—Es hora de levantarte, Beth,—sentía una voz entre dormida y despierta.—vamos, despierta, dormilona—esta vez sentí un pequeño toque en mi glúteo. Inmediatamente reaccioné. —¿Por qué tocas mi glúteo?—me tapé ya que estaba un poco descubierta. —No he hecho nada de otro mundo o ¿si?—se terminaba de abrochar su pantalón. —Pues déjame decirte que nadie me ha puesto la mano ahí, aún no llega el tipo indicado para que tenga el derecho de poner su mano y más...—lo observé de reojo para ver su reacción. —Según tu ¿Cuál es el modelo de hombre a quien esperas?—se ponía su faja. —Para mi, el hombre ideal es aquel que me ame de verdad y quiera pasar el resto de su vida conmigo sin importar lo que sea, esa es mi fantasía. —Pues no te creo, siempre las mujeres se fijan en algo más que los sentimien