CAPÍTULO 2- Una nueva rutina.

1481 Words
[Diego] El despertador suena sin parar y abro los ojos inmediatamente para buscarlo y saber dónde está, unos minutos después lo encuentro tirado en el piso, lo tomo con la mano, lo apago y lo regreso sobre la mesa de noche. Volteo y puedo ver a Valle profundamente dormida y sonrío, al parecer no era un sueño lo que viví en San Diego y en verdad ella se encuentra aquí a mi lado, torturándome con esa pijama tan sexy que se ha comprado. Pensé que extrañaría mis playeras sobre su cuerpo, pero puedo decir que vale la pena esa pérdida cuando un conjunto rosa gold cubre su cuerpo de manera tan sexy. Me acerco a ella y pegó su espalda contra mi pecho. ⎯Buenos días⎯ le murmuro al oído, y ella reacciona ⎯¿Dormiste bien corazón? ⎯Buenos días⎯ me dice un poco adormilada ⎯Siento que mi cuerpo hizo millones de horas de ejercicio y me duele cada parte. ⎯Es normal, dentro de unos días te acostumbras pero, mientras esperamos ¿qué te parece un masaje?⎯ le propongo. Me levanto y me arrodillo sobre la cama y la acomodo viendo hacia mí. Valle se tapa la cara mientras sonrié ⎯¿Qué pasa?⎯ comento ⎯¿Unos días que te dejé sola y te da pena que tu esposo te vea al despertar?⎯ y le quito las manos del rostro. ⎯Creo que la vida de empresario te sienta bien ⎯ me dice⎯, te ves guapísimo. ⎯¿Entonces antes era feo?⎯ le pregunto en broma mientras tomo el dije de perla y comienzo a jugar con él. ⎯ Ya te dije que podrías vestir un costal de papas y sería el hombre más sexy del mundo ⎯ me repite, para después sonreír. ⎯¿Tienes algún fetiche con los costales de papas? Porque si es así juro que voy por uno. Comienzo a besar su cuello mientras escucho la armoniosa risa de Valle que tanto me gusta. De nuevo su olor a lavanda regresa a mí y se lo agradezco porque será el que me mantenga cuerdo el resto del día. Comienzo a llevar mis manos por debajo de su top y acaricio sus pechos, al instante, las risas cambian a gemidos. Sigo acariciándolos y ella hace lo mismo tocando mi torso descubierto, encendiendo todo el deseo que hay en mí. Retiro mis manos de sus pechos y bajo a la altura de sus labios, la beso y comienzo a retirar esos pantalones de pijama que son la única barrera entre nuestras pieles. Ella comienza a bajar mi bóxer a excitarme cada vez más cuando el timbre del piso suena. Me detengo un momento y ella me ve a los ojos. ⎯Parece ser que esa mujer no tiene límites ¿Cierto?⎯ me dice Valle y yo respiro ⎯Supongo que el sexo no está en tu agenda de hoy⎯ bromea y la miro, sus hermosos ojos verdes me vuelven a dar vida. ⎯Lo siento, le pediré que ya no suba al piso⎯ y volvemos a escuchar el timbre. ⎯Yo abro, tú comienza a vestirte. ⎯Te prometo que te lo recompensaré más tarde⎯ le dejo saber. ⎯Ya sabes Diego... ⎯No promesas, acciones ⎯le repito y me levanto para irme a duchar. Tiempo después, salgo de la ducha y escucho silencio en el piso. No sé si Valle mató a Sam y ahora tengo que esconder un cuerpo o si pasó algo más. En verdad espero que no sea la primera suposición. Me visto y abro la puerta de la habitación.Valle se encuentra sentada en la cocina mientras espera que el café esté listo. ⎯¿Y Sam?⎯ le pregunto y ella sonríe. ⎯Cuando abrí la puerta se llevo una pequeña sorpresa y decidió esperar cómodamente en el pasillo ⎯ explica coqueta. ⎯¿Sorpresa?⎯ Inquiero sin entender. ⎯Abrí la puerta con Beni entre mis brazos⎯ y sonríe. Valle sirve una taza de café y me la ofrece. Tomo un sorbo y vuelvo a sentir el calor de hogar, de ese que hemos formado juntos ⎯Corazón, hoy irémos a una cena, es importante. Llegaré como a las 5:00 pm al piso para irnos de aquí juntos. Te llegará una sorpresa en el transcurso del día⎯ y ella sonríe. El timbre comienza a sonar de nuevo y la veo a los ojos ⎯ Te juro que esto termina hoy ⎯ le susurro al oído. ⎯Hazlo, que si tú no lo haces ya sabes.... ⎯me advierte y sí, sé de lo que es capaz mi mujer. ⎯Lo haré, no quiero que un rayo me caiga mientras tengo reuniones y entrevistas. Ella sonríe de nuevo y el timbre suena otra vez ⎯¡Por el amor de Dios ya va!