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A Contracorriente

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SEGUNDA PARTE DE LA SAGA DE LOS RUIZ DE CON

Sila Canarias y Francisco Moríns, a pesar de la distancia, tienen la relación perfecta. Ella, se perfila para ser una brillante y joven pediatra con altas posibilidades de triunfar y él, trabaja en el Conglomerado CanCon, como parte de una oportunidad que el padre de ella le otorgó para administrar su prestigiada Fundación.

Así, después de tanto tiempo de relación. Moríns decide irse a vivir a Madrid, no solamente para poder estar cerca de la mujer que ama, sino porque es llamado por la presidenta del Conglomerado para ofrecerle un nuevo puesto.

Sin embargo, en un momento de confusión, Sila y Moríns se separan provocando que todos sus planes tomen otro rumbo y haciendo que sus vidas cambien. Abriéndole la puerta al pasado, descubriendo secretos y poniendo su amor a prueba.

¿Podrán Sila y Moríns volver a estar juntos?

Registrada en SAFE CREATIVE

Bajo el código: 2204040855844

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CAPÍTULO 1 - La oportunidad que cambió mi vida
Séptima entrega de la saga "Ruíz de Con/ Canarias/ Carter". Registrada en SAFE CREATIVE Bajo el código: 2204040855844 TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS © PARTE 1- 6 años después MORÍNS Nunca he sido un hombre enfocado, mas bien, debo admitir que soy un hombre bastante disperso pero me considero inteligente, o al menos eso creo. Antes no era así, cuando era pequeño tenía buenas calificaciones, estaba en la escolta del colegio e incluso una vez en el cuadro de honor. Sin embargo, mi padre murió cuando era pequeño y todo eso se terminó. Francisco Moríns padre, era piloto, así que trabajaba viajando y me decía que tenía que encontrar un trabajo que se me hiciera tan divertido que no pensase que era uno. También me decía que la posibilidad de morir en un accidente de avión eran mínima y que hacerlo en uno de auto era más probable; supongo que su teoría quedó comprobada. Ahí fue cuando empezó mi caída, por así decirlo. Pasé de ser el niño bueno de buenas calificaciones a ser un total caos que ni siquiera yo sabía de donde venía ese cambio, modificando mi vida para siempre. Mi madre, se quedó como cabeza de la familia, dejó de ser ama de casa para irse a trabajar en las bienes raíces en Puerto Vallarta y ganar el dinero que necesitábamos para vivir. Por mi parte, yo me convertí en el hijo perfecto para ella, en cuestión de actitud y modales, pero un desastre en la escuela. Decidí seguir las reglas de mi papá, no drogas, no malos hábitos, no malos amigos y no malos disgustos. Sin embargo, mis calificaciones bajaron hasta el suelo, lo que me atrasó hasta un año en la escuela y tuve que ir a clases particulares; ahí una vez más cambió mi vida. Desde la primera vez que la vi, me agradó. La pequeña Sila Canarias, de cabello largo, negro y brillante, con esos ojos verdes esmeralda que me atraparon por completo y esa inteligencia de otro mundo que me hacía admirarla cada día mas. Sin embargo, lo que me gustó más de ella fue su personalidad. Sila, inteligente con los números, los datos y la memorización, pero pésima para crear relaciones interpersonales lo que la hacía una niña muy solitaria, a mí se me hacía linda. Entonces, de solitario a solitario, nos entendimos. Sila me enseñaba muchas cosas sobre muchos temas, especialmente de medicina y dibujo y yo era su relación interpersonal más cercana y, cuando cumplió los maravillosos quince años, era la mujer que yo soñaba. Sin embargo, ella era menor de edad, por lo que tuve que guardar mis deseos y sentimientos no sólo por su bien, si no por órdenes de su papá, el gran pediatra Canarias que, desde el día que lo supo, no me quitó la vista de encima. ―No es que me oponga a que seas novio de Sila ― me dijo― y tampoco no es que no me agrades pero… ―¿Sila tiene planes y yo no?