Mi querido Doctor

Kyomi caminaba a paso firme por los pasillos de aquel aeropuerto, usaba un vestido rosa, corto y muy costoso, en algún momento del vuelo cambió sus zapatillas por unos tenis blancos, pues de ese modo era más cómodo. Había sido un vuelo de casi doce horas y aunque tuvo la oportunidad de dormir, en realidad no pudo descansar como era debido, pero aún así se veía muy fresca y radiante, había heredado la belleza de su madre y de su padre. Ella había tenido una vida llena de lujos y de comodidades. Mientras tanto, afuera de un aeropuerto un hombre en traje negro bajó de la parte trasera de un auto muy lujoso, no hacía falta preguntar, era más que obvio que aquel hombre tenía el dinero suficiente como para derrocharlo en lo que él quisiera, una mujer bajó detrás de él y frunció el ceño un poco molesta. —¿Qué hacemos aquí Daniel?. Yun-Daniel solo la miró de reojo y se recargó en aquel auto, su asistente se bajó y se quedó parado esperando las órdenes de su jefe. —Da-Hun. —Si señor— dijo el asistente al escuchar su nombre. —Ve a buscarla, ya es tarde —Si señor… pero… ¿A quien debo buscar?. —Su nombre es Kyomi Harrison. —Si señor— dijo el asistente y se fue muy rápido. —¿Quién es Kyomi? —preguntó la mujer que estaba con Daniel. —No es nadie—respondió Daniel mientras sacaba un cigarro, no le gustaba mucho el vicio, pero de vez en cuando se permitía uno. El asistente Da-Hun fue a una tienda de regalos y compró un plumón y una hoja, escribió el nombre de la chica y fue a la puerta por donde llegaban los que habían arribado a aquel aeropuerto. Se quedó ahí sosteniendo un letrero, y su mirada de inmediato se posó en una joven muy bonita, una chica extranjera, que sin duda tendría muchos pretendientes, pues tenía un cuerpo de infarto, trató de no verla de un modo acosador, y sintió que su corazón se aceleró al verla dirigirse hacía él. ¿Acaso era ella?. —Hola, yo soy Kyomi— dijo la chica y sonrió, haciendo que al pobre Da-Hun casi le diera un derrame. —En serio Daniel, ¿Por que estamos aquí?, creí que ibas a llevarme a cenar. Daniel aspiró de su cigarro y miró a la mujer que se veía muy impaciente, —Si no quieres estar aquí puedes irte— dijo él de un modo seco, odiaba que lo cuestionaran de ese modo, en realidad odiaba tener que dar explicaciones de las cosas que hacía. La mujer se aclaró la garganta y sonrió, —Lo siento mi amor, perdóname, es solo que quería pasar tiempo contigo, casi nunca nos vemos, y ahora vienes por una chica, estoy celosa. —No es una chica, es solo una niña delgada y sin nada que llame mi atención, no tienes por qué estar celosa. —¿De verdad?. Daniel recordaba muy bien a Kyomi, si, la chica tenía un rostro bonito, y aunque él no la veía desde que ella cumplió los quince, estaba seguro de que no pudo cambiar mucho durante ese tiempo, aunque a Yun-Daniel siempre le gustó Kyomi, ella lo atraía de un modo único, fue así desde que eran niños, y había sido así desde…desde siempre. Y pronto se tragó sus propias palabras pues miró a su asistente, y a su lado una hermosa mujer, con toda la extensión de la palabra. —¿Ella es la niña que dices? —preguntó la mujer que estaba junto a Daniel. —Si es ella—Respondió el pobre hombre volviéndose loco. —No parece una niña. Kyomi miró al hombre recargado en aquel auto y sonrió, Yun-Daniel siempre había sido muy guapo, tenía rasgos asiáticos muy encantadores con el cuerpo de un extranjero, alto y fornido, su madre fue una mujer rusa muy hermosa, y su padre fue un hombre muy atractivo, mitad Coreano y mitad Chino, así que Yun tenia una combinación muy interesante. Se plantó frente a él y lo miró directo a los ojos, luego miró a la mujer que estaba a su lado y sonrió. —Tú no cambias, ¿Cierto?—preguntó Kyomi. —Llegas tarde— dijo Daniel. —Oh tal vez tú llegaste muy temprano. Él la miró de pies a cabeza y luego se detuvo en sus ojos aceitunados, —No te hiciste cirugías estéticas, ¿O si?. —¿Por qué?, ¿Te gusta lo que vez?, todo es herencia de mi familia, es una lástima que no todas puedan decir lo mismo —dijo Kyomi y miró a la mujer que la veía con asco. —Sube al auto, tengo cosas importantes que hacer —dijo Daniel mientras apagaba su cigarro. Kyomi se subió al auto y Da-Hun se apresuró a subir sus maletas a la cajuela del auto. —Da-Hun, lleva a la señorita Chae-ri a comer y te veo en media hora en Lingshe —ordenó Daniel y se dirigió a su auto. —¿Qué?, Daniel, no puedes dejarme aquí, ¡Daniel!. Daniel ignoró por completo a la mujer que le gritaba, subió al asiento del piloto, puso el auto en marcha y empezó a conducir a la casa de sus padres. —¿Esa era tu novia? —preguntó Kyomi con