Demián Heller
Me detengo en medio del bosque sintiendo un suave olor a arándanos, chocolate y coco... Camino hacía el lugar en mi forma lobuna con cautela, se oyen varios quejidos femeninos. Camino con mayor rapidez al lugar donde proviene, en el camino se une mi beta Sebastián.
— Exquisito aroma — habla mi lobo por medio de nuestra conexión.
— Agudiza tus sentidos Conan — le ordenó a mi lobo cuando siento estamos muy lejos como para poder sentir más de lo que hay.
¿Porque estoy siguiendo un jodido olor? «Es mi favorito» huele tan bien, mi lobo comienza a ponerse inquieto.
— Cuidado — le advierto con un gruñido interno y potente que lo hace gruñir como respuesta.
Es obstinado y muy indomable, tiene defectos que me benefician pero siempre se mantiene en control sabiendo que lo puedo manejar pero está vez parece querer pelear conmigo por el dominio de mi cuerpo. Las voces se hacen más claras.
— ¿Donde estamos? ¿Como regresamos? — interroga una voz femenina que sin duda siento no es lo que estoy buscando.
Estoy por regresar por donde vine considerando está es una perdida de tiempo y hay una obligación que debo ir a cumplir.
— Estamos en una parte profunda del bosque — una dulce voz me detiene en mi lugar, es firme, suave, sensual, peculiar pero a la vez dulce y encantadora — debemos caminar para saber por dónde regresar, no se ni por donde caímos — responde con culpa llamando mi atención.
Una ráfaga de viento me golpea trayendo mi más anhelado y encantadora olor arándanos, chocolate y coco... Ahora de cerca puedo oler ese ligero olor que siempre me ha gustado, desde que tengo memoria canela.
— Mate — gruñe silencioso mi lobo en mi cabeza, como si precaviera no asustarla a ella — mate... Es nuestra mate, delicioso olor — gruñe más fuerte — ve por ella.
Me tenso al ser consiente de lo que sucede, mate, mi mate... Años sin ella más de dos siglos sin ella para ser exacto. Un fuerte gruñido suena dentro de mi y mis huesos duelen, quiere el control.
— Mate ¿Lo oyes? Mate — repite Conan inquieto — quiero ir por ella... ¡Mate!
Respiro lo mejor que puede pero apenas logro hacerlo, tomo control de mi cuerpo caminando a pasos cautelosos para no pisar ni una rama que las alerte, precisamente que la alerte a ella.
— ¿Y si una bestia nos come? — interroga con preocupación su acompañante.
— ¿Y si dejas ser una miedosa? — devuelve la pregunta mi audaz mate.
— ¿Miedo yo? Nunca, caminemos antes de que me enoje.
Ellas comienzan a caminar a unos pocos metros de distancia a dónde estoy yo, la sigo en silencio apenas mirando dos melenas de cabello castaño, uno más oscuro que el otro, mi mate es de cabello castaño oscuro pero más claro que el de la otra mujer, lo sé por el aroma que me golpea cada vez que el aire se lo mueve, me frustró al no ver sus facciones.
— ¡Mate! Tráela con nosostros o lo haré yo — me gruñe Conan pero lo ignoro usando la misma fuerza que el usa para tomar el dominio de mi cuerpo.
Es por eso que es mi lobo.
— Usa tu intimidación con otros, no conmigo maldito — advierto con firmeza — ;No asustaré a mi mate, mi luna — le advierto con firmeza.
Gruñe frustrado pero no sigue porque sabe tengo la razón, su aroma me vuelve loco... Es mi mate.
— Okay, okay — la voz de mi dulce luna vuelve a sonar pero está vez es pensativa y algo nerviosa — creo estamos pérdidas — expresa culpable.
No pasa ni un segundo cuando un aullido resuena por todo el bosque «Rogues» no dudo en soltar un gruñido fuerte y potente al unísono advirtiéndole a mis hombres lo hagan lejos. No quiero mi luna se asusté por aullidos de una jodida escoria que está siendo cazada.
— Mierda — susurra ella y su acompañante al unísono.
