2. Lobo n***o

2733 Words
Zae Swer Hago a Katia caminar mientras nos introducimos en el bosque, me encanta estar en este tipo de lugares, hay un poco de nieve pero nada de otro mundo, Katia se queja sin parar haciéndome reír cuando dice cosas sin sentido, la nieve es ligera pero el frío persiste, llevo una semana con mis abuelos y no ha pasado nada malo, tengo esperanzas así sea durante un largo, largo tiempo de mi vida. - ¡Ah! - resbaló cayendo bajo sin parar, Katia cae conmigo en medio de un gran chillido, intento agarrarme de algo pero término lastimándome la mano. Soy una estúpida terca por no hacerle caso a mi abuela con los guantes, Katia intenta pararse pero lo único que logra es caer sobre mi, haciendo que esta vez dejemos de caer de culo y rodemos de cuerpo, cierro los ojos cubriendo mi rostro. Aventuras con Zae Swer... Sin duda sería divertido y arriesgado, pego un agudo chillido cuando impacto contra un árbol que deja caer la poca nieve sobre mi, pego otro chillido por la fría nieve, me levanto de golpe entre quejidos por el golpe, me sacudo la ropa dejando caer la nieve, mi cabello castaño se pega a mi rostro, lo retiro mandándolo para atrás, buscó a Katia con la mirada, la encuentro tirada a unos metros con los ojos cerrados, el corazón se me dispara del miedo, corro hacia ella. - ¡Katia! ¡Katia! - la llamo buscando una respuesta pero nada. Caigo de rodillas a su lado, quito su cabello del rostro, la reviso notando que no tiene ningún golpe visible, puede haya sido interno, tomó su pulso el cual está acelerado, suelto un sollozo buscando el móvil que me dio mi abuela, el miedo me recorre al ver que por mas que hago Katia no reacciona, suelto otro sollozo, pego un grito cuando se levanta de golpe riéndose. - Estoy b-bien - expresa entre carcajadas. - ¡Babosa! - le pegó un golpe con la mano en su hombro - ¡Casi me muero del miedo tonta! - le regaño con el corazón a mil. Mi amiga me abraza cuando nota estoy llorando. - Zae, lo siento, perdona, solo era una broma - pide disculpas acariciando mi cabeza haciendo un puchero. - Creí te había pasado algo - sollozo mientras me consuela. A veces soy muy sentimental, ella acaricia mi cabeza dándome palabras sensible y de tranquilidad. - Ya, ya, tranquila querida que tienes Katia para rato - asiento con la cabeza parándome junto a ella. ¿Amiga más loca se puede tener? No lo creo, casi me da un infarto. Analizamos donde nos encontramos notando que caímos en una parte profunda del bosque, hemos visitado el bosque como cuatro veces y no habíamos estado acá. - ¿donde estamos? ¿como regresamos? - interroga notando lo ya mencionado. - Estamos en una parte profunda del bosque - respondo lo obvio haciendo me vea mal - debemos caminar para saber por dónde regresar, no se ni por donde caímos - confieso haciendo se tense. - ¿Y si una bestia nos come? - interroga con preocupación. - ¿y si dejas ser una miedosa? - se la devuelvo haciendo se coloque firme. - ¿Miedo yo? Nunca - responde con seguridad haciéndome sonreír - caminemos antes de que me enoje - bufa por lo que tomamos el lugar más despejado. Caminamos en silencio buscando cualquier señal, pero nada, el verde y blanco hacen interesante el bosque, luego de media hora caminando decimos parar. - Okay, okay - hablo pensando en cómo decir lo que diré - creo estamos pérdidas - pego un brinco luego de soltar las palabras al oír un aullido. - Mierda - susurramos al unísono abrazandonos. Comenzamos a caminar en busca de una salida, retrocedemos cuando oímos de nuevo el aullido, seguido de otros, tomó la mano de Katia buscando una salida, camino y camino, tirando de ella, los árboles ahora son más, haciendo camine entre ellos mientras Katia no para de decir que nos vamos a morir siendo comida para lobos, llego aún punto donde estamos rodeadas de árboles. ¿Donde carajos me he metido? Visualizo el lugar, notando como unas ramas se mueven, doy un paso atrás poniendo a Katia detrás mía quien se aferra a mi espalda, un conejo sale entre los arbustos haciendo suspiro tranquila y baje la guardia. Cosa de la que me arrepiento cuando salen dos grandes lobos y el conejo sale huyendo, trago grueso al ver con incredulidad a tremendos lobos, uno es enorme, que si se pone de dos patas, me sobre pasa, es el lobo n***o el cual me observa con unos intensos y penetrantes ojos negros entre dorados, a su lado un lobo marrón y grande, no mas que el lobo n***o pero imposible de no notar. Katia tira de mi hacia atrás, observó al lobo n***o el cual llama más mi atención, respiro profundo sintiendo como mi piel se eriza, el lobo camina hacia nosotras, me es inevitable no observarlo con