A la mañana siguiente Regina miró a su esposo salir de la habitación luciendo impecable como siempre, «Un hijo». Tal vez ya era tiempo, aunque ella no se sentía lista del todo, se levantó de la cama y se metió a la ducha, había sido una noche diferente, el sexo fue más… romántico, fue bueno, tierno y gentil. Esa misma tarde cuando salía del trabajo, decidió ir a ver a su esposo, hacerle una visita rápida y desordenar un poco su escritorio, pero se llevó una sorpresa cuando miró que el auto de su esposo salió de la empresa, no lo había alcanzado, así que decidió marcarle para saber a dónde iba, tal vez podrían reunirse y conversar como era debido. —Cariño. Regina se derritió al escuchar su voz a través del teléfono. —¿En donde estas?— preguntó tratando de ignorarlo. —Estoy en la em

