[Diego]
¡Diego!
Vuelvo a escuchar el grito de Valle y abro los ojos inmediatamente para encontrarme en una cama vacía de un cuarto de hotel.
Otra vez he vuelto a tener esa pesadilla. Esa donde Valle se encuentra en ese baño gritando mi nombre. Puedo oler la sangre en el suelo, todo rojo escarlata y ella llorando desesperadamente.
Creo que si esto no desaparece tendré que buscar ayuda profesional, aunque ya he descubierto un patrón, solo la sueño cuando ella está lejos de mí. Volteo a ver mi celular y veo que son las 3:00 am. La habitación está completamente a obscuras y me han dado unas ganas increíbles de hablar con mi esposa, pero es evidente que no estará despierta a esta hora. Si le marco y la despierto pensará que algo me pasa y no la quiero preocupar.
Aun así, tomo el celular y lo primero que veo es la foto de ella, una de tantas que le he tomado y que me encanta ver cuando no la tengo conmigo. Abro i********: y comienzo a revisarlo. Sonrío al ver una foto de ella comiendo en un restaurante, supongo que uno que ha descubierto por si sola. Se ven tan bonita con ese conjunto que se puso y me encanta verla tan sonriente, al menos me tranquiliza que ella no se aburre mientras está sola.
Entro a su i********: @ValleSandovalK y comienzo a ver las pocas fotos que tiene y que pronto se han llenado de "me gusta" por parte de "mis admiradoras"; sobre todo de Valente, que le pone mensajes a su hermana y ella le contesta divertida.
De pronto entra la nostalgia y quiero hablar con ella y reírme con sus ocurrencias. En eso, en la foto que se tomó en la cena de ayer se me escapa un "me gusta" y sé que cuando lo vea por la mañana no parará de cuestionarme el porqué estaba despierto a esas horas.
Mi celular suena de pronto y veo "Nombre" en la pantalla y mi sonrisa se hace más grande.
—¿Te gusta pan de elote? – escucho su hermosa voz al otro lado –, porque en este canal de cocina están pasando 6 recetas que puedes hacer con elote y pensé ¿por qué no preguntarle a Topi si le gustan?
—Tampoco puedes dormir corazón – le digo y ella se ríe.
— Jetlag, supongo – y ambos nos reímos porque sabemos lo que eso significa —¿Tú que haces despierto a esta hora Topi? No tienes un supermega entrevista importante mañana.
— Sí, pero, tuve una pesadilla y desperté, ahora estoy seguro de que no voy a poder dormir – le comento.
Ella suspira —¿Otra vez lo del bebé? — y ambos nos quedamos en silencio.
— Haciendo cuentas, Emma estaría a pocas semanas de nacer y yo debería estar como loco haciendo todo lo posible por llegar a ti.
— Lo sé, yo también pensaba en eso, tal vez ahora estuviera como un enorme globo sin poder moverme y me la pasaría dormida.
Ambos nos reímos, pero sabemos que es solamente una risa nerviosa que nos ayuda a superar el trago amargo. —Creo que nunca vamos a superar esto, ¿cierto? – le pregunto.
— Lo superaremos – me dice ella –, la extrañaremos mucho, pero lo superaremos, nos tenemos tú y yo, y siempre nos apoyaremos cuando al otro le dé la melancolía.
— Por eso te amo Valle, porque siempre tienes las palabras correctas para hacerme sentir mejor – y me han entrado unas ganas infinitas de besarla.
— Mejor hablemos de otra cosa, ¿va? Hoy compré algo que te hará feliz, muy feliz.
— Dime que es lencería — le digo de inmediato y ella se ríe.— Te mando una foto y me dices si te agrada.
Escucho como se mueve por la habitación, el ruido de unas bolsas y después nada—¿Corazón?— le digo de pronto.
—Espera – me grita y yo río solo.
Momentos después me llegan varias fotos de "bodies" de lencería y pijamas de encaje, debo admitir que esta mujer si logra subir mi espíritu rápidamente —¿Te gustan?— Vuelvo a escuchar su voz clara en el móvil.
— Me encantan, dime que traes uno puesto en estos momentos – y ella se ríe.
— No, señor, no traigo nada puesto, me agrada tener calefacción en Mendoza porque puedo dormir desnuda.
— Me estás diciendo que mientras yo no estoy contigo, caminas por todo el piso desnuda — y su risa la delata.
— Estoy en la cama desnuda viendo recetas de cocina en la TV... Eso me encanta y lo sabes.
