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1278 Words
Capítulo doce. Por alguna extraña razón , el miedo a las armas era algo inevitable para mí a pesar de no saber porque. Ahora debía volver a como era en esa época donde matar no era un problema, era una niña pero eso no evitó una masacre. Para mí, las tres armas que estaban en el maletín eran exactamente iguales y ahora debía elegir una. Observo cada una de ellas. –Cual es la diferencia?– pregunto. –La de la izquierda es de repetición, la de la derecha es automática y la del centro es semiautomática. Y la diferencia es que?... Intento buscar las palabras correctas para decirle que no tengo idea de lo que habla pero Caitlyn se adelanta. –La del centro es la mejor opción– aconseja. Asiento y levanto la del medio. –Esa es una M1911, el ejercito utiliza ese modelo desde la primera guerra mundial– Explica el pelirrojo con entusiasmo. –Ahora vamos al campo de tiro. ¿Hay campo de tiro en mi casa? Definitivamente mi familia no estaba bien de la cabeza. –Jeremiah, dijiste que este tipo de pistola... –Modelo– corrige interrumpiéndome. Le comparto una mirada de odio y continuo –Dijiste que ese modelo es del ejercito, entonces... como la conseguiste?– Pregunto. –Digamos que tengo una buena amistad con unos traficantes italianos. Por la sonrisa que se formo en sus labios, es evidente que se refiere a algo más que una "amistad". No siento la necesidad de hacer preguntas sobre su vida así que continuo caminando en silencio. No tardamos demasiado en llegar al “campo de tiro” que resultó ser pequeñas torres de sacos de tela con algo parecido a la harina dentro de ellos. –Bien, eres nueva en esto así que te recomiendo tener a tu objetivo de frente. Jeremiah comienza con su "clase" mientras que Caitlyn solo observa. –Primera regla: Nunca juegues con tu arma. No importa si esta cargada o no, no es un juguete. Bueno... hasta ahora es fácil. –Segunda regla– se acerca a mi y levanta mi mano con el arma –No pongas el dedo en el gatillo a menos que estés lista para disparar. Ambos observamos mi mano y... sí, mi dedo esta en la cosa de disparar. Lo quito y Jeremiah vuelve a su posición de hace unos segundos. –Perfecto, Rubia. Ahora apunta y dispara. Asiento y levanto la pistola con una sola mano y disparo, o eso intento ya que no ocurre nada. –Como puedes ver, no esta cargada. ¿En serio? Se nota que el pelirrojo esta conteniendo la risa. –Me podías haber dicho que no estaba cargada. –Niña, no estaré a tu lado siempre que dispares para decirte si tu arma está cargada o no. Y tiene razón. –Para cargar, pulsa el botón que esta detrás del gatillo, del lado izquierdo. Coloca una de tus manos bajo la zona donde sostienes el arma, soltará un cargador. Tira de la corredora. El cree que se lo que una "corredora"? –La corredora es la cosa metálica que cubre la parte de arriba del arma. Gracias..? Hago todo lo que el me ordena. Ahora tengo un cargador en mis manos. Ya no soy tan tonta, sé que debo poner balas dentro de ella... bueno, vi a Caitlyn hacerlo. Después de unos minutos, mi arma esta cargada. –Es el momento de disparar. Coloca tu arma en la mano derecha (apoyándose en la palma), coloca los tres primeros dedos en el mango– hago lo que el ordena –Ahora coloca tu mano izquierda sobre la derecha, coloca los dedos índice, medio, anular y meñique debajo del seguro del gatillo, alrededor de la mano derecha. Mi vista viaja hasta las manos de Jeremiah. –Tu sostienes tu arma con una sola mano– digo. –Soy hombre y tengo mas fuerza que tu, no necesito dos manos. Creo que olvidó que soy un bicho raro que tiene más fuerza que cualquier otra persona en el planeta. –Bien, sujeta la pistola con firmeza, no te va a morder. Y dispara. Hago lo que me ordena pero la bala ni roza el saco. –Primero, tu posición da pena. Segundo, ni miraste el objetivo. Tercero, estas temblando. No lo había notado... –Caitlyn, dame un minuto a solas con Haylee– pide el pelirrojo en dirección a la pelinegra. Ella no dice nada y camina hasta un árbol que esta algo lejos. –A que le temes, Haylee?– pregunta. No entiendo a que viene eso. –A nada– respondo cortante. Jeremiah suelta una risa sarcástica. –Tienes miedo, se ve a kilómetros. Claro que no... O sí? –No estoy lista para asesinar. –Nadie te pide que seas sicario o que vayas por la vida matando inocentes, todos aquí sabemos quien eras antes de perder la memoria. Solo queremos que sobrevivas y sí crees que lo harás con palabras y acuerdos pues... ya estas muerta, estamos en una guerra, Haylee. Si deseas no ser parte de esto y vivir huyendo... hazlo. –Y si quiero ser parte? –Tú lucharás a nuestro lado. No te aseguro que ganemos o que todos lleguemos hasta el final, pero si te unes seras parte del equipo, no la protegida. ¿Que es lo quiero? ¿Pasar el resto de mi vida huyendo sin saber la verdad y ser casi un estorbo o unirme a lo que un desconocido me ofrece? Realmente, Jeremiah tiene razón. –Bien, hagamos esto. Volví a posicionarme frente a los sacos, esta vez un poco las cerca. –Inclínate ligeramente hacia adelante, utilizaras el peso de tu cuerpo para contrarrestar la fuerza del disparo. Obedezco a todo lo que dice y me preparo para disparar pero mis manos vuelven a temblar. –Haylee– Dirijo mi vista a la dirección de donde proviene la voz, esta vez es Caitlyn –Las armas no son el peligro, es la persona que apriete el gatillo. No ocurrirá nada malo porque tu eres la que disparara. Asiento y devuelvo mi vista al objetivo Dejo de pensar en todas las veces que un arma trajo problemas en mi vida, en cuando puede quitar un simple movimiento, en todos los recuerdo y simplemente disparo. Me sorprendo al ver que la bala llegó al saco, no en el centro ni algo parecido, pero sí impactó en él. Caitlyn aplaude como una niña pequeña, instantáneamente sonrío por su acción. Sin querer, observo a Jeremiah, él me observa mientras sonríe ligeramente. El resto del día se paso entre disparos por diversión y gritos de alegría de parte de Caitlyn. Al cruzar la puerta, se escuchan risas que provienen de la cocina de la mansión, distingo fácilmente que una de ella es Tobby. Caitlyn y Jeremiah se observan entre si. De pronto, la risa de Tobby es opacada por otra pero esta es más... infantil. Camino hasta la cocina y entro sin pensarlo dos veces. Mi vista cae en alguien en especifico, una niña. Su cabello castaño esta perfectamente peinado gracias al gorro que lo cubre, ella sigue sonriendo y sus ojos verdes reflejan felicidad real. Debe tener unos cinco años. -Oh... ya volvieron- Tobby nota mi presencia -Esto... Haylee, ella es Sophie. -De donde sacaron a una bebé?- pregunto. Por mi mente la posibilidad de que se la robaran es la mas lógica. -Yo...- Tobbias no sabe que decir. -Es mi hija. ¿Que? Antes de que pueda preguntar, la niña corre a los brazos de Caitlyn. -Haylee, ella es Sophie Dufour... mi hija- Dice nuevamente la pelinegra.
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