CAPÍTULO 74.

2435 Words

El aire huele a café y desinfectante, una mezcla que reconozco incluso con los ojos vendados. Camino por la entrada en silencio, escuchando el leve chirrido de mis tacones sobre el hormigón. A cada paso, el corazón me late más fuerte. Tal vez es por los nervios, tal vez por la culpa acumulada o simplemente por la nostalgia que me ha invadido desde que Gedeón me propuso matrimonio y me dijo lo que había hecho al venir a ver a mi padre. Mi mano tiembla apenas cuando toco la puerta de su casa. Lo hago tres veces con suavidad. No quiero irrumpir, solo anunciarme. —¿Quién es? —escuché su voz grave al otro lado, algo más áspera que de costumbre. —Soy yo, papá. Hay un momento de silencio. Después, el chirrido de la cerradura. La puerta se abre con lentitud. Ahí está mi padre. Lleva una camis

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