A excepción de la tradicional fiesta de navidad con disfraces y magia, Lilith experimentó una navidad sencilla, con comida hecha en casa, regalos, un pino alto y villancicos.
A mitad de la noche el timbre sonó y fue a abrir, eran Megan, Armando y el señor Miller.
– Sorpresa.
– Pasen – se hizo a un lado y mediante telepatía, habló con Megan – te dije que no quería que te perdieras la fiesta medieval por mi culpa.
Megan rodó los ojos – puedo vivir sin vestirme como princesa, y nos faltaba esto, el real ambiente navideño, porque, admitámoslo, no había mucho de navidad en esa fiesta, no sé de quién fue la idea.
– De mi tía – admitió Lilith.
– Fue una idea magnifica, brillante – arregló Megan y las dos se abrazaron.
Cada año, sus padres, sus tíos y su sobrina, cantaban una canción frente
