Regina trataba con todas sus fuerzas de no gritar el nombre de su esposo, había estado fingiendo un poco su voz, pero si lo gritaba él se daría cuenta, y no sería precisamente un grito de placer, Connor golpeaba su trasero con aquel cinturón, no lo hacía con mucha rudeza, pero algo le decía que pronto iba a aumentar su fuerza. —Vamos dilo, ¿No dices que no hay mayor placer que hacerte gritar mi nombre?. Regina iba a incorporarse, pero Connor no la dejo, la sujetó de la cintura con una sola mano y la arrojó a la cama, se subió sobre ella y con ambas manos la sujetó del cuello para hacer presión, Regina no podía manotear hacia atrás, así que solo trataba de quitar sus manos de su frágil cuello, sintió como el aire dejó de llegar a sus pulmones y cuando pensó que iba a desmayarse, Connor af

