Diana tragó en seco, y sintió que la garganta le dolió, —William, tú me amaste, ibas a pedirme matrimonio—dijo ella tratando de no entrar en pánico, —Si, pero eso jamás pasó, y no hay manera de que puedas probar que yo me enamoré de ti primero— dijo William de lo más tranquilo mientras sacudía ligeramente su cigarro sobre aquel bonito cenicero de cristal, —Aún tengo el anillo de compromiso que me regalaste, puedo usarlo en tu contra— William hizo una mueca y dejó el cigarro sobre el cenicero, lanzó un suspiro y negó, —Diana, ese anillo yo te lo regalé, si, pero si mal no recuerdo, te dije que lo vendieras para que usaras el dinero, jamás recuerdo haberte echo una declaración de amor— –Entonces, ¿Esperas que termine mi matrimonio y que me vuelva tu puta?— preguntó Diana con coraje,