Las veo abrazarse, mi paladar siente un sabor amargo y luego metálico, siento el deseo de ser yo en quien busque protección. Ellas comienzan a caminar más rápido y yo aceleró mi caminar también, gruño cuando más aullidos suenan pero está vez no soy el único en gruñir fuerte y alto.
Sebastián lo hace también.
— He dado una orden — advierto mentalmente a mis hombres.
No espero respuesta y corto la conexión mental que puedo interponer con ellos al ser su Alfa, está conexión mental tiene un límite de distancia y ellos me han oído perfectamente bien porque están malditamente cerca y mi luna está tomando el lugar erróneo, se está acercando al peligro, corro con mayor rapidez al igual que Sebastián para poder interceptarla antes de que llegue. Por primera vez comienzo a ver mejor a mi luna, un maldito conejo se mueve entre los árboles, el movimientos las alerta, mi atención se lo lleva sus facciones angelicales, demasiado finas y marcadas femenina mente, unos preciosos ojos mieles que se oscurecen lentamente, su cabello castaño le cubre su clara piel, me sorprende saber que suda con el frío que hace pero probablemente sea el miedo... Lame sus labios nerviosa mirando el lugar donde está el conejo, pone a su amiga detrás de ella de forma valiente.
«Ternura» ¿Esta pequeña princesa es mi mate? No mide más de uno setenta estoy seguro y no solo eso, no tiene un arma con el cual pueda defenderse de cualquier ser de este bosque, mi pequeña luna muy bien puede ser comida para lobos, el conejo sabe que estamos acá, huye de nosostros asustando a ambas mujeres.
Mi preciosa mate sonrie con tranquilidad bajando la guardia cuando el conejo aparece, el repentino dolor en mis huesos me estremece.
— Conan no — gruño para frenarlo pero me ignora dando un brinco al frente que asusta a ambas mujeres.
Sebastián hace lo mismo pero puedo jurar también es su lobo.
— Mía — me gruñe Conan.
Los años sin ella comienzan a pasarle factura a mi lobo y a la vez conmigo.
— Nuestra — respondo a cambio esperando se tranquilice.
No soy consiente de como mi lobo manipula muy bien el dominio de lo que en si es su cuerpo porque estoy en mi forma lobuna, solo se que la tengo a pocos pasos y sus ojos brillan en muchas emociones.
Preciosa.
— Zae corramos — susurra débilmente su acompañante a su oído haciéndola consiente de Sebastián y yo.
«Zae»
Ese es su nombre, Zae, casi deseo saborear su nombre. Mi luna levanta su mano en paz.
— Somos inofensivas lobito — habla hacía mi llenándome de gracia. Jodidamente lo es — no nos hagas nada — pide bajamente molestándome.
No le podría hacer daño en esta vida ni en ninguna otra, primero me sacrifico antes de que eso suceda... Respiro con fuerza sintiéndome molesto conmigo ¿De dónde estos jodidos pensamientos? Observo cada uno de sus movimientos esperando no esté asustada.
— Zae no seas estúpida, vámonos — la vil humana insulta a mi luna ganándose una frívola mirada de mi parte.
Le gruño y Sebastián me gruñe, eso pone la borde del abismo a la humana al lado de mi luna que me mira indescriptible.
— Lobito — me llama ofreciéndome su mano, no, no haré eso, no soy un jodido perro... El aire me golpea con su exquisito olor que me hace acercarme, mi lobo no duda en olfatear su mano, veo su cuerpo estremecerse — soy inofensiva ¿Lo vez?
Es tan tierna y dulce que tengo ganas de explicarle que podría comérmela de un bocado de no ser porque es mi luna ya que a los humanos que entran al bosque no regresan vivos a sus casas. La miro algo divertido por su ingenuidad ¿De dónde vienes mi luna para que no sepas que en mis territorios nadie entra como tú y tu acompañante lo hicieron?
Mía, ahora es mía...
Mi lobo vuelve a tomar fuerza lanzándose sobre mi luna que jadea del susto cayendo en la fría nieve, le gruño internamente a mi lobo y peleó con él por el dominio del cuerpo y, poder controlar cualquier posible acción. El es capaz de tomar mi forma humana, mandarme al vacío por tomar el dominio del cuerpo y no saber controlarse por ella.
— Soy incapaz de lastimarla — me gruñe con enojo.