— Un momento — le pido. Así, termino la llamada y paso a videollamada sin dudarlo un poco. Ella me contesta sonriente. —La curiosidad no vino, pero te envió a ti ¿eh?— me dice y ambos reíamos.
— Déjame ver – le digo y Valle voltea la cámara y me muestra el canal de cocina — ¡Eso no! – le comento entre risas y ella se ríe también.
— Debes ser más específico, Topi, hay muchas cosas que puedo dejarte ver —y sonríe – por ejemplo, hay unas hermosas sábanas que compre hoy que te podrían interesar.
— Qué te parece si me muestras tus piernas — le interrumpo y ella voltea la cámara y me las muestra. Esas hermosas piernas firmes que tanto me gusta tocar mientras le hago el amor —Un poco más arriba — le pido y voy viendo como la cámara va subiendo hasta que llego a la parte que me interesa.— Dijiste que estabas desnuda.
— Tenía que despertar tu curiosidad de una u otra forma— escucho su voz.
— Aun así, esa pijama se ve increíblemente sexy en ti – le confieso y ella se ríe.
— Gracias, a mí también me gusta – contesta coqueta.
Quiero besarla en este momento, estar a su lado y decirle lo mucho que la amo, hacerle el amor como se lo hice una noche atrás y no puedo. De pronto odio estar de viaje y que ella no pueda venir conmigo, por ahora. Valle sube un poco más la cámara y llega a sus pechos y puedo ver ese dije de perla colgando de su cuello.— Me encanta como se te ve ese dije, hace que tus pechos se vean aún más hermosos. Si seguimos así, creo que ninguno de los dos va a dormir — y puedo ver como va bajando su mano hasta su intimidad.
Escucho su risa alegre y provocativa.
—Valle, si empiezas este juego me vas a matar – y me deleito al ver su mano acariciándose.
—Tengo otra sorpresa que compré— comenta y esta vez no deja el celular para enseñármelo. Saca una pequeña caja y luego un labial.
— ¿Un labial? — le pregunto sorprendido.
— Un labial que vibra — me dice con un tono tan sexy que nunca lo había escuchado y lo prende.
— ¿Te compraste un vibrador? – y siento como el color rojo va subiendo por mis mejillas.
—Nos compré un vibrador, discreto, que podamos usar – me dice sexy –, le puse "El titán".
—¿Para ser titán no debería estar más grande? — le digo de inmediato y ella comienza a reírse a carcajadas.
— No por el tamaño amor, por la potencia. Chiquito, pero potente, además en tamaño te tengo a ti ¿no?
— ¿Y en potencia no?— le pregunto divertido
— ¡Diego! – me dice divertida – Tú sabes lo que tienes y lo que haces, y créeme el titán no se compara con lo tuyo— esa voz sexy me va a matar.
— Bueno, al menos el vibrador no se llama como uno de los tantos actores que te gustan —le digo un poco celoso.
—Le puedo cambiar el nombre si quieres.
— ¡No corazón! El titán está bien—le sonrío— Y ¿Ya lo estrenaste?— le pregunto.
Valle vuelve a prender el vibrador y lo pasa por sus labios — No, estoy esperando utilizarlo contigo, cuando regreses. ¿Qué te parece?, o, ¿quieres que lo use solita?—me dice, provocándome. Ella comienza a pasarlo por su pecho y luego por encima de la pijama hasta bajar a su intimidad — ¿Lo hago o me espero? Tú me dices.
Por más que quiero que Valle lo haga y que empecemos este juego, no quiero si no estoy ahí presente para terminar lo que va a empezar. —Guarda el titán para cuando yo regresé, Valle, porque te juro que lo disfrutaremos mucho más juntos que tú sola.
— Bueno, si así lo pide el señor D'Angelo, lo haré.
En eso, veo la hora y me percato que llevo un tiempo largo platicando con ella. Quiero seguir haciéndolo. Sin embargo, en unas horas debo levantarme a hacer deporte y después continuar el largo día que me espera.
— Corazón, no quiero dejarte, pero debo hacerlo. Trataré de regresar antes, aunque llegue de madrugada, pero no estoy dispuesto a pasar otra noche lejos de nuestra cama —le prometo sonando lo más romántico posible.—Te extraño como loco.
— Yo también te extraño, Topi, te necesito al lado mío para poder dormir.
— Te amo Valle, nunca lo olvides – y ella sonríe. —Por favor, no estrenes al titán sin mí, ¿ok?
— Trataré de no hacerlo, en verdad es bastante atractivo— y nos reímos a carcajadas.— Buenas noches Topi te amo.
— Buenas noches, Corazón — recito, para después ver como desaparece su rostro.