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Mentiras

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Blurb

Trabaja como Dama de Compañía para un joven millonario que necesita de ella para eventos de alta gama y compañía en su habitación. Es lo que la mantiene en la universidad pero también lo que consume algunas de sus noches y fines de semana... pero eso cambia cuando conoce a Aiden, un joven que se siente atraído por la misteriosa joven de cabello cobrizo con unos ojos grises mezclados con azul.

Pero... Hay secretos guardados que saldrán a cambiar el rumbo de su vida.

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1
Me visto con lo necesario para la escuela, una blusa de manga larga y unos jeans que me quedan muy bien. Salgo de mi departamento para irme a la escuela, ya voy diez minutos tarde, así que omitiré la llegada a mi café. Quiero llegar a tiempo con la maestra Dayna, que hará examen la primera hora y es indispensable que llegue a tiempo. Al llegar al salón veo a tres chicos nuevos que no estaban ahí el día de ayer, pero no les presto atención y voy directo a mi lugar. Llegué un minuto antes de la hora. La maestra entra y ella nota a los nuevos compañeros, pero no dice al respecto sólo empieza a dar su clase con normalidad. Los nuevos le hacen preguntas sobre cada cosa que ella explica, no puedo creer que sean tan idiotas para creer que pueden crear un nuevo idioma en el mundo y lo peor es que la maestra les ayuda a decir que sería complicado pero que se podría. La clase se les va así, diciendo estupideces al por mayor y alegando cosas absurdas, me levanto y me voy a la siguiente clase con los mismos idiotas como compañeros, espero y no hagan lo mismo con el profesor Wilson. Que suficiente tuve con la maestra. Entramos a la clase y el patrón comienza de nuevo. —¡¿Se callan?!—no evitó mi tono ni mi queja—. Quiero escuchar la clase no sus ideas estúpidas sobre un nuevo país en el mapa. —Vaya, una rebelde—se burla el castaño. —Señorita Adams... —Profesor... Quiero escuchar la clase no respuestas tontas a lo que estos tres le preguntan. —Bueno... Tiene algo de razón—gracias dioses del Olimpo—, ya es suficiente de preguntas, vamos a la clase. Agradezco al cielo, que mi profesor tuviera cordura e ignorara lo que esté trio de idiotas quería, que era evitar las clases y anotar las cosas que dictan o explican los maestros. Cuando termina de decir sus comentarios con respecto a los cambios en el mercado nacional nos deja salir, camino a la siguiente clase con algo de cansancio pero es por qué anoche estuve haciendo ejercicio hasta altas horas de la noche, eso y que no dormí muy bien hasta casi las cuatro de la madrugada. Tomo asiento en el lugar de siempre, cuando menos lo pienso uno de los idiotas se sienta a mi lado, me intento levantar pero niega antes de poner su brazo alrededor de mi cuello y retenerme ahí hasta que la maestra Fisher entra para dar su clase de dos horas, trago al tener tan cerca a uno de esos estúpidos que interrumpen clases. Por milagro del señor no interrumpen en esta ocasión. En mi bolsillo suena un mensaje. De manera discreta me fijo quien puede ser. Necesito verte hoy. Daniel pasará por ti a la hora de tu última clase, el vestido que usarás estará en el auto al igual que los tacones a juego. Ya sabes cómo te quiero. Al parecer voy a trabajar el día de hoy. No me enorgullece decir que soy dama de compañía de uno de los solteros más importantes de la ciudad, aunque el hombre me presume como si fuera su pareja real y que decir de los ricos orgasmos que me arranca cuando me portó bien en sociedad. Siempre me llama cuando me necesita para desfilar con él. Aprendí a identificar cuando me llevará a una cena o reunión ya que usa palabras un poco más oficiales como el mensaje que me mandó y cuando quiere sexo para distraerse del trabajo, sólo me dice que me quiere en su departamento antes de cierta hora. No me quejó, me paga bien, me da cierta cantidad cada semana, y si me saca a restaurantes o cosas elegantes me compra uno que otro vestido además de juego de joyería. —¿La persona con la que mensajeas sabe que estás en clase?—veo al que está a mi lado. —Sí. —¿Y por qué te manda mensaje a esta hora? —Eso no te interesa. —¡Silencio allá atrás!—me callo y concentró en la clase. Ignoro al que está a mi lado que me pasa un papel con las letras que forman una oración que ignoro antes de dárselo. Lo hubiera tirado. Lo sigo ignorando hasta que las dos largas horas terminan, salgo del edificio para ir a buscar el auto que vino por mí. —¡Oye!—no me giro, sigo caminando—¡Espera Adams!