45 días despues...
ALEXA
Estuve sintiendome mal toda la mañana, una molestia en el lado izquierdo de mi vientre, supongo que anoche dormí en una mala posición y además el peso de mi bebé no ayudaba nada. Me senté en el sofá y dejé caer la cabeza. Julia que estaba en la cocina vino corriendo.
- ¿Estas bien? - Preguntó asustada.
- Si, solo estoy cansada. - Ella asintió.
- ¿Necesitas algo? - Negué, ella se paró y me miró unos segundos.
- Estoy bien. - Dije.
- Esta bien, si necesitas algo dímelo. - Asentí y cerré mis ojos.
Sentía mi cabeza palpitar, esto me pasa por no descansar, me levanté como pude del sofá y me fui a mi cuarto. Antes de llegar ví la puerta del cuarto de mi hija abierta, entré. Hace unas tres semanas empezamos a decorarlo, al final con Julia nos decidimos pintar la pared en un gris neutro, las terminaciones del techo y el piso de color blanco, le dijé a Julia que le hacía falta algo de color en las paredes, ella pensó lo mismo. Estuvimos unos tres días discutiendo que pondríamos en la pared, Julia quería que fuera un arbol pintado, yo negué inmediatamente, no quería poner un arbol, quería algo que tuviera un significado especial. Algo asi como alguna frase, ella me dicutió que no era apropiado pero al final terminé ganandó yo, já, estaba que echaba humo ese día, pero cuando le mostré la frase que quería pintar estuvo de acuerdo, era una frase de Paulo Coelho, es uno de mis escritores favoritos y sus palabras me inspiraban mucho. Me acerco a la pared y paso mis dedos por la letras escritas.
"No importa cómo te sientas,
levántate todas las mañanas y prepárate para emitir tu luz.
Los que no están ciegos verán tu brillo y se maravillarán con él."
Era una hermosa frase, y se que a mi bebé cuando la pueda entender la amará tanto como yo. Me alejé de la pared y miré a mi alrededor, al final cedí ante la idea de Julia de poner el piso de roble oscuro, la verdad es que quedó muy lindo, la cuna era blanca, tenía unos animalitos colgados, obviamente eran rosas, también tenía un tul blanco que la cubría, y la ropita de cama era rosa con unos toquecitos blancos. Junto a la cuna había una cómoda blanca con manijas rosas, encima tenía dos cuadros con las fotos de las ecografías y un peluche de oso blanco. En una de las esquinas Julia había puesto una alfombra con un montón de chiches, algo innecesario ya que pasaría un tiempo antes de que mi bebé pudiera siqueira sentarse derecha. En la esquina opuesta había una mecedora, tenía una mantita colgada en uno de sus apoyabrazos, y junto a ella había un armario donde ya tenía todo listo, la ropita, los pañales, las cremas y lociones aptas para bebés, las mantitas, la bolsa del hospital, las memitas, todo. Sonreí al pensar en que pronto la tendría conmigo, tan chiquita e indefensa, de seguro era igualita a su papá.
Después de que Julia me contará lo que pasó la última vez que fue a la ciudad me puse a pensar en él, me siento muy mal al no decirle nada, no se porqué ahora pienso en eso, pero cada vez que se acerca más el momento del parto, más pienso en decirselo, creo que se merece estar ahí, aunque después me odie por no haberle dicho nada hasta ese momento.
Miro por última vez el cuarto y salgo, voy despacito hacía el mio pero antes de llegar me detengo, siento una patadita de mi bebé, sonrío y entro a mi cuarto. Me quito la ropa y me pongo mi camisón premamá, me recuesto en la cama e intento dormir.
Una puntada fuerte me despierta, llevo mi mano a mi pansa, el dolor vuelve, trato de levantarme pero es peor, ahora el dolor se vuelve insoportable. Grito con toda mi fuerza para que Julia me escuche. Dios, la cabeza me da vueltas, mi frente está sudada y el dolor no disminuye, pongo mis manos en mi panza y me retuerzo de dolor. Escucho a Julia gritar, la puerta se abré de un golpe y ella entra asustada.
- ¿Que pasa?, ¿Lex? - Se acerca a mi.
- Me duele. - Consigo decir, ella me mira nerviosa y se queda paralizada un segundo.
- Mierda mierda mierda, llamaré a emergencias. No te muevas. - Asiento y ella sale corriendo, unos segundos después vuelve y está hablando con alguien. - Si, tiene ocho meses de embarazo, no, por favor venga los más rápido que pueda. Esta bien. - Ella se acerca y toca mi frente sudada. - No, no tiene temperatura. - En ese momento grito de dolor. Julia está muy nerviosa y me pone aún mas nerviosa verla caminar de un lado a otro.
