le dijo a Ethan.
-¿O sea que planeas quedar con ella esta tarde? ¡Teníamos planes! -Espeto haciendo ademanes demasiado exagerados con la mano.
-Te dije que Kendall me daría tutorías-Ethan levanto los hombros, y entonces Britney poso los ojos en la chica que ya se marchaba, no podía creer que la persona a la que estaba viendo fuera la misma Kendall de la que se burlaba hacia una semana.
-¿Kendall? -Britney se acercó a ella, entonces Ethan aprovecho la oportunidad para escaparse y caminar hacia su casa-Te estoy llamando-Britney volvió a llamar a Kendall.
-¿Qué? -Ella se volteo a la fuerza.
-¿Tu quién te crees que eres para andar exponiéndote con mi novio en público? -La miro con repulsión- ¿Te crees que por que ahora pareces puta de calendario puedes quedar con Ethan?
-¿Qué has dicho? -Kendall la reto, ya no pensaba seguir soportando a Britney, por lo menos no justo en ese momento en que no se sentía de buen humor.
-¡Que no te quiero cerca de Ethan Lake! -Reclamo al chico como si fuera de su propiedad-Jamás vas a dejar de ser la maldita Kendall, la fea, a la que nadie quiere, ¡Aléjate de nuestras vidas! ¿O tengo que recordarte quién eres? -Britney susurro muy cerca de Kendall.
La rubia estaba ciertamente desesperada, no quería creer que lo que había entre Ethan y ella hubiera muerto, Britney lo necesitaba, necesitaba saber que ella era la chica a la que él siempre volvía, ella ciertamente no se imaginaba una vida lejos de Ethan, porque no le importaba cuanto tuviera que esperar, él iba a ser de ella tarde o temprano, Ethan debía ver todo lo que Britney hacía por él, no podía ser tan ciego para no notar que ella estaba enamorada de él, y que le dolían sus desplantes .
Britney prefería ser el juguete de uso de Ethan, que estar sin él.
-No me voy alejar porque no puedo-Kendall soltó con su voz más tranquila- Y que yo sepa ustedes no son novios, así que no quieras parecer una loca desquiciada y déjame en paz.
Ethan, que iba saliendo de su casa, para averiguar si las chicas se habían ido, se quedó pasmado ante lo que sus ojos vieron.
Britney le acababa de dar una sonora bofetada a Kendall.