La fortaleza Parte 2

1992 Words
En algunos recuerdos Harret la encontraba rápidamente, en otros no, la razón podría ser el tiempo que pasaba en cada recuerdo, o la importancia del mismo, como no había forma de saberlo, contó treinta segundos en cada habitación y siguió adelante. “La mente humana era un artefacto imperfecto, con errores repitiéndose infinitamente en un circuito que no aceptaba la concepción misma del error”, el demonio sonó muy arrogante al decir esas palabras y se olvidó de algo importante, él también fue humano, tenía una debilidad escondida en alguna parte de esas habitación y Lilith estaba decidida a encontrarla. Al final del pasillo apareció una mujer con una larga túnica que se movía sin pies, flotando sobre la alfombra, sin rostro, similar a un maniquí, y a pesar de saber que esa aparición la atravesaría, Lilith se pegó a la pared y esperó a que ella pasara. La mujer siguió su paso. Aun sabiendo que estaba dentro de los recuerdos de un demonio – eso fue raro. Siguió caminando, la siguiente habitación tenía a grupo de hombres ancianos, todos ellos discutiendo y susurrando, Harret estaba sentado sobre una gran silla adornada para parecer un trono. – Señor Harret, usted dijo que no lo permitiría. – Nosotros también tenemos derechos. – Esto no es sobre derechos, es sobre los peligros de la magia, sí no le ponemos un alto ahora, esto se saldrá de nuestro control. – Señor Harret, alguien debe detener a Leimos. Lilith no siguió escuchando, volvió a la puerta, la cerró y miró el pasillo, la puerta del fondo resaltaba del resto por su color rojo, Lilith la empujó y entró. Era el final de una cruel batalla, Leimos estaba herido, doblado sobre el suelo con la mano presionando la herida y con sangre en la comisura de sus labios, Harret también, durante la batalla perdió el brazo derecho y se puso un torniquete con magia para no sangrar y en el suelo, estaba un objeto brillante partido por la mitad. – ¡Qué fue lo que hiciste! – exclamó Harret. – Lo que tenía que hacerse – dijo Leimos, tomó la mitad de la piedra y la tragó – nunca la tendrás – arrojó el otro pedazo hacia Lilith. Por inercia, ella extendió las manos para atraparla, pero el objeto brillante la atravesó y llegó al suelo, otra persona, una mujer sin rostro con un vestido descubierto, tomó la otra mitad de la piedra y corrió. – Sí haces eso – gritó Harret – la magia se romperá, nos afectarás a todos, no solo a mí, Nadia, por favor – suplicó. La mujer sin rostro continuó corriendo y Lilith la siguió, entró a un pasillo oscuro, salió a un jardín, continúo hacia una capilla y después a un salón, ahí la perdió, Lilith no era buena corriendo, su trabajo consistía en estar sentada y de pequeña tuvo problemas en los pulmones, además, esa mujer no corría, ella flotaba. – Maldita sea. La luz la cegó de pronto, estaba en un salón muy brillante con un tragaluz en el techo, plantas y un grupo de personas reunidas con música de fondo. – LARGO. La habitación se inclinó hacia un costado y Lilith fue empujada de vuelta al pasillo, el movimiento no cesó, pronto el techo se convirtió en el piso y Lilith rodó por las escaleras que subían al siguiente piso. No era el tiempo que pasaba en cada recuerdo, era algo más primitivo, Harret la encontraba en las escenas de su vida que le causaban vergüenza, aquellas en las que no quería personas ajenas – tú miraste mis recuerdos, maldito imbécil. Se levantó, poco después toda la habitación volvió a girar y ella cayó al suelo, sí tuviera un cuerpo ya se habría roto todos los huesos, al menos tres veces, y no estaba más cerca de entender lo que ese demonio quería. Sin querer y gracias a que todo el espacio se giró, Lilith estaba en el piso más alto, una habitación circular con docenas de puertas, todas ellas marcadas, se paseó entre cada una, eligió la de color naranja y la abrió. Un grupo de hombres corrieron delante suyo, perseguían a una mujer sin rostro, por un momento Lilith creyó que era la continuación del último recuerdo, pero esa mujer tenía el cabello rojo, no era la misma, la siguió de prisa, pero todos corrían más rápido que ella, en pocos segundos la dejaron atrás, cansada y agitada – argh – maldijo sus pulmones y de pronto, se dio cuenta – ¡no tengo pulmones! – ese no era su cuerpo físico, era una proyección astral, no necesitaba correr. Sus pies se elevaron, su forma astral acostumbrada a tomar la forma de su cuerpo físico se transformó en una luz dorada y siguió al grupo. El edificio volvió a girar e inclinarse en todas direcciones, pero Lilith ya no dependía del piso para caminar o de las paredes para sostenerse, siguió a la mujer y al final de un gran túnel, finalmente, vio la habitación. La mujer giró. Los hombres también pararon, bloquearon todas las entradas y esperaron a que llegara su líder, un hombre con el cabello rubio, los ojos azules, la tez muy clara y anteojos redondos, Harret no estaba ahí, lo que era muy raro porque esos eran sus recuerdos. – No hay salida – dijo el líder – entrega la piedra. La mujer sin rostro tenía una expresión amable, Lilith no sabía de dónde venía ese conocimiento, porque no podía ver sus expresiones, pero lo sentía, ella estaba en calma – tiene razón, no hay salida, no para usted, tampoco para mí – sostuvo la piedra cerca de su corazón – adiós – se desplomó sobre el suelo. Uno de los hombres en la habitación se agachó para revisarla – señor, está muerta. El líder caminó hacia ella – no importa, en tanto tengamos la piedra – dijo y recogió el trozo de piedra blanca que cayó al suelo. Otro hombre entró a la habitación – señor, tenemos que irnos, las olas ya vienen, cubrirán toda la isla. Otro hombre cayó al suelo, sus compañeros lo revisaron y palidecieron, también estaba muerto, otro más le siguió, los que aún estaba vivos corrieron a la puerta y la encontraron cerrada, tampoco había ventanas. El pánico los invadió, varios usaron su magia, pero nada funcionó, de pronto, la mujer sin rostro en el piso se desvaneció en el aire, todo su cuerpo, piel, cabello y huesos, pasó a ser polvo que flotó en el aire, los magos fueron los siguientes, todos cayeron al suelo y se convirtieron en polvo. El líder fue el último, él se aferró a la piedra, estiró el brazo hacia un libro colocado en la parte alta del librero y su cuerpo cayó al suelo, la piedra que tenía en las manos rodó y quedó debajo de uno de los muebles del fondo. El líder permaneció mirando ese punto, pero ese era su cuerpo, su alma estaba dentro del libro, para sobrevivir, los otros discípulos lo imitaron y eligieron objetos, libros o muñecas para resguardarse. – No es el libro, es una piedra, una ridícula piedra – reclamó Lilith, todo lo que le estaba pasando, los estudiantes heridos, los residentes que aún no despertaban – esa es tu razón. – No tienes idea – respondió Harret. El capitán Leblanc entró a la habitación – buenas noches, eres la chica de la tienda de antigüedades, ¿cierto? – leyó el reporte. Harret asintió – soy yo, el hombre que atendió mi caso, no recuerdo como se llamaba, dijo que eliminarían al demonio, ¿lo hicieron? – Según el reporte, fue eliminado al día siguiente. – ¿Está seguro? – se levantó – lo que dice su reporte podría estar mal, quiero hablar con la persona que lo eliminó, es importante – sus ojos se humedecieron – no podré dormir sí no lo veo. El capitán Leblanc cerró la carpeta, lo que acababa de decir, era mentira, el demonio que fue descubierto en el espejo y que intentó poseer el cuerpo de Lilith, aún estaba suelto y por seguridad, él no podía compartir esa información – entiendo cómo te sientes, por eso, te explicaré el proceso – se sentó – el departamento de demonología está conectado con el servicio de llamadas, ellos nos pasan el reporte y sí es necesario, enviamos un equipo que se encarga de atrapar al demonio y meter el objeto poseído dentro de una bolsa de evidencia, que evita que el demonio pueda usar algún truco, después esa bolsa pasa a eliminación, donde un experto se encarga de disipar la energía demoniaca, lo que le pone fin al demonio, entiendo que estés asustada, pero no hay razón para temer. El piso tenía dos corredores, el primero con oficinas, elevadores, recepción y el área de investigación, el segundo corredor estaba en la parte de atrás dónde había otros dos elevadores, Harret supuso que de esa forma los demonólogos entraban al departamento cargando demonios sin ser vistos por las personas que entraban al ministerio regularmente. Una de las habitaciones contenía un hechizo de la verdad, ese debía ser el cuarto de interrogación, las paredes reforzadas indicaron en dónde estaban las celdas y el material aislante indicó dónde estaba el cuarto de eliminación. Su espejo no se encontraba en ese piso – y, ¿qué pasa con los objetos después de que el demonio es ejecutado?, perdón, eliminado, ¿siguen aquí? – Van al archivo. Harret miró alrededor. – El archivo está en el sótano, es una zona segura, en caso de que exista un problema durante el proceso de eliminación, lo cual rara vez sucede, puedes estar tranquila. Harret sonrió – muchas gracias. – No tienes que darlas, estamos para ayudar, te acompañaré al elevador, ve a casa, descansa, sí hace falta busca a un psicólogo, te ayudará a superar el trauma. Harret entró al elevador y miró el tablero, como anticipó, no había botón para el sótano, la única forma de ir allí era tomando el otro elevador que estaba en el corredor trasero, un área disponible solo para los empleados. Después de bajar, pasó por la recepción, se sentó en la sala de espera y sacó su celular para mirar la pantalla. Lilith, que había llegado al recuerdo del momento en el que Harret quedó atrapado dentro de la dimensión, fue empujada de vuelta a la playa. – Espero que te hayas divertido – dijo Harret – de nada te servirá. Lilith se levantó, la fortaleza estaba muy lejos, del otro estaba el mar y hacia la izquierda, trepando el acantilado, su biblioteca. – Ya que estás ahí, observa con mucha atención niña, verás la diferencia entre los magos de tu época, y yo. Lilith no supo a qué se refería hasta que vio la arena moviéndose y formando un montículo de un metro de alto, la arena fluía formando habitaciones, pasillos y miniaturas de personas. Era una maqueta del sótano del ministerio de magia y al final, había una gran habitación con diversos objetos que se fueron alejando para ponerle más atención a un espejo. Harret lo encontró, ahora tenía la dimensión y la piedra que tanto buscara y sí conseguía todo lo que quería, ¿qué pasaría con ella? – no -susurró. Dentro de la habitación los engranes del espejo giraron y se desarmaron, las piezas comenzaron a caer al suelo y aislaron la pieza del espejo. Lilith no sabía lo que estaba pasando, pero entendía que era algo malo – reaccionen – les dijo a las personas en miniatura que estaban en el sótano, algunos hablaban, otros cenaban y la mayoría trabajaba – no lo dejen que se salga con la suya – suplicó. El espejo fue desarmado. – NOOO – gritó y golpeó la maqueta. Todas las alarmas del ministerio de magia se activaron, Lilith escuchó el sonido y después miró su puño.
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