Debo pelear con mi lobo tratando de alejarlo de ella pero huele jodidamente bien, sus manos toman mi cabeza, creo me alejara pero me acaricia suavemente, intenta incorporarse pero mi pata impide lo haga.
— Lindo lobito — susurra con ternura acariciando mis orejas que me hacen ronronear.
Gruño molesto conmigo y mi lobo, mi mate se tensa cuando lo hago. Me alejo de ella para que no se asusté y pueda incorporarse cuando lo hace me acerco de nuevo a ella que vuelve acariciarme, su amiga la toca molestándome demasiado, veo la chica se encuentra aterrorizada por la escena.
Es una presa fácil, cualquiera la podría atacar acá sino fuera por nosotros.
Le gruño a la humana por romper este momento con mi luna, Sebastián me gruñe en advertencia que me molesta aún más, es su mate.
— Larguémonos — pide con voz quebrada, mi luna asiente con la cabeza alejándose un poco de mi, le gruño cuando lo hace.
— Lo siento lobito — susurra hacía mi acariciando mi oreja y cuello — debo regresar.
— ¿Regresar? Ella vendrá con nosostros — mi lobo gruñe y está vez no soy tan fuerte para ir encontrá de el porque es lo que yo quiero también.
Mi lobo toma parte del control interponiéndose en el camino de nuestra luna, suelta un gruñido demasiado fuerte que la asusta, siento a Sebastián acercarse, muevo mi cabeza para verlo.
— No lo hagas, se pueden asustar... Mi mate ya lo está y si la intentas un poco más no me molestaré en tirarme sobre ti para evitar te les acerques.
El deseo de gruñirle es demasiado pero me contengo.
— No olvides quien soy Sebastián, soy tu Alfa, no rebases los límites.
Regreso mi mirada a mi luna dando un paso atrás esperando que así mi luna no me tema. Ella se aleja con lentitud sin quitarme la mirada de encima, es jodidamente preciosa, muy linda, la adoro internamente sintiéndome fascinado por ella, ella se aleja pero vuelve a girar la cabeza para verme. Logro oír sus pensamientos sin querer.
¿Y si lo hago mi mascota?
— ¿Mascota? — gruñe Conan en desaprobación — no somos un jodido perro y somos más grande que esos animales, no puede siquiera considerarnos para que seamos su mascota — mi lobo gruñe indignado.
Milagrosamente no cazo a mi amiga y a mi.
A ella no pero a ti si mi luna, te cazaré tarde o temprano, te tendré junto a mi. Ella comienza alejarse y su aroma también.
— ¡Mía — gruñe mi lobo desesperando volviendo a tomar el control.
— ¡Conan no! — gruño firme pero le da igual mi opinión.
Mi lobo toma fuerza haciéndonos correr detrás de ella, ellas corren más rápido y me sorprende como sus piernas se mueven con agilidad, es rápida muy rápida.
Corremos detrás de ellas tomando la dirección de la propiedad Milken, Elian Milken ex Alfa de una manada que antes era vecina y ahora pertenece a mis territorios, lo conozco, dejo su manada para llevar una vida tranquila con su mate, sigue siendo un hombre muy influyente. Le hago una señal a Sebastián para escondernos, lo hace sin dudar al reconocer la propiedad, la primera en gritar es la acompañante de mi luna, la mate de Elian está sentada en la pequeña sala en el patio, ella nos siente de inmediato y estoy segura que nos ve, llama a Elian entrando a la casa con mi luna y su amiga.
¿Son algo de ellas? Antes de que el ex alfa Elian salga debo alejarme, tendré que reunirme con el pero que me vea cerca puede molestarlo. Veo una última vez a mi luna en mi forma humana.
Corremos a la mansión, mi lobo gruñe y se queja de forma molesta.
— No la dejaremos ahí, es nuestra — gruñe Conan.
Ella es irresistible sin duda, cada expresión de sus rostro a quedado grabada en mi cabeza, Conan se queja muchas veces más mientras estoy en la tina con hielos, si quiero controlarme necesito algo frío, el calor corporal y el que ella provoca me están cegando.
Tomo mi tablet y le escribo a Sebastián.