⎯ grita, Valle y yo me río. ⎯ Dame un beso corazón – y vuelvo a unirme a sus labios sin importarnos el ruido del timbre. Me separo de ella y le doy un beso en el dije de perla ⎯ 5:oo pm, aquí estaré, espera mi sorpresa⎯y salgo del piso con ganas de quedarme ahí para siempre con ella. Juro que al ver el rostro de Sam me pongo de mal humor, pero ya no puedo hacer nada. Así que mientras bajo en el elevador con ella al lado, trato de ignorarla viendo mi celular, revisando mis r************* y correos electrónicos. ⎯¿Algo nuevo?⎯ me dice Sam tratando de ver mi móvil. Yo me alejo un poco y lo quito de su vista. ⎯ No, lo de siempre⎯contesto sin ganas. Bajamos al lobby y me acerco a Francisco el portero que cuida la entrada ⎯ Buenos días, Diego⎯ me dice amigable. — Buenos días. Te quiero pedir de favor que si llega un paquete para mi esposa lo suba de inmediato. ⎯ Le pido. — ¡Ah claro! Es simpática tu esposa, ayer, mientras le ayuda con la maleta me dijo que esperaba que usted tuviera al menos una patata en el refrigerador⎯ Ambos nos reímos ⎯Me alegra que se haya casado ya, su esposa es del tipo de mujer que ya no se encuentra ⎯me recuerda. — Diego, vamonos, llegas tarde⎯ escucho la voz de Sam. — Ya sabe, Valle Sandoval, el paquete es para ella⎯le repito. — Seguro, yo lo subo. Hasta luego. Camino hacia la entrada y me subo a la camioneta, afortunadamente no hay nadie esperándome afuera, así que puedo seguir bebiendo el café que me dio Valle antes de salir. — Sam, te voy a pedir que ya no subas por las mañanas al piso. Cuando llegues sólo envíame un mensaje por móvil⎯ hablo con firmeza. — Pero, siempre lo hemos hecho así ⎯ se queja. — Pero ya no es "Siempre", ahora estoy casado, Valle está arriba y la dinámica ha cambiado, y tú no estás en la dinámica⎯ explico. — Diego, simplemente me interesa que llegues temprano a tus compromisos y que no haya retrasos y quejas luego⎯ se defiende. — No las habrá. También te voy a pedir que empieces a darle a Valle su lugar ¿entendido? Puede que tú lleves mi agenda pero ella es mi esposa, que no se te olvide. El silencio se hace en el automóvil y vuelvo a revisar mi móvil. Me pregunto qué hará Valle mientras yo no esté, me preocupa que le he dejado sola desde el día uno que llegó a Mendoza cuando ella se tomó el tiempo para compartir conmigo todo en San Diego. — No cabe duda que una mujer te puede cambiar tanto Diego – comenta Sam en un tono que no me agrada y volteo a verla. — Sam, recuerda que estás aquí porque debes estar aquí y no es porque yo lo deseo. Limítate a llevar mi agenda, si Valle me cambia o no eso lo decido yo.⎯ Sentencio. Llegamos al lugar donde será la reunión e inmediatamente veo a varias personas que me están esperando. Es algo extraño volver a tener este tipo de encuentros, cuando en San Diego básicamente nadie me hacía caso, y ahora, aquí estoy de nuevo. Me tomo el café que falta de un sorbo y bajo del auto para empezar a saludar hasta que me doy cuenta de que alguien tiene una cámara de fotos y empieza a capturar el momento, Sam me sigue los pasos, en uno de los intentos me toma del brazo y entre las miles de fotos sé que una saldrá en r************* . Camino con ella hasta que entramos al lugar y luego con toda la educación que posiblemente pueda tener la suelto, debo tener cuidado con esas fotos. Me encuentro a alguien de mi equipo en la entrada y la saludo y mientras Sam se queda viendo algunos pendientes, por lo que me acerco y le comento. ⎯ Te pido de favor que empecemos a buscar el remplazo de Sam, es justo y necesario⎯ para después juntos entramos a la entrevista.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD