CAPÍTULO 5: Percance laboral

932 Words
Mi fin de semana transcurrió en comer dulces, un par de llamadas de Juan Pablo saludándome, e ir al cine con Paola para el estreno de "50 sombras más oscuras", película que empeoró mi estado actual respecto al sexo. Cuando entro a la tienda de calzado, las chicas voltean a verme como si tuviera cuatro cabezas. —Buenos días muchachas ¿Cómo están, pasa algo?— Todas niegan con la cabeza, y responden mi saludo, cuando camino hacia mi oficina, Laura me detiene. —Espera Dessi, tienes derecho a saber. Adentro te espera uno de los socios, mientras estuviste de reposo pasaron algunas cosas en la tienda—  Me parece extraño, que pudo haber pasado, le agradezco y continuo. El señor Diego Riveira me saluda formal y me invita a sentarme en frente de él. —Señorita Vivas espero que siga mejor de su accidente, le comento que en su ausencia hubo un descuadre en la caja, y para completar se perdieron 2 pares de zapatos originales. En vista de que no sabemos quién es el culpable, se le descontará del sueldo a usted y todas las trabajadoras en pequeñas cuotas, hasta recuperar el dinero perdido—. Aclaro mi garganta y respondo lo más calmada que puedo. —Disculpe Sr Riveira como Ud. mismo lo ha dicho, yo estaba de reposo, no me parece justo que me deba descontar por algo que no me compete— —Señorita le recuerdo que Ud. es la encargada de esta tienda, sino está de acuerdo con nuestras decisiones hay muchas personas necesitando el empleo. Hasta luego— se despide sin más y sale de la tienda. El enojo crece en mí, respiro profundo para mantener la compostura, definitivamente hay gente que la educación le pasó por un lado. Empiezo mis labores y de verdad todo es un desastre, las cuentas, la mercancía, mi estado de ánimo. Por fin son las 5 de la tarde y mi jornada terminó. Decido irme caminando a casa para despejar la mente, sino necesitara el trabajo, juro que no volvería por allí. Cuando ya llevo 30 minutos andando, me detengo fuera del hospital central y una idea loca pasa por mi mente, sin pensarlo mucho entro a la dirección. —Buenas tardes señorita en que puedo servirle— pregunta un médico detrás del escritorio. —Mucho gusto mi nombre es Dessire Vivas, soy licenciada en enfermería, graduada en Venezuela. ¿Qué necesitaría para ejercer aquí?— pregunto. Aunque ya sé que su respuesta será negativa, porque cuando recién llegué a este país, fui a hospitales y clínicas, incluso a este y en todos me cerraron las puertas por no tener estudios colombianos. Pero intentarlo no me quitará nada. —Es un poco complicado porque deberías tener una nivelación aquí, por lo menos en la parte de los medicamentos, que cambian según cada país, pero ahorita estoy requiriendo personal urgente para la emergencia pediátrica. Hagamos algo, vente el miércoles con tus documentos en regla, yo mañana tengo una reunión con los jefes, les comentaré sobre tu caso y veremos que se puede hacer— dice amablemente. Le agradezco y le dejo saber que mi experiencia es el área pediátrica. Salgo del hospital con una sonrisa de oreja a oreja. Sé que no es nada seguro, pero al menos es un avance. Llego a casa y me quedo de piedra al ver la camioneta de Juan Pablo estacionada. Él está conversando con mi mamá mientras toman café. Al verme sonríe y me saluda con esa efusividad que lo caracteriza. —¿Dessire cómo estás? Pasaba por aquí y decidí ver como seguías— —Hola Juan Pablo, estoy mucho mejor. Gracias por preocuparte— respondo. Al momento que nuestros ojos conectan y olvido por completo que mi madre está viéndonos. Después de unos minutos anuncia que se va, lo acompaño a la salida y cuando le doy la mano para despedirme, me hala y besa mi mejilla. No sé que cara tengo, pero siento que me arde, al entrar a la sala mi madre me mira sonriendo. —Dessire Valentina te gusta... y tú a él. Por Dios me derrite como te mira— Dice Mamá que es una romántica empedernida, ella cree en esas historias de amor con finales felices de novelas. Pongo los ojos en blanco y contesto. —Nooo, estás loca mamá, ese hombre no me interesa, bueno no al menos para casarme y tener hijos. Te recuerdo que es extranjero, así que nada que ver— Cambio de tema rápidamente y le cuento sobre lo del hospital, grita emocionada y me asegura que esta es mi oportunidad. Intento dormir, pero no puedo, pensando en el estúpido beso de Juan Pablo, tengo que concentrarme en el único tema que nos concierne: sexo. Me repito una y otra como si fuera un mantra. Decido escribirle un mensaje para que el vea cuales son mis intenciones. Juan Pablo 9:35 pm  Eres el culpable de mi insomnio. Bueno en realidad no eres tú, sino tus labios. Ese beso me encendió e hizo volar mi imaginación.   9:45 pm Tardé 10 minutos en decidir que sería lo más conveniente en responder. No sé qué concepto tengas de mí Dessire, pero enserio me gustas, y quisiera ir despacio contigo. ¿Es enserio?, me le estoy poniendo en bandeja de plata a este tipo y me dice que quiere ir despacio, ay no lo que me falta es que sea un romántico, de esos que me dan alergia. No respondo nada, porque no sé ni que decir, apago el celular y me acuesto a dormir.              
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