• Averigua sobre ella.
Demián
• Es lo que estaba por hacer
Sebastián
•Procura ser sutil.
Demián
• No dejaré el Alfa Elian lo noté.
Sebastián
• Contáctate con nuestros investigadores.
Demián
Salgo de la tina y me introduzco en la bañera, me tenso sintiendo mi cuerpo nuevamente tenso y cada uno de mis musculosos doloroso.
— Es por dejarla ir, tenerla lejos duele — habla mi lobo con disgusto.
— Apenas la he visto unos minutos, no exageres — gruño en desacuerdo.
— Cada día lejos de ella te va doler, al inicio los músculos del cuerpo se tensan, luego estarás solo de mal humor, después sentirás que el cuerpo arde, en cada paso sentirás que los músculos internos se te desgarran, comenzarás a debilitarte y por último yo tendré el control...
Entre cierro los ojos enrollando la toalla en mi cadera.
— ¿Es una amenaza Conan? — interrogo entrando a mi closet.
— La quiero ahora y no dudaré en hacerte sufrir sino vas por ella — me gruñe molesto.
Termino de vestirme, una camisa deportiva y joggers, salgo de mi habitación tratando de ignorar a mi lobo que se encuentra desesperado y amenazante, entro a mi oficina en casa mirando el gran cuadro detrás de mi asiento.
Conan es un lobo muy antigüo y muy peligroso, tener a nuestra mate no es una debilidad sino un poder más, es debilidad para quienes no saben como proteger de ella.
Respiro profundo apoyándome en mi escritorio veo los documentos que me recuerdan el nuevo poder en mis manos y aquellas palabras.
El este ya es nuestro señor.
Una sonrisa de satisfacción se forma en mi rostro.
— No es coincidencia Demián— habla mi lobo mucho más sereno.
— Ella es humana — razono.
— Humana o no, es nuestra luna y su especie no será un obstáculo para nuestro objetivo.
Mi suerte es grande porque es lo último que dice en todo el día, trabajo toda la tarde llenando los informes, leyendo todo lo que debo firmar, no hay ser en esta vida más poderoso que yo. Salgo de la mansión y camino a casa de mi luna, observo el perímetro y cubro mi olor, soy cuidadoso y cautelosos acercándome más y más a la cabaña, me dejó llevar por su aroma hasta llegar a su habitación, está en el segundo piso.
Me debato en entrar o no ¿Porque lo dudo? Mi lobo está demasiado tranquilo y ausente desde nuestra última conversación. Entrar es un peligro cuando no conozco las intenciones de Conan.
Mi respiración se siente muy pesada.
La observo desde arriba, ella cae lentamente y me mira, se mueve inquieta sus facciones están relajadas, solo viste una blusa de tiras que podría desgarrar mientras marco su cuello, sus manos me buscan con anhelo, su corazón late desenfrenado. Trato de no reaccionar cuando siento su suave tacto en mi rostro, me toca con delicadeza que eriza mi piel, me alejo sabiendo no podré controlarme mucho. Me alejo en el espacio más oscuro de su cabeza tomando su habitación como nuestro lugar de entorno, puedo verla despertar de forma errática, me acerco a ella provocando se incorpore en la cama en un intento de alejarse, sonrío de lado «alejarse» es algo que no podrá hacer nunca, no desde que yo entre a su vida. En el momento que la olí, la oí y pose mis ojos por primera vez en ella se convirtió en mía, estoy a cada segundo mas cerca de ella, mi lobo inquieto dentro de mi, es bello ver cómo intenta alejarse y no puede hacerlo, su cuerpo y corazón saben quién soy, nunca querrán alejarse a mi, su batalla es con su mente. La miro desde arriba completamente encantado con la imagen, su cabello castaño cae como cascada a los lados de su cabeza, solo un mechón adorna su fina clavícula, tórax y pecho, lo demás está detrás de ella, apoyo mis manos en la cama.
