POV. GEDEÓN. La luz del estacionamiento subterráneo tintinea sobre el capó n***o del SUV, reflejándose como un halo desvaído sobre el parabrisas. Estoy sentado en el asiento trasero, con el cuerpo echado ligeramente hacia adelante, los codos apoyados en las rodillas y los dedos entrelazados, colgando entre mis piernas. El aire aquí huele a concreto húmedo y gasolina, a encierro, y a paciencia agónica. Delante de mí, en los asientos delanteros, están Gianni y Logan, silenciosos como estatuas, aunque sé que están tan tensos como yo. Sus ojos escanean con movimientos imperceptibles los espejos, las entradas del estacionamiento, atentos a cualquier sombra que se mueva en falso. Afuera, mis hombres se han desplegado con la precisión quirúrgica de un escuadrón entrenado. Posiciones tomadas, pu