curiosidad. —¿Qué más da?. —Es bonita, pero no es la mujer para ti. —¿Ahora sabes de esas cosas?. —No, pero ella parece engreída, engreída ella y engreído tú, no creo que lleguen muy lejos. Daniel no comentó nada al respecto y sólo continuó conduciendo, Al llegar a la residencia de los Wong, la chica se bajó sin esperar la amabilidad por parte de aquel hombre, pues sabía que él era un poco…frío con la gente, miró la enorme casa y sonrió, era una enorme mansión en uno de los puntos más caros de Seúl, quien pudiera pagarse esa casa, sin duda era alguien con mucho dinero. Pues así era, Yun-Daniel era el hijo de uno de los hombres más importantes de Corea, el mismo fundador de Lingshe, un conglomerado con diferentes centros comerciales, con una cadena de hoteles y restaurantes, con clubes nocturnos, cines y una compañía de modelos y de actores. Y Yun era uno de los accionistas de aquella empresa, mientras que su hermana, Esther Wong estaba casada con el CEO de Lingshe, Ezra Kurt, quien también era el hermano adoptivo de Yun-Daniel. En teoría el apellido Wong era reconocido por todos los grandes empresarios y todos respetaban a los hijos de Daniel Wong. —¡Que casa!, no la recordaba tan grande. —La remodelaron —aclaró Daniel mientras se paraba a lado de la chica. —¿Y eso por que?. —Se convertirá en un orfanato, era la última voluntad de mi madre, así que en dos semanas llegarán catorce niños de la fundación, la casa se adaptó para ellos y para sus necesidades. —Lamento mucho lo de tú mamá, se cuanto la amabas. —No viniste al Funeral — dijo Daniel con un poco de resentimiento, ya habían pasado tres años de eso, pero aún dolía mucho. —Si, tuve un accidente y me rompí un brazo, ¿Mis padres no te lo dijeron?, estuve en el hospital, quería venir pero mi padre no me dejó. Daniel la miró y negó, —Tampoco pregunté, no importa. —¿Estas bien?. Él asintió. —vamos, mi hermana debe estarte esperando. Kyomi miró la espalda de aquel hombre y lo siguió, Yun-Daniel siempre había sido tan reservado con sus emociones, pero ella lo había visto llorar de tristeza y también reír de felicidad, así que eso la hacía sentir especial, Yun siempre había sido la clase de persona que no se acercaba a pedir ayuda o consejos, él era tan atractivo como misterioso, en realidad nadie lo conocía, nadie a excepción de Kyomi. Al entrar a la casa una empleada los recibió con una sonrisa. —Bienvenida señorita Harrison. —Hola. —¿Dónde está mi hermana? —preguntó Yun-Daniel directamente. —Esta en su recámara, bajará en un momento, ¿Gustan algo de tomar? —No—respondió Daniel. —Oh, yo si quiero algo, ¿Podemos hacer una bebida Coreana?, ¿Suju? — preguntó Kyomi y se sujetó del brazo de la empleada, mientras que la llevaba a la cocina. —Pero no tiene que venir conmigo señorita… yo pu… —Tonterías, quiero ver la cocina de este lugar. Daniel solo miró a las dos mujeres que se iban y resopló mientras aflojaba su corbata, subió las escaleras y se topó con su hermana quien venía saliendo de su habitación. —¿Yun, que haces aquí? —preguntó Esther mientras se acomodaba el cabello, Esther era bonita y tenía una elegancia inigualable. —¿No me pediste que trajera a Kyomi?. —Si, pero conociéndote, creí que mandarías a tu asistente por ella, en realidad no esperaba que tú personalmente fueras por ella al aeropuerto. Yun se aclaró la garganta y se enderezó, —Tenía tiempo. Esther sonrió y lo miró con cierta curiosidad, —Desde niño ella te ha gustado mucho, ¿Aún te gusta?. —Por supuesto que no, no es mi tipo. —¿Estas seguro?, yo decía lo mismo de Ezra, y míranos, estamos juntos y enamorados. Yun miró a su hermana y sonrió, —Eso no va a pasar conmigo y con Kyomi, ella no me gusta. —Esta bien, no voy a molestarte más, ¿Dónde está ella?. —En la cocina, buscando Soju. Cuando Esther Wong miró a Kyomi se sorprendió mucho, pues estaba frente a una joven realmente encantadora, aunque no era una sorpresa, los padres de Kyomi eran muy agraciados, así que la chica debió de adoptar los buenos genes, era delgada, con curvas, tenia un rostro angelical, y una cabellera castaña y larga, tenía unos hermosos ojos aceitunados, y una sonrisa que era perfecta. –¡Esther! —exclamó Kyomi con emoción y corrió a abrazar a la mujer que entró a la cocina. —Pero mírate, te vez fenomenal. —¿De verdad?, ¿Solo estás siendo amable?. —Lo digo en serio, ¿Cómo estuvo el vuelo?. —Aburrido, deberíamos de ir a Itaewon, escuché que la fiesta ahí es increíble, ¿Podemos ir?. —Olvídalo. Las dos mujeres miraron al hombre que entró a la cocina y que fue por un vaso de agua. —Tenías que ser tú, siempre tan… aburrido —dijo Kyomi mientras miraba a Daniel.