Salimos de la ducha y nos vamos a la cama, aunque hoy fue un día algo pesado, terminamos de manera increíble, Ainhoa se acomoda sobre mi brazo y no tardamos mucho en quedarnos dormidos.
Me despierta el timbre de mi teléfono y me levanto con cuidado para no despertar a Ainhoa, es Brett. Veo la hora y me preocupo, ya que es temprano y en Denver tienen dos horas menos.
—¿Brett, pasa algo?
—¡Jonás! —grita.
—¿Qué pasa?
—Tranquilo, todo está bien, solo que hoy tengo que viajar a Chicago y te iba a preguntar ¿si todavía ocupas el avión?
—Lo siento Brett, lo olvidé por completo.
—No te preocupes, creo que eso es bueno, quiere decir que todo salió bien.
—Así es, aunque no me puedo casar pronto por el tema de su herencia, tenemos que esperar al menos un año, sí vamos a vivir juntos.
—Vaya c