Por favor que alguien venga pienso. El timbre suena y Julia corre a abrir la puerta, siento como todo gira, de a poco el dolor va desapareciendo, todo se mueve en cámara lenta, dos hombres entran corriendo a mi habitación, uno de ellos me dice algo pero no lo entiendo, escucho solo mi respiración, tengo tanto sueño. Esucho que alguien grita, levanto la cabeza y veo a Julia, ella está llorando, de repente estoy flotando o eso creo, veo como me sacan de mi cuarto. De un momento a otro me encuentro en una caja iluminada con muchos artefactos, siento un pinchazo en mi brazo, hago una mueca, solo quiero dormir. Estoy muy cansada. Cierro mis ojos.
- Lex...¡¡LEX!! - Julia grita y mis ojos se vuelven a abrir, ¿acaso me estoy muriendo?, ¿qué me pasa?, ¿mi bebé está bien?. Dios todo me da vueltas.
Mi mente solo piensa en Connor, en sus ojos, en su risa, en sus besos, Dios lo amo tanto. Quiero hablar pero tengo una mascarilla en la boca, lentamente muevo mi brazo y logro sacarmela. Es ahora o nunca, se que estoy haciendo lo correcto, al menos por última vez. Julia tiene la cara roja de llorar.
- Lla...llamalo. - Ella me mira sin entender.
- ¿Que? ¿a quien? ¿William? - Niego. Le pido que se acerque.
- Connor. - Susurro en su oído. - Llámalo.
- Lo haré. - Dice y besa mi sudada frente.
Lo último que veo es a Julia sacar su movil, pienso en mi bebé. Mi bebé. Todo se vuelve oscuro.
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CONNOR
Estaba terminando de arreglar unos papeles cuando Anne entra corriendo en mi despacho. Se acerca a mi y me entrega el telefono.
- ¿Hola? - Digo, escucho un llanto al otro lado. - ¿Quien es?
- Ohh Connor tienes que venir, es urgente.
- ¿Julia?, ¿Que pasa?. - Lo primero que me vino a la mente fue Alexa.
- Tienes que venir ahora...es...es Alexa...no se que tiene, de un momento a otro se puso mal y yo..- Los llantos no la dejaron terminar
- Esta bien, ¿donde estas?
- Estoy en Nuevo Puerto. - Dijo sollozando.
- ¿Es una broma?, está a tres horas. - Digo molesto, tomo mi chaqueta y salgo de la oficina aún con el teléfono en mi mano.
- Lo se pero...tienes que venir por favor, ella me dijo que te llamara. - Dios esto era grave.
- Esta bien, ya mismo salgo para allá.
Anne y Alice estan en la sala cuando bajo, ambas me miran preocupadas.
- Me tengo que ir. - Digo. Ellas asienten.
- ¿Es algo grave? - Pregunta Alice, la miro, ya tiene ocho meses. Parece que se hubiera tragado una pelota de playa. Me acerco y beso su cabeza.
- Espero que no, no sé que pasó pero lo voy a averiguar, Anne quiero que cuides de Alice y cualquier cosa me llamas ¿entendido? - Anne asintió.
- Si si, no te preocupes y vé. - Asentí y salí corriendo. José ya me estaba esperando, se vé que Anne le avisó, le dijé que me llevara al helipuerto, él asintió. Por el camino llamé a mi amigo John.
- ¿Connor? - Dijo él sorprendido.
- Si soy yo, necesito pedirte un favor.
- Claro ¿que precisas?
- Necesito que me lleves en helicóptero a Nuevo Puerto.
- ¿Pasó algo? - Su tono era preocupado.
- No lo se por eso necesito que me lleves.
- De acuerdo, te veré en la pista.
- Gracias colega. Llegaré en unos quince minutos. - El se depidió y colgó.
- Apurate José. - Dije, él asintio y subió la velocidad.
Cuando llegamos me bajé corriendo, John ya tenía todo listo, subímos al helicóptero y este comenzó a elevarse. No dejaba de mover mis manos, Dios estaba muy asustado. Por favor que no sea nada grave, por favor.
- ¿Estas bien? - Preguntó John. Negué.
- No, estoy aterrado. - El asintió.
- Tranquilo. Llegaremos lo más rapido posible. - Asentí.