― le pregunté y él asintió con la cabeza sin decirme ni una palabra. Así, contuve mis sentimientos hasta el último día que pude, cuando después de un día muy raro, ambos nos besamos hasta quedarnos dormidos. Después ella se fue a vivir a Madrid y yo me fui a vivir a Estados Unidos, a trabajar en una fábrica que en realidad no tenía ni idea de qué estaba haciendo ahí. Lo único que me importaba era ser el hombre que Sila necesitaba, y entonces llegó la oportunidad de mi vida, una que sólo Los Canarias pueden dar. ¡Ay los Canarias!, son ese tipo de familias que te cambian la vida por completo… […] CIUDAD DE MÉXICO -INICIOS DE LA FUNDACIÓN SILA CANARIAS “SEDE CIUDAD DE MÉXICO”- He pasado toda la mañana junto con Manuel Ruíz de Con, firmando papeles y viendo generalmente las tareas de mi puesto. No puedo creer que de ser nada ahora soy “Director de la Sede Sila Canarias en México”, suena a un puesto importante y supongo que lo es. Ya que en unos días vendrá Xóchitl Hernández, la directora de internacionalización de la sede en Madrid para poder capacitarme y dejarme preparado. Mi madre no lo puede creer. Cuando le conté lo que había sucedido, dio un grito en el celular que juro casi me deja sordo. No para de decirme que estaba orgulloso de mí y que sabía que mi padre lo estaba también; y eso espero, nada me haría más feliz. Así, después de firmar mi contrato y de comenzar a llenar mi agenda con juntas y con citas que debo hacer. Era momento de descansar. Por lo que tome las llaves y la dirección que Manuel me dejó antes de subirse al avión privado que lo regresaría a Madrid y vine hasta el centro de la ciudad, donde se supone que está el hospedaje. Al llegar, toco la puerta color negro y momentos después sale una mujer de unos treinta y tantos años, con el cabello alborotado y un rostro de seriedad que no puedo con él. ―Hola, soy Francisco Moríns. Hoy por la mañana acepté un trabajo en la ciudad y uno de los presidentes, Manuel, me dió estas llaves y esta dirección. Me dijo que preguntara por Maggy― termino de relatar justo lo que Manuel me pidió que hiciera hoy por la tarde. La mujer se me queda viendo con los brazos cruzados sobre el pecho ― Dios, pudiste haberme dicho que el doctor te envío. No era necesaria toda la historia. ―Lo siento, estoy nervioso. ―Ven, siguiente, el departamento está hasta arriba así que te recomiendo que no te quejes cuando vayas en el quinto nivel ― me comenta. ―Juro que no lo haré. Maggy empieza a caminar escaleras arriba y cuando vamos por el segundo nivel comienza a hablar― este departamento ha pasado por generaciones de Ruíz de Con y Canarias, así que está lleno de historia. Está prohibido quitar las fotografías de los muros, ni una sola, es como patrimonio de la humanidad esto. Te encargo que riegues las plantas del jardín y puedes tener mascotas pero debes sacarlas a pasear. ―Está bien― comento emocionado. ―Dos veces a la semana viene Martita, la señora que te hace la limpieza. La basura pasa martes y jueves muy temprano así que si vas a sacar la basura antes te pido que que la cierres bien, no quiero que los perros la distribuyan. ―Enterado. ―¿Preguntas? ― me dice señalando la puerta de madera que hay frente a mí. ―¿La renta?, ¿qué días se deposita?, ¿hay un mantenimiento? Maggy se ríe ― no te apures, esos gastos ya están cubiertos por el Conglomerado CanCon, así que no debes preocuparte mas que por tus viáticos. Prácticamente, ellos son los dueños del edificio. ―¿En serio? ― pregunto sorprendido. ―Eres un afortunado, como lo fue Tristán, como lo fue David, como lo soy yo y ahora como lo eres tú. Mi consejo, no la cagues, si estás bajo el ala de los Ruíz de Con y Canarias, debiste haber hecho algo bueno. Disfruta. ―Gracias― murmuro. Maggy se da la vuelta y empieza a bajar las escaleras ― por cierto, si necesitas ayuda, mi número está pegado en el refrigerador. ―Gracias. Así, abro la puerta del departamento y en seguida puedo ver la luz que proviene del faro de afuera que está junto al balcón. Como puedo busco el apagador y al encontrarlo y encenderlo no puedo creer el destello de color que hay por todas partes. Verdes, amarillos, azules y rosas. Todos mezclados en perfecta combinación dándole un ambiente cálido y alegre a todo el lugar. ―¡Genial!