Empujó a Larissa, y trato de entrar en razón, esto debe ser solo una maldita broma.
—Amalia... Perdóname yo solo...
—No lo entiendo, Larissa. ¿Desde cuándo sientes esto por mí?
—Desde que te conocí, nunca dije nada porque sabía que esto pasaría.
Ella sube a su auto dejándome sola. Mi cuerpo tiembla y me siento mareada.
Mi mejor amiga de hace muchísimos años esta enamorada de mí.
—¡Amalia, mi amor!
No sé si pueda decirle esto a Sebastián, no sé cómo lo tome, no quiero más problemas.
—Larissa se fue muy molesta, ella pasa por un mal momento —contestó tratando de mantener la compostura.
Sebastián toma mi mano y sé que hará preguntas.
—Amalia, dime la verdad, mira lo fría que estás, no es normal y además estás temblando.
—Tienes razón, me siento mal y quiero acostarme, llévame a