En el camino llamé a Julia, ella seguía igual de nerviosa, al parecer se habían llevado a Alexa y no le querían decir nada de su estado, la notaba muy alterada.
- Calmate Julia, falta poco para que llegue.
- Esta bien, date prisa. - Ella seguía sollozando cuando cortó.
Cuando aterrizamos en el helipuerto del hospital, una hora después, me despedí rapidamente de John y comenzé a bajar las escaleras como un loco. Cuando llegué al primer piso corrí a la recepción, y pregunté por Alexa.
- ¿Usted es familiar? - Asentí, ella me miró un momento sospechando pero luego buscó en su computadora.
- Esta en el segundo piso, habitación ciento veintiocho.
- Gracias. - Dije y corrí al ascensor.
- ¿Connor? - Me giré y ví que Julia corría hacia mi. - Ohh que bueno que llegaras, ellos no me quieren decir nada porque no soy familiar, me tienen aqui con el corazón en la boca.
- Tranquila, le pregunté a la señora de allí. - Dije señalando la recepción. - Me dijo que estaba en el segundo piso, habitación ciento veintiocho. - Julia asintió.
Cuando el ascensor se abrio entramos y apreté el número dos. Ella se movía de un lado a otro, se tomaba la cabeza y murmuraba algo. Me acerqué y le tomé las manos.
- Calmate. - Ella me miró, tenía los ojos llorosos.
- No puedo.
El ascensor se abrió y ambos salimos. Ella corrió a una enfermera que pasaba frente a nosotros.
- ¿Sabe algo de Alexa Harrison? - Preguntó. La enfermera nos miró a los dos.
- ¿Son familiares? - Yo asentí.
- Soy su esposo y ella es mi hermana. - Dije, Julia asintió siguiendome el juego. La enfermera asintió.
- En este momento la están preparando para cirugía. - Julia ahogó un grito. - Su fibroma estaba muy pegado a la pared del útero, a medida que la bebé crecía fue presionando el tumor, llegó un determinado momento en que la presión fue tanta que la pared se abrió.
- Oh por Dios. - Dijo Julia llorando.
Me quedé congelado en mi lugar, ¿acaso oí bien?
- ¿Usted ha dicho bebé? - Pregunté. La enfermera asintió y se retiró. Miré a Julia, ella agachó la cabeza.
- ¿Alexa está embarazada? - Julia comezó a caminar hacia la sala de espera. - ¿Julia?
- Lo siento. - Dijo.
- Ohh mi Dios, ¿tengo un hijo? - Ella miró hacia otro lado y asintió. - ¡¡¿Porqué no me lo dijeron?!! ¡¡¿porqué?!! - Me levanté furisoso. - ¡¡¿PERO QUE ES LO QUE PASA CON USTEDES?!!
- Lo siento, pero tú tambien tienes la culpa. - Dijo molesta.
- ¡¡¿YO?!!, ¡¡¿QUÉ CULPA TENGO PARA QUE NO ME DIJERAN QUE IBA A SER PADRE?!! - Padre, pensé, iba a ser padre y no me lo dijeron.
- Ella te lo iba a decir ¿de acuerdo?, el día en que te llamó para decirtelo la mandastes al demonio asi que ahora no te vengas a hacer la víctima. - Dijo calmadamente.
Recordé el día en que Lex me llamó, que idiota soy, lo hizo para decirme que estaba embarazada y yo me porté como un idiota. Le dije que no quería saber nada de ella, le dije que me dejara en paz...soy...soy tan imbécil.
- Tienes razón, esto es mi culpa. - Digo abatido. Me siento en el suelo y bajo la cabeza. - Por mi culpa ella tiene que pasar por esto.
Julia se sienta a mi lado.
- Lo siento, no debí decir que era tu culpa. - Ella me abrazó.
- Lo que dijistes es cierto, todo esto es mi culpa, debí haber estado allí para ella, debí cuidarla.
- No te atormentes Connor, él doctor de Alexa nos dijo que esto podría pasar. - La miré.
- Ohh si el imbécil de su doctoristo, además ¿qué es eso del tumor que dijo la chica? - Ella suspiró.
- Will no es un imbécil. Por otro lado el día en que Lex se enteró que estaba embarazada le hicieron una ecografía, su médico vió que tenía un fibroma en el lado izquierdo del útero, él nos dijo era un tumor benigno, me preocupé cuando lo dijo, pero él nos aclaró que en muy pocos casos el tumor afecta el embarazo. Pero al parecer Lex es uno de esos casos. - En ese momento un hombre joven se nos acerca. Julia lo mira y luego a mi.
- ¿Como está? - Dijo el hombre. Julia se levantó.
- Ohh Will. La van a llevar a cirugía, el fibroma rompió la pared del útero. - Me levanté del suelo.
- Verás que todo va a estar bien. - Dijo él hombre, me miró y tendió su mano. - Soy William.
Asi que éste era el famoso doctorsito. Le apreté la mano, Julia nos miraba nerviosa.
- Soy Connor, el esposo de Alexa. - Dejé bien claro, su cara cambió completamete. Me miró con despreció.
- Asi que tú eres el imbécil que la dejó embarazada y se desinteresó de ella. - Lo miré atónito ¿qué es lo que este imbécil acaba de decir?
- ¿Que me dijistes? - Pregunté asesinandolo con la mirada.
- Lo que oístes patán. - Me acerqué y lo empujé.
- No sabes de lo que hablas idiota, asi que mejor cierra la puta boca. - Julia se metió entre los dos.
- Basta. - Dijo, miró al idiota. - William no tienes ni idea de lo que hablas asi que mejor cierra la boca. - Él asintió y luego de darme una mirada molesta se fué. Miré a Julia desconcertado.
- ¿Y a éste que le pasa?
- No lo se. - Dijo molesta.
Pasaron dos, tres, cuarto horas y seguíamos esperando saber algo, el doctorsito imbécil no volvió a molestar. Cada minuto que pasaba me ponía mas nervioso. Me puse a caminar de un lado a otro en la sala, todo estaba en silencio, solo se oía el ruido que hacía la máquina de agua. En ese momento entra un hombre mayor vestido de azul.
- ¿Familiares de Alexa Harrison? - Inmediatamente corrí a él, Julia hizo lo mismo.
- Aqui. - Dijimos ambos. El doctor asintió. - ¿Como están?
- La cirugía salió muy bien, logramos reparár el daño causado y extirparle el tumor. - Los dos suspiramos aliviados.
- ¿Y mi bebé? - Pregunté.
- La niña esta bien, si bien nació un mes antes de lo esperado está en perfectas condiciones. Aunque tiene que quedarse un par de semanas en el hospital debido a su bajo peso. - Ambos asentimos. Él médico se fue y yo respiré aliviado.
- ¿Entonces en niña? - Pregunté. Julia asintió.
- Si, es niña. - Tenía una niña, ¡¡UNA NIÑA!!. Reí como un loco, tomé a Julia y la hice dar vueltas.
- ¡¡TENGO UNA HIJA!! - Grité, Julia rio y asintió.
- ¿Ya nació? - Escuché al doctorsito que al parecer siempre aparece en el momento menos oportuno.
- Asi es. - Dijo Julia.
- Que bueno, ¿y Alexa?
- Esta bien, todo salió bien. - Dijo ella, yo solo podía mirarlo de mala manera.
- ¿Cuándo podré verla? - Preguntó. Me acerqué a él y lo empujé con mi dedo.
- Tu no verás a nadie, te quiero lejos de mi mujer. - El se rió.
- Tú y cuantos más van a impedirlo. - Maldito.
- Yo solito me basto imbécil. - Él me empujó, yo se lo devoví, Julia grió y ambos la miramos.
- ¡¡Ya basta!!, ¡¡se comportan como niños!!
- Tienes razón. - Dije apenado. Él imbécil ni se merecía que le rompiera todos los huesos.
- ¡¡Claro que la tengo!!, tú. - Dijo señalando al doctorsito. - Dejate de estupideces, y tú, deja de pensar que mi amiga es de tu propiedad. - Ambos asentimos. - Ughh, me estresan.
- Lo siento. - Dijo el idiota.
- Lo siento. - Dije yo.
- Bueno, William no creo que sea un buen momento justo ahora, ¿porqué no regresas mañana? - Él la miró un momento, luego asintió y se marcho.
- Wow, me sorprendió que le pidieras que se fuera. - Ella suspiró.
- Es lo mejor, si se quedaba era solamente para problemas.
- Si seguramente hubieramos terminado a las trompádas. - Ella rió.
- Ya, ya mejor vayamos a conocer a tu hija. - Asentí y sonreí como un tonto. Ella me miró riendo. - ¿Traes babero?
- No. ¿cómo crees que sea? - Pregunté.
- Ojalá sea igualita a su mamá. Porque si sale a ti, pobrecita. - Me llevé una mano al pecho.
- Eso dolio. - Ella rió.
- Ya, ya veamos a tu hija.
Si, mia, mi hija.