Episodio 4

1129 Words
Punto de vista de Rosie Cuando mis ojos se abrieron ante el brillante sol de la mañana, una sonrisa se curvó en mis labios mientras los recuerdos del hermoso sexo que compartí con Damian inundaban mi mente. Fue tan dulce y gentil que apenas recordaba lo que Austin me había hecho. El dolor seguía allí en algún rincón de mi corazón, pero Damian despertó sentimientos y deseos que ni siquiera sabía que tenía. Durante toda la noche, mi voz se quedó ronca de tanto gritar su nombre mientras él seguía haciéndome el amor con tanta ternura. Estuve a punto de dejarme vivir en ese sueño, pero sabía que tenía que despertar de esa fantasía. Me giré en la cama esperando encontrarlo mirándome desde algún rincón, pero me decepcioné al no verlo. Solo un pequeño pedazo de papel me devolvía la mirada desde el lugar donde él debería haber estado. El corazón me dio un vuelco mientras me incorporaba rápidamente para ver lo que decía. *"Eres mía"*, decía la nota, y por un segundo solo pude quedarme mirándola mientras una sonrisa llena de anhelo bailaba en mis labios. Desearía que fuera verdad. Desearía que no fuera el alcohol el que lo empujó a escribirlo… desearía que pudiera haber algo más entre él y yo… pero tenía que hacerme entrar en razón. El rechazo de Austin ya era suficiente para mantener mi mente en un constante chequeo de realidad. No podía engañarme pensando que el futuro Alfa podría quererme alguna vez. La noche anterior fue una locura, dolorosa, pero no fue completamente horrible. Todavía odiaba el hecho de haber dormido con Austin, pero no sería lo único por lo que recordaría esa noche. Damian me dio un recuerdo que atesoraría para siempre. En lugar de recordar la humillante manera en que mi mate me rechazó, recordaría cómo Damian me besó… como si realmente me deseara. Recordaría lo gentil que fue conmigo… como si yo fuera lo más importante para él. Y este pedazo de papel era la prueba de que realmente sucedió. Lo abracé contra mi pecho y suspiré. Fue hermoso, pero tenía que volver a la realidad. Estaba segura de que no podría olvidar lo que Austin me hizo, pero solo podía esperar y rogarle a la diosa luna que nunca más cruzáramos nuestros caminos. Rápidamente tomé mi vestido y me arreglé la apariencia. Estaba a punto de salir cuando un golpe sonó en mi puerta, justo antes de que se abriera lentamente. —Señorita, ¿puedo entrar, por favor? —era uno de los hombres que me habían drogado anoche, pero su voz ahora era más tranquila e… incluso diría que asustada. —Sí… —susurré, sin saber qué esperar. —Lamento molestarla, pero en cuanto el hijo del Alfa se fue y tratamos de registrarla en los archivos, nos dimos cuenta de que habíamos cometido un gran error... Fruncí el ceño al instante y lo primero que pasó por mi mente fue gritarle que se los había dicho, pero me contuve y escuché. —Estamos muy arrepentidos por esto… también vimos que usted era la chica que había venido con el futuro Beta, Austin. De verdad deberíamos haberle hecho caso pero… ahora ya es demasiado tarde. Lo hecho, hecho está pero… —sus ojos se encontraron con los míos mientras juntaba las manos en súplica—. Estamos dispuestos a pagar lo que usted quiera para que este horrible error quede enterrado bajo la alfombra. Por favor, señorita. Una risa irónica escapó de mis labios ante su descaro. Quería comprar mi silencio solo porque entré con Austin y me acosté con Damian. Quizás, si los hombres no fueran tan influyentes, ni siquiera estaría aquí. Era solo un hombre cruel que pensaba más en la avaricia que en cualquier otra cosa. Si yo tuviera un rango más alto, me aseguraría de que recibieran castigo, pero considerando lo que era… el dinero era lo mejor que podía esperar. —Quiero el 50% de las ganancias de anoche… —dije, observando cómo se le abrían los ojos—. Austin es mi mate. Así que más te vale considerar esto como una oportunidad para tu negocio. ¿Aceptas o no? —Por favor, tengo trabajadores y otras chicas a las que pagar. ¿Qué tal un 15%? —se atrevió a decir. Me limité a encogerme de hombros. —30% y en efectivo. ¿Trato hecho o no? Sabiendo que lo tenía acorralado, no le quedó otra opción. —Hecho. Bajé con él a la recepción y organizó el dinero para mí. En cuanto me lo entregó, tomé un taxi hacia un lugar diferente antes de tomar el verdadero camino a mi casa. Por si acaso se encontraban con Austin y de alguna manera se daban cuenta de que no había nadie que viniera a defenderme. --- UN MES DESPUÉS —Estás embarazada, Rosie. Las palabras de la doctora resonaban en mi cabeza mucho después de haber salido apresuradamente de la clínica. Temía escuchar esa noticia, sinceramente ya lo sospechaba por lo enferma que me sentía apenas unas semanas después de esa noche, pero no quería aceptarlo. Y ahora que la verdad me miraba directamente a los ojos, ya no podía huir. Estaba realmente embarazada, y lo peor era que ahora Susan, la doctora del pack, también lo sabía. Susan era prácticamente un chismoso con cero profesionalismo. Habría perdido a sus pacientes hace mucho tiempo por eso si no fuera porque era la única doctora que atendía a las Omegas en todo el pack. Y tal como esperaba, en cuanto llegué a casa, todos me miraban raro. —Está embarazada. —¡Pero ni siquiera está unida legalmente con nadie! —¡Es una zorra! ¡Siempre lo supe! Los comentarios seguían aumentando y supe que ya no estaba a salvo. No de ellos, sino de Austin. Si la noticia seguía corriéndose así, solo era cuestión de tiempo antes de que Austin se enterara también. Y si sospechaba que había una posibilidad de que el embarazo fuera suyo, entonces estaría en gravísimos problemas. Ni siquiera quería imaginar cómo reaccionaría, pero sin duda intentaría matarme a mí y al bebé. Pero ese ni siquiera era el principal problema. Lo que más me atormentaba era el hecho de que había una gran posibilidad de que el embarazo ni siquiera fuera suyo. Esa noche, él no fue el único hombre con el que estuve. También había estado con Damian. Pero al igual que con Austin, tampoco podía ir con Damian. Siendo yo solo una omega, seguramente me quitaría a mi bebé y eso era en el mejor de los casos… si es que siquiera me recordaba. La conclusión era que mi bebé y yo ya no estábamos seguros en este pack. Tenía que huir.
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