― murmuro con una sonrisa en mi rostro. Dejo la maleta en algún lugar de la sala y de inmediato recorro la casa para ver todo lo que hay. El precioso departamento lleno de colores, tiene dos recámaras, una sala, una cocina que se nota está recién renovada, dos baños y una escalera que lleva al techo. Antes de subir, me acerco a los muros para comenzar a ver cada una de las fotos que están colgadas ahí, como si fuera una línea del tiempo o un legado que la familia ha dejado para que todos lo vean. Mi mirada recorre cada marco y cada foto. Reconozco de inmediato al Señor Tristán y a la Señora Ximena, porque a pesar de que cuando los conocí ya estaban viejos, no habían cambiado absolutamente nada. Veo a la señora Luz, en su boda, con esa mirada que siempre le da a su esposo David llena de amor y ternura y al ver a Sila, sonrío. Ahí está, retratada junto con sus padres, la razón por la que estoy aquí, la mujer de mis sueños, ella, la que extraño como loco todos los días y que hace que toda mi vida tenga un rumbo, un sentido. Con cuidado, tomo la foto del muro y la veo de cerca ― ¡Ey!, te prometí que sería el hombre que fuera digno de ti y resulta ser que tu padre me está dando la oportunidad de serlo ― le hablo, como si ella me estuviese escuchando. Vuelvo a colgar la fotografía en su lugar, para después pasar hacia la cocina, donde sobre la barra hay un sobre que supongo es para mí. ―Debe ser algún tipo de reglamento― digo en voz alta, mientras lo tomo y lo abro. Cuando saco la hoja, veo que es una carta escrita a mano, con una letra tan rara que en seguida sé que es de David Canarias: Moríns, En este piso vivió la familia que comenzó todo, la que nos dio la oportunidad a muchos y que ahora pasa a ti. Tristán Ruíz de Con, no sólo me enseñó que cuando uno tiene la corazonada de que alguien necesita una oportunidad, hay que dársela, si no también, me enseñó que cuando los errores se comenten hay que aprender de ellos y no volver a repetirlos. Yo, hace años atrás, cometí un error que me hizo pagarla caro y que separó a dos personas muy queridas por mí por mucho tiempo, lo que pudo haber provocado el final de una maravillosa historia de amor; afortunadamente no fue así. Sin embargo, esta vez no pienso cometer el mismo error con Sila y contigo, por lo que, en esta carta escrita de mi puño y letra, te doy la autorización de que tengas una relación con ella; aunque sé que no la necesitas, ella ya te la ha dado. También, decido apoyarte para que puedas cumplir tu promesa de ser el hombre que ella necesita y te doy los medios para que lo logres. Nada me daría más alegría y felicidad que darte la bienvenida oficial a la familia en algunos años mas adelante. Te agradezco por haberme ayudado hace años atrás, cuando te pedí que mantuvieras lo que sentías por Sila en secreto, ahora, te pido, que se lo demuestres. Aprovecha la oportunidad que se te está dando. No te salgas del camino. Cordialmente, David Canarias. P.D El número de Sila se encuentra pegado en la nevera. En San Gabriel no hay señal, pero dentro de tres días irá a Oaxaca a hacer campaña y ahí podrás llamarla. Le gustará. P.D2. El vendedor de los tamales Oaxaqueños, pasa todos los días. Cómete uno verde en mi honor. P.D 3. No riegues la planta de la sala, es de plástico. Me río con la última posdata.―¡Oh Señor Canarias!, hasta escribiendo enamora ― digo entre sonrisas. Dejo la carta sobre la mesa y luego subo las escaleras para sorprenderme una vez más con el precioso jardín que hay en el techo. Puedo ver, que cada rincón de este lugar está lleno de historia, de vidas, de sonrisas y sobre todo de mucho amor. ―¿Cómo voy a perder el rumbo? ― pregunto viendo hacia la ciudad ― sí tú eres mi rumbo Sila; te juro que juntos llegaremos a la meta.

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