—me doy la vuelta para verlo tomar aire al llegar a mí—Me gustaría saber tu nombre. —No te interesa eso. —Oye, lamento lo de las clases—de reojo veo que un auto entra al estacionamiento de la universidad—. Podemos empezar de nuevo... Me llamo Aiden Morgan, un placer. —Emm... Sí un gusto—digo apresurada—. Tengo que irme... Le saco la vuelta para caminar a un lugar donde Daniel puede estacionarse sin tener algún problema. Estaciona frente a mí, abro la puerta para entrar al auto cuando me jalan la mano. —¿Qué...? —Sólo quiero saber tu nombre—ladeo los labios antes de darle una respuesta. —Me llamo Harley—sus ojos cobran algo nuevo en ellos. —Un gusto, Harley... ¿Queen? Niego con una sonrisa en los labios. —Tengo que irme... Aiden, un gusto conocerte. Subo al auto y él me cierra la puerta de manera caballerosa, Daniel pone en marcha el auto. Sé que su cabeza está pensando en el sermón que puede darme por lo que pasó con Aiden, pero es un compañero nuevo que tal vez me gustaría que fuera mi amigo en un futuro, no soy buena para hacer amigos en estos tiempos, sólo tengo una mejor amiga muy loca y fuera de serie de nombre Cristina, es una chica muy energética y con un carisma único. Ella conoce el trabajo que hago para el magnate de negocios con el que me acuesto de vez en cuando. En mi trabajo, tengo una sola regla que debo seguir al pie de la letra, bueno, tengo dos reglas. Que de esas se basa cada aspecto de mi relación con mi jefe. La primera es: no sentimientos. No puede existir sentimientos de mí para Angus. De hacerlo nuestro contrato se cancela y todo lo que Angus me allá regalado será mío, y el amor que le pueda tener no será correspondido. La segunda es: no puedo tener una relación con otra persona (no sexual y no sentimental). No puedo tener novio o entregarme a otra persona a menos que Angus este de acuerdo en tener un trío lo cuál no es algo que pase. A Angus le gusta tenerme sólo para él. Una vez me hizo tener un trío con uno de sus amigos y... No soporto el ver qué otro me tomara. Así que cuando eso paso se enojo y no me habló por más que quisiera tener sexo conmigo. —Te dejaré en el estacionamiento—asiento escuchando mis indicaciones—. Vas a bajar las cajas y te vas a cambiar en el departamento... El joven llegará una hora más. Me bajo del auto agradeciendo el que me allá traído, me bajo del auto y camino al interior del edificio, lo bueno es que mañana es viernes y puedo llegar dos horas tarde. Entro en el edificio de siempre, el portero ya me conoce, tengo un año viniendo al departamento de Angus y amanezcó aquí casi todos los fines de semana es ocasional cuando amanezcó un día entre semana como hoy. Abro la puerta del departamento, cierro la puerta para internarme de lleno en el lugar e irme a arreglar para sea cual sea el evento al que me llevará esta noche. Subo las escaleras y avanzo hasta la puerta de mi habitación, me interno y en cuanto lo hago me desvisto. Y camino así al baño que tengo aquí, dejo que la tina agarre agua mientras espero voy por mi teléfono y pongo algo de música. Me meto en la tina y suspiró un poco antes de meterme al agua tibia. Me quedo un rato pensando en lo que sucedió hace rato con Aiden. Me sorprende que quisiera saber mi nombre cuando yo prácticamente lo deteste desde que se quiso hacer el chistoso en clase. No puedo creer que tenga que pasar el resto del año con él, o que tengamos más conversación más allá de lo debido. —Pensé que ya estarías cambiada—giro mi vista a esa voz que tantas veces he oído. Angus está recargado en el marco de la puerta. —¿Qué no llegabas dentro de una hora?—hace una cara de confusión que me confirma lo que pensé de manera fugaz—Ya paso la hora, ¿verdad? —Sí—ladea la cabeza y luego sonríe—. Pero ya que estás en la tina... Voy a aprovechar para acompañarte—se desprende del saco y de las cosas de valor que tiene encima. Me hago a un lado, para hacerle espacio en este pequeño espacio. Se acerca y mientras lo hace va dejando caer su ropa al suelo y los cuadros que tantas veces han estado arriba de mí quedan visibles a mi vista y tengo que girar la cabeza para no desear más de lo que quizá quiera el día de hoy. Siento su cuerpo dentro de la tina, con una de sus manos me atrae a él, me sube sobre sus piernas para empezar a besar la piel mojada de mi cuello, jadeo cuando me lame. —Angus... ¿No tenemos que ir a alguna parte? —Puede esperar—gimo un poco al sentir su erección entre mis piernas—. Aunque no será difícil excitarte. —Angus... Sus dedos rozan mi entrada por debajo del agua y no evitó soltar un ligero gemido de aceptación. Cuando Angus quiere que me moje hasta tener un orgasmo se toma su tiempo y aunque él esté muerto de la excitación no me penetra. Mueve despacio sus dedos por mi entrada, recargo mi cabeza en su hombro derecho mientras me masturba, con cada roce y fricción me muero por más. Mis gemidos ya no los calla y le gusta escucharme pedir y desear más. —Rápido... Más. —A Preciosa... Su teléfono suena, pero lo ignora, quiere darme un orgasmo y no importa como me lo dé, yo también quiero el orgasmo y la verdad me gusta más cuando lo tengo adentro, moviéndose en mi interior dándome un placer inigualable. —Acomodate—lo hago. Abro mis piernas lo más que se puede aquí, con sus dedos abre mis labios vaginales y lentamente entra en mi cuerpo robándome un gemido de placer que nos vuelve locos. Me comienzo a mover sobre su erección que nos ayuda a qué esto se sienta mucho mejor de lo que hemos pasado. —Despacio... Harley... Maldición. —Angus...—toma mis caderas y él me guía con movimientos fluidos. Rápidos y algunos lentos, pero así me guía hasta que tengo un orgasmo devastador y no sé diga él, que se viene después de subir y bajar mi cuerpo dos veces más. Pongo mi cabeza en su hombro mientras me recupero del orgasmo. —Vete a cambiar... Antes de que me arrepienta de ir a la maldita reunión—me despegó de él pero antes de levantarme me deja un beso en los labios—. Cuando volvamos tendrás que aguantarme toda la noche. —Y el fin de semana—asiente antes de besarme nuevamente. A veces me odio por amar estos días en los que tengo a Angus a mi disposición.

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