Subo lentamente asegurándome de no lastimarla o asustarla, respira agitada, su pecho sube y baja con rapidez, ella me observa con mucha atención, me repasa con la mirada una y otra vez acelerando mucho más su corazón, preciosa, malditamente preciosa es como ella se ve, sus labios rosados son perfectos, resaltan en su piel clara, lentamente me posiciono sobre ella inhalando su dulce aroma, ella alza la mirada deleitándome con sus mieles ojos que se dilatan lentamente. Ladeo la cabeza inclinándome contra su cuello, rozo mi nariz con su suave piel sintiendo satisfacción por poderla sentir más cerca así solo sea en nuestras cabezas, ella deja de respirar robándome una sonrisa, inhaló su olor sintiendo está apunto de caer en el abismo que ella vio desde el inicio, recorro el pequeño lugar hasta tomar su pequeña cintura, sus manos empuñan la sabana a la vez que la alzo y la rodeo de la cintura con más fuerza de la que desearía, la quiero conmigo, ahora.
La sigo oliendo y ella se estremece en cada uno de mis movimientos, siento como partes de su cuerpo comienzan a estar sensible por mi contacto con su piel. Mi cuerpo se tensa por las muchas sensaciones que ella provoca, la atraigo muy cerca de mi cuerpo. Ella busca verme a los ojos debatiéndose entre obedecer a su mente o a su cuerpo que se aferra a mi cuerpo sin que ella lo note, sus piernas se enrollan en mi cadera incitándome poso mis labios en su cuello, mi lengua traza su piel expuesta junto a mis labios, sus manos me toman de los hombros atrayendome más cerca de ella, gruño sintiendo la dureza en mi entrepierna, el como fricciona su cuerpo al mío no ayuda.
Muerdo su cuello y succiono dando por último unas lamidas para que no sienta la excitante sensación del dolor por ahora, mi auto control se comienza a acabar al sentir su humedad, sus manos me toman y cedo a ella como un jodido esclavo de su encanto, la lleno de besos deseando poder hacer más, beso parte de su rostro como su cuello, tira de su cabeza hacía atrás dejando me deleite con ella, mi lengua hace un lento recorrido por su piel, delieneo sus labios con mi lengua, la deseo mucho, uno nuestros labios necesitado de ella, formamos un un lento, hambriento y apasionado compás, trato de conocer su bucalidad con mi lengua, su lengua golpea la mía retandome y poniendomela más dura de lo que nunca había imaginado, batalla conmigo de forma audaz.
Joder...
Sus manos en mis hombros y sus piernas en mi cadera se aprietan con dureza, me clava las uñas con fuerza, trato de mantenerme firme y no ir a su habitación mientras invado su cabeza, ella me mira a los ojos y no me contengo en embestir su húmedo coño advirtiendo de lo que le espera, termino este beso necesitado y hambriento, le hago sentir mi masculinidad soltando un gruñido, sus labios se encuentran entre abiertos pero su voz parece haberse consumido.
— Mía.
Aprieto mi masculinidad dura ante el recuerdo de como invadi su mente y ella lo permitió sin darse cuenta me dejó ese espacio para hacer lo que quisiera con ella en su sueño.
Casi una semana donde ella no sale de su casa y no la puedo ver, observo a Sebastián entrar sin tocar.
— Toca la puerta antes de entrar — le recuerdo.
— Traigo noticias de nuestras mates — ignora totalmente lo que le dije — saldrán y su informe llega hoy.
— Te dije que tocaras.
— Te espero en el auto amargado, es cierto que los años pasan pero este cuerpo no, por favor mínimo finge que tienes la edad que aparentas — pide saliendo de mi oficina.
No soy un viejo.
— Eres más joven que yo — se burla mi lobo de buen ánimo.
— Hasta que me deleitas con tu presencia.
— Asegúrate de agradarle.
— No hablaremos con ella, solo la observaremos.
— Observarla desde lejos es mucho más perturbador que hablarle.
— No dije la observaria de lejos.
Advierto a Sebastián con la mirada de que no quiero oír ni una sola palabra, el conduce hasta la salida de la propiedad Milken, nos estacionamos en un lugar algo alejado pero con vista a la propiedad.
— ¿Cómo sabes saldrán? — pregunto maldiciendome por no ver preguntado antes.
— Oí los pensamientos de mi mate, estaba muy estresada esta semana, después de vernos, creo le tiene miedo a los animales grandes.
— O puede que solo a los lobos.
— ¿Has venido a ver a tu luna?
No después de lo que pasó la última vez que la vi, mi intención era poder vivir sin ella, verla y saber que no la necesito para estar tranquilo pero fue todo lo contrario, cuando su olor se filtraba en mis recuerdos y su ternura en el bosque mi corazón era un idiota y cuando la recordaba en su habitación, apretando sus piernas en mi cadera poniéndome dura la polla, se me ponía...
Esa ternurita provocó emociones y sentimientos que nunca creí. Curiosidad, rabia, paz, irá y deseo.
Observo un auto gris salir de la propiedad de los Milken, mi mate es quien conduce, tiene el cabello suelto y una blusa blanca de manga larga, Sebastián las sigue a una distancia prudente, ambas están tan absortas que no son consientes de que las seguimos, se estaciona en una cafetería conocida en el pueblo, salgo del auto con Sebastián cuando ellas entran, llamamos un poco la atención ya que el noventa porciento de la población de este pueblo son hombres lobo y saben soy su Alfa, me detengo notan cuan terrible es lo que haré.
Yo un hombre lobo, el Alfa más poderoso de todos, el más inteligente, audaz, poderoso, cruel y despadiado siguiendo a una humana que no sabe ni de mi jodida existencia frente a todos los que se reverencian ante mi.
Espero esto no salga mal porque nunca he seguido a una humana como para salir con mi orgullo pisotiado por esto y por una humana, entro a la cafetería junto a Sebastián, la campanita suena y casi todos giran a vernos, quienes me reconocen están por inclinar la cabeza, con un movimiento de mano niego, siento su mirada sobre mi, recorrerme de pies a cabeza y sola esa sensación casi provoca una sonrisa en mi rostro.
La miro a sus ojos mieles que me devoran a la vez que analiza, seguramente está pensando en mi después de que dos lobos la siguieran y dos hombres estuvieran vigilando a la distancia. Ella me vio mucho antes que Elian lo hiciera, su abuelo está molesto por qué invadi su espacio, el tiene algo mío, mejor dicho alguien, su corazón late loco dentro de ella. Se detiene unos segundos y sus mejillas toman un rojo intenso.
Si mi luna, es a ti a quien estoy viendo.
La repaso con la mirada y ella corta nuestro contacto visual, viste como una muñeca.
— ¿Que te pasa? — pregunta su amiga.
La escucho como la mayoría de los que se encuentran acá, el corazón de mi luna sigue latiendo fuerte, lo puedo oír muy bien.
— Nada ¿porque? — ella me deleita con su voz.
— Si claro, nada... Oh... deberías ver estos dioses — habla repentinamente la chica.
Sebastián frunce el ceño, seguramente la está oyendo muy bien.
— Estas babeando — responde mi luna.
— Es raro — habla más bajo su amiga.
— ¿El qué? — pregunta mi luna sin comprender.
— La gente se está comportando raro — explica su amiga y tiene razón.
Se están comportando raro, unos por el miedo, otros por el respeto, otros por nuestras costumbres pero todos por mi a excepción de dos o tres humanos aparte de ellas. Zae se percata de mi mirada en ella.
— Seguro es tu imaginación — responde mi luna tranquila pero incluso en ella hay intranquilidad.
Un hombre joven se acerca a la mesa de mi luna con una sonrisa, él no parece afectado por nosostros, es humano.
— ¿Algo más que desean ordenar bellas damas? — la pregunta del humano inútil me molesta tanto o más que a Sebastián.
— No gracias — responde la mate de Sebastián.
— Para mi una hamburguesa — pide mi luna con amabilidad.
— Una hamburguesa en cinco hermosa — responde el humano guiñándole un ojo, golpeó el recibidor llamando la atención.
La pequeña campanita al lado de destruye por mi fuerza.
— No hemos cazado lo suficiente esta semana — gruñe mi lobo.
Camino hacía ellos y Sebastián me gruñe, los tres giran a verme, mato con la mirada al humano estúpido que tienen como mesero, a mi luna a penas y deseo verla en este momento porque dudo mi mirada sea buena para ella. No mi luna, con el no, ni con nadie.
Solo conmigo.
