Capítulo 4. No me agradas.

1373 Words
—No voy a hacerlo. —¿Acaso no escuchas lo que te digo?, de esto depende que la empresa familiar salga a flote. Clarisa se cruzó de brazos y negó. —Puede tomar mi proyecto, no me importa, pero no trabajaré para él, no lo haré. —¿Por qué eres tan egoísta?, dijo que va a pagarte bien, tienes que hacerlo, ¿Acaso quieres verme arruinado?. —No hagas enojar más a tu padre, esta es una buena oportunidad, tendrás un trabajo, y tu padre tendrá los fondos que necesita para la empresa— dijo la madre de Clarisa. —No quiero trabajar para él, papá—Dijo Clarisa con determinación. Su padre endureció su semblante. —No te lo estoy preguntando, lo harás y punto, más te vale que te lleves bien con él. —He dicho que no. —¿Eres tan mal agradecida?, te he dado todo lo que me has pedido sin cuestionarte, tu único trabajo ha sido estudiar, ¿Tanto nos odias?, ¿Tanto me odias?, ¿He sido tan malo contigo?, jamás te he pedido nada. —No es eso… —Entonces hazlo, ve mañana mismo y habla con el señor Kurt. Clarisa hizo un puchero y se cruzó de brazos, nunca se llevó muy bien con sus padres, pero su papá tenía razón, siempre le dieron todo a manos llenas, aunque todo tenia un porque, ella hubiera preferido, no haberse enterado de la verdad. No le quedó de otra que aceptar. Así que al día siguiente, aun contra su voluntad, ella caminaba hasta la recepción de aquel enorme edificio, era increíble pensar que aquel edificio le pertenecía a ese hombre, Clarisa sonrió al recordar que lo hizo ir a un restaurante de comida rápida, y de lo desencajado que se veía en aquel lugar. Suspiró y miró las enormes letras de la compañía, “Hooudin”. Un enorme conglomerado que trabajaba con diferentes socios, socios muy importantes en el mundo. Sin darle tantas vueltas, llegó hasta la recepción y miró a la bonita recepcionista. —Buenas tardes. —Hola, tengo cita con el señor Kurt —Dijo Clarisa. —Un momento…—La recepcionista buscó y asintió. —¿Clarisa Smith?. —Si. —¿Me permites tu identificación?. Clarisa asintió y le dio su credencial. Aquella empleada asintió después de revisar su id. —Te daré un pase de invitado, úsalo para abrir las puertas, es en el octavo piso, ahí te estarán esperando. —Muchas gracias. Clarisa pasó por un control de seguridad y subió al elevador, llegó hasta el octavo piso y se detuvo frente a una puerta de cristal. “Presidencia”, se leía en una pequeña placa dorada. Pasó su credencial y la puerta se abrió, entró y caminó por un pasillo, hasta que llegó a otra recepción, donde estaba el asistente de Ashton, ella ya lo conocía, lo había visto aquella noche en el evento donde se topó con Ashton por primera vez. —Buenos días. El asistente alzó la vista y se puso de pie casi de un salto. —Buen día. —Vengo a ver al señor Kurt— dijo Clarisa admirando el lugar, había cubículos ocupados y oficinas, empleados hablando por teléfono o con la cara metida en su computador. —Si, claro, sígame por favor— dijo el asistente un poco nervioso, Clarisa era muy llamativa, el color rosa en su cabello le quedaba a la perfección, no se veía extravagante o exagerada, de echo, aquel color parecía haber estado echo para ella. Llegaron hasta una oficina, él asistente de Ashton tocó a la puerta y entró con cautela. —Señor, la señorita Smith está aquí. Ashton dejó todo de lado y se recargó en su silla, preparándose para la batalla. —Adelante—Dijo Ashton. El asistente se hizo a un lado y dejó entrar a Clarisa, ella dudó, pero al final dio un paso adentro. Cuando Ashton la miró, sintió una punzada en el pecho. Ella tenía la capacidad de ser muy versátil en cuanto a su forma de vestir. Hoy usaba un vestido