interés. Es enorme, n***o, de ojos amarillos entre negros, con un pelaje finamente limpio, caminando con seguridad e intimidación, como si fuera el depredador y yo la presa, relame su hocico conforme se acerca. - Zae corramos - susurra Katia a mi oído haciéndome notar que ambos lobos se nos acercan pero no obedezco a Katia. Levantó mi mano en sentido de paz. - Somos inofensivas lobito - hablo hacia el lobo n***o quien no cambia su postura y su mirada que consume mi ser quema - no nos hagas nada - pido bajando lentamente. El lobo observa todos mis movimientos por lo que le enseño mis ambas manos. - Zae no seas estúpida, vámonos - pide Katia con terror. La comprendo pero siento que los lobos no nos harán daño... Puede si sea una estúpida. - Lobito - lo llamo ofreciéndole mi mano, el no duda en acercarse a mi, dejó de respirar cuando olfatea mi mano, su nariz fría hace contacto con mi piel mandando una corriente eléctrica por todos cuerpo - soy inofensiva ¿lo vez? - me siento estúpida ante esas palabras en especial cuando el pude comerme de un bocado. El lobo me mira buscando mis ojos, puedo notar el brillo en sus hipnotizantes ojos, sino fuera por el momento y escena, juraría el lobo me dedica una mirada de burla y arrogancia por las palabras dichas. Suelto un jadeo y Katia un chillido cuando el lobo se me tira mandándome de espalda sobre la nieve que ya hace en el bosque, parte de mi espalda y cabeza cae contra un árbol, Katia cae y noto de reojo que el lobo marrón la acorrala, con diferencia al lobo n***o, no se le tira encima. Trago grueso al sentir el lobo me olfatea, ronronea haciendo respire. Esperaba un gruñido. Con lentitud llevo mis manos a la cabeza del lobo el cual se deja acaricia por mi mientras me olfatea, paso mi mano por su cabeza buscando incorporarme pero una de sus patas se encuentra sobre mi, impidiendo lo haga. - Lindo lobito - susurro con ternura acariciando sus orejas que lo hacen ronronear seguido de un gruñido me tensa. ¿Me va comer? El lobo se quita de mi, deja me incorpore acercándose de nuevo, le acarició las orejas observándolo con fascinación, nadie creería lo que estoy haciendo, alguien tira de mi haciendo gire mi rostro y note a una Katia aterrorizada, recuerdo No somos solos el lobo y yo, reprochandome el que se me haya olvidado mi amiga por unos segundos, el lobo n***o le gruñe a mi amiga y el lobo marrón al lobo n***o, el cual ignora al lobo marrón. - Larguemonos - pide con voz quebrada, asiento con la cabeza alejándome un poco del lobo el cual me gruñe al ver intento alejarme. - Lo siento lobito - susurro hacia el acariciando su oreja y cuello - debo regresar - explicó de forma estúpida. No se ni porque le hablo como si me entendiera, bueno, puede sea el que ame a los animales. Me paro alejándome un poco pero el lobo se interpone en mi camino lanzándome un fuerte gruñido que me asusta, el lobo marrón se acerca, por un momento el pánico me invade, el lobo marrón observa de forma fija al lobo n***o el cual ladea su cabeza hacia el lobo marrón, regresa su mirada a mi dando un paso atrás, tomó eso como señal de poder seguir, camino con lentitud sin quitarle la mirada al lobo n***o, lobo con el cual siento una conexión emocional. Cada día estoy más loca y el querer a los animales como personas demuestra que si soy una loca. Giro mi rostro hacia el gran lobo n***o cuando me alejo, sigue observándome con una seguridad increíble, el lobo es fascinante, volviéndome loca con mis raras ideas. ¿Y si lo hago mi mascota? Se ve higiénico y parece estar educado. No, no, no seas estúpida Zae, es un lobo de la naturaleza, el que se haya portado bien no quiere decir este domado, por su naturaleza puede que su instinto sea salvaje y que aunque le de un techo y todo, preferirá el bosque, es un lobo de la naturaleza, que seguramente caza otros animales y que milagrosamente no cazo a mi amiga y a mi. Katia tira de mi haciéndome correr cuando ya estamos lejos, pierdo de la vista al bello lobo cuando Katia comienza a tirarme órdenes para correr, debido a su agarre en la mano debo correr para no caer y lastimarme, corremos juntas sin parar, siendo guiadas por el instinto de sobre vivencia de Katia, respiro agitada mente dejando mi sexto sentido se percate de algo. «Nos siguen» Giro mi rostro hacia atrás buscando que es pero no hay nada, solo árboles pero la sensación persiste haciendo que sea yo la que haga correr a Katia más rápido como instinto de sobre vivencia, siento que nos observan y siguen, yo no me equivoco. Por milagros del destino llegamos a la propiedad Milken, donde mi abuela esta sentada en la parte trasera de la casa, en