Mi lobo está inquieto y no dudaré en darle lo que pide si es el humano no se va ya. Mi presencia intimida a mi luna, ignora por completo como la hago sentir.
Muy mal ternurita.
Sebastián se adelanta sonriendo en grande al ver su mate que lo mira con interés y amabilidad. A diferencia de mi mate que nos ve con seriedad absoluta.
— Lamento la escena — mi luna sabe que no lo lamento — ¿Podrías retirarte? — Sebastián le gruñe al mesero que se encuentra intimidado y se aleja sin dudar — Soy Sebastian mi amigo es Demián.
Mi luna me mira cuando mi amigo me presenta, crei que estando en tu sueño me sería suficiente para olvidarte ti luna y sin embargo me tienes acá buscando por ti.
— Un gusto soy Ka...
— Un gusto, mi amiga es Karina y yo soy Lía — interrumpe mi luna Zae que nos sonríe falsamente.
Preciosa mentirosa.
Su amiga asiente con la cabeza.
— Karina — repite Sebastian casi con burla dejando en claro que no le cree — y Lia ¿Podemos acompañarlas?
— Si.
— No — responde mi luna — claro ¿Porque no?
Me siento frente a mi luna y Sebastián frente a Katia, casi a su lado.
— Son visitantes? — pregunta Sebastián.
— Si, necesitábamos un cambio de ambiente... New York es muy estresante algunas veces ¿Y ustedes? Son visitantes o viven aquí...
— Con que de New York — mi luna no evita su disgusto por la indiscreción de su amiga — nosotros somos de acá, Alemania, aunque estamos temporalmente en el pueblo, nuestro trabajo exige estemos en la ciudad muchas veces pero nos gusta la tranquilidad que hay acá.
--- Eso es increíble... Y ¿porque su trabajo exige de su tiempo en la ciudad?
Ignoro lo que hablan esos dos concentrándome solo en mi luna que se encuentra muy disgustada.
— Ser el presidente y vise presidente de las industrias Darkely exigen mucho...
Zae nos mira con desconfianza.
— Wow... supongo que es muy estresante — Katia hipnotizada.
--- ¿No piensan ordenar? --- pregunto mi luna cuando el humano viene con su hamburguesa.
— Claro — responde Sebastián.
Sebastián me da un leve golpe para llamar mi atención
--- Tu orden bonita — solo oírlo provoca una mirada frívola de mi parte — ¿piensan orde...
-— pensamos ordenar pero que sea otra mesera — ordenó.
No toleraré ver cómo el le coquetea a mi luna descaradamente. El asiente con la cabeza intimidado.
Es un cobarde.
--- ¿Que? No... El esta haciendo bien su traba...
--- Que te llame bonita no es trabajar — le aclaro con firmeza y la molestia de mi luna se triplica.
--- ¡Su servicio es bueno! — exclama llamado la atención de quienes no rodean.
— Depende a que...
— Mejor ordenamos — me interrumpe Sebastián
Sebastián y su mate intentan aligerar el ambiente, nos traen la comida pero mi concentración está en la mujer que me mira con indiferencia.
--- ...entonces eres Publicista en Marketing digital --- habla Sebastian.
--- Si, amo mi trabajo es muy flexible para mi.
--- Es increíble --- habla Sebastian con una sonrisa --- ¿Y tu Lia? --- me pregunta.
La mate de Sebastián sonríe orgullosa.
--- ¡Oh! El trabajo de mi amiga es ¡Increíble! ¡Es agente de policía! de esos que siempre están en misiones y investigan casos ¡es como en las películas!
Frunzo el ceño sin poder ocultar mi sopresa.
--- No tiene nada de parecido a las películas Kat — responde mi luna con una dulce sonrisa.
Posible que la ternurita de mi luna sea una agente.
— Puede tengas razón... Tu último caso fue del fiasco.
— No, la investigación tenía puntos relevantes que tu no ves ni comprendes.
Estoy tratando de entender que hablan.
— ¡Por favor Zae! Todos los puntos eran relevantes pero el caso no, su tema es ilógico — su amiga es tan distraída que suelta el nombre de mi luna a la ligera — ¡los hombres lobo! No Existen ¿te lo deletreo?
Miro a mi luna incrédulo a esta nueva información.