ajustado, formal, de color vino que se cernía a su cuerpo en los lugares justos, su cabello estaba suelto, ligeramente ondulado, sujetado de un lado con una peineta plateada, y también usaba unos tacones de correa qué hacían resaltar sus piernas. Vestida así, ella parecía toda una ejecutiva y no una universitaria. —Con permiso— dijo el asistente saliendo de la oficina y cerrando la puerta, dejándolos solos. Clarisa admiró la oficina, era grande, olía bien, olía a él, pasó su vista a ese caballero y de nuevo sintió que algo se removió en sus entrañas. —Buenos días— dijo ella. —Buenos días, creí que no vendrías. Clarisa sonrió. —Y yo creí que no volveríamos a vernos, la vida está llena de decepciones. Ashton sonrió, ahí estaba esa lengua filosa que no se detenía con nada. —Supongo que no estas feliz de estar aquí. —Oh se equivoca, estoy muy muy feliz, apenas y puedo ocultarlo— dijo ella con sarcasmo mientras caminaba al enorme ventanal que ofrecía una maravillosa vista de la ciudad. Ashton la examinó con detalle, podía oler esa exquisita fragancia floral qué venía de ella, olía costosa, se sobó los labios al sentir un ligero cosquilleo y se puso de pie para acercarse a ella. —¿Hace esto por venganza?, creí que ese asunto estaba olvidado, ¿Es usted tan rencoroso?, le pedí disculpas— dijo ella mirándolo fijamente. Ashton se detuvo a escasos metros y metió ambas manos a los bolsillos de su pantalón. —Aunque no fue una disculpa sincera de tu parte, lo que dije fue verdad, ese asunto esta olvidado—Dijo él. —No lo parece. —¿Qué fue lo que te dijo tu padre?. —Trabajarás para él quieras o no, eres una egoísta Clarisa, te he dado todo y así es como me pagas, ¿Cómo puedes ser tan desalmada?. Ashton hizo una mueca. —¿Fuiste obligada?. —No crea que soy tonta, le dijo a mi padre que apoyaría su empresa si esta campaña sale bien, ¿Por qué haría tal cosa?, ambos sabemos que la empresa de mi padre es un chiste, invertir ahí, solo significa tirar el dinero, ¿Acaso es tonto?. Ashton enarcó una ceja y caminó a su pequeña sala, la invitó a sentarse haciéndole una seña con la mano y Clarisa solo rodó los ojos, fue a sentarse y lo miró en todo su esplendor. Luciendo tan pulcro y jodidamente sexi. —Puedo notar que la relación entre tus padres y tú no es buena. —Puede tener el proyecto, se lo regalo, le daré todo el plan de marketing, pero no me quedaré, no trabajaré para usted. —Ya pagué mucho por ese proyecto, necesito que lo guíes. —No tengo tiempo, entre la universidad y las tareas, apenas y puedo. —Te pagaré, solo tienes que venir a supervisarlo, no va a ser nada complicado, solo medio turno. —¿Acaso se enamoró de mí?, si es así tiene que desistir de inmediato o me temo que va a salir muy decepcionado, ya le dije que no es mi tipo— dijo ella con la vista fija en ese pecho tan bien marcado. Ashton sonrió. —No te hagas ideas absurdas, la verdad es que necesitamos una visión más fresca para esta nueva campaña, tú eres joven, se ve que estas actualizada, tienes buen gusto, lo admito, y además, se que eres muy buena con la publicidad. Clarisa lo miró por unos segundos y luego suspiró, podía ver que ese hombre no iba a desistir. —Solo medio turno, y no crea que soy su empleada, solo lo hago por amabilidad, mírelo como una disculpa sincera. —Muy bien, pues bienvenida a Hooudin. Clarisa se puso de pie seguida de Ashton y caminó hasta la puerta, se giró para verlo y dijo: —Usted es un hombre muy molesto. —Espero que podamos llevarnos bien. Clarisa continuo su camino y salió de aquel lugar. Mientras que Ashton solo sonrió, sin duda, iba a ser muy interesante trabajar con ella.
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