uno de los sofás, corremos hacia ella con el corazón a mil. Mi abuela se levanta al notar nuestro estado, camina hacia nuestro encuentro, con una expresión clara en su rostro, preocupación. - ¡Nos topamos con unos lobos! - solloza Katia haciendo me preocupe. Mi abuela palidece tomando entre sus manos el rostro de Katia, la analiza con suma atención, su boca entre abierta expresa su sorpresa, pasa de Katia a mi, me toma de igual forma analizándome. Estoy atónita por el acontecimiento pero me siento hipnotizada, enigmática al suceso, deseando vivir de nuevo tal momento. Sonrió a mi abuela para que se tranquilice haciendo frunza el ceño por mi reacción. - Vengan acá niñas - pide abrazandonos. Katia llora de forma preocupante, parece que si le afecto lo vivido. - Tranquila Kati, estamos bien, ya estamos en casa - susurro hacía ella mientras mi abuela nos hace caminar dentro de la casa, antes de entrar observó hacia el bosque, notando que la luna ya a salido y esta por oscurecer, fijo mi mirada en una parte del bosque sintiendo una sensación de calor en mi pecho. Creo me enamore del lobo, sonrió internamente por mi loco pensamiento, educado, muy dócil a mi, me encantaría tenerlo como mascota, seria mi mejor amigo y compañero, pero es un animal de la naturaleza salvaje y bestial, por lo tanto no es un lobo domesticado. Así que «No sueñes Zae» Entramos a la casa mientras Katia llora sin parar haciendo corra hacía la cocina mientras mi abuela la consuela. - ¡Elian ven aquí! - ordena mi abuela haciendo mi abuelo aparezca en un santiamén. Mi abuelo se fija en Katia y luego en mi cuando llego con el vaso de agua. - Kat tranquila - pido arrodillandome frente a ella. - Creí iba ser comida para lobos Za - susurra con la voz quebrada - creí íbamos a morir - suspiro acariciando su mano - creí que iba morir igual que mi familia - sigue llorando de forma descontrolada. Aprieto los labios sentándome a la par de ella dejando recueste su cabeza sobre mi. Sus padres murieron en manos de los lobos, su padre, madre, hermano y hermana, aun recuerdo las fotos que me mostró de los cuerpos de su familia, estaban cruelmente desgarrados, olvide lo que Katia vivió en su pasado cuando vi al lobo n***o, no se como pude olvidar eso. Una lágrima resbala por mi mejilla haciendo la seco con brusquedad, Katia tenía ocho años cuando sucedió, luego fue adoptada por los Morel, una familia amiga de la mía. Mi abuela se retira con mi abuelo a la cocina para hacer un té, dándonos tiempo para asimilar lo vivido, llevo a Katia hacia la sala que tiene dos grandes puertas hacia el patio donde a unos varios metros de distancia esta el bosque, la llevaría a mi habitación pero le tiemblan las piernas, la recuesto en el gran sofá, dejando su cabeza en mis piernas, acarició su cabeza esperando se tranquilice. Ver su estado me hace pensar que esta en el recuerdo de aquel momento, porque si, los lobos la mataron frente a ella, fue salvada por un grupo de cazadores, ella no tiene muy nítido el recuerdo pero si fragmentos, sus hermanos ya estaban entre los dieciocho y veintidós años. Giro mi rostro hacia las puertas de cristal que dan al patio notando un movimiento entre los arbustos, parpadeo dos veces al ver aún rubio con el dorso desnudo con solo unos pantalones cortos que se ven desgarrados, puedo ver a otro hombre detrás de él, en el mismo estado pero de cabello n***o y tes pálida, entre abro la boca al ver su cuerpo, notó el peli - n***o capta mi alteración en ellos erizándome la piel ante la intensa mirada, da un golpe hacía el rubio haciendo desaparezca de la nada, parpadeo de nuevo pero no hay nada. ¿Me lo imaginé? Es probable... nadie aparece y desaparece como ellos los hicieron. Alguien se aclara la garganta captando mi atención. - Les he traído un té de tilo, para los nervios queridas - habla mi abuela. Sonrió asintiendo con la cabeza, hago que Katia se incorpore, me obligó a espantar aquel fugaz reflejo. El calor en mi pecho se hace mas intenso haciéndome suspirar, tomó el té en silencio al igual que Katia, mis abuelos se sientan frente a nosotros. Los minutos pasan y nos terminamos el té. - ¿Quieren contarme que sucedió? - pregunta mi abuelo con cautela. Sonrió asintiendo con la cabeza igual que Katia. - Nos topamos a dos lobos - suelto dándome valor - uno n***o y otro marrón, ambos enormes, el lobo n***o era mas grande, creo que en dos patas me sobre pasa en tamaño, no nos atacaron pero eran intimidantes, Katia se altero y bueno yo... - muerdo mi labio inferior pensando en cómo decirlo. Fui una inconsciente. - ¿Tu que? - pregunta mi abuela con interés. Katia me observa esperando hable, