—¿Qué esperas? ¡Vámonos! —Tyrell la tomó del brazo, haciendo que se pusiera de pie rápidamente, dejándola prácticamente en shock—. Hay que aprovechar ahora que… —¡Espera, espera! —Katia hizo acopio de toda su fuerza y concentración para zafarse del hombre y mirarlo fijamente, tratando de ordenar sus ideas—. ¿Irme a dónde? ¿Qué pretendes? Este soltó un bufido y rodó los ojos. ¿Cómo que a dónde? Esa mujer en verdad lo volvía loco en todos los sentidos. ¿No se suponía que quería vivir su vida de antes? ¿Que deseaba su libertad? ¿Qué mejor que aprovechara que estaba arriesgando su culo para sacarla de allí? —¿A dónde? —revolvió sus cabellos con frustración—. ¡Lejos de aquí, Katia! ¿Por qué me miras así? —bufó al ver la expresión de su rostro. —No me iré… —sus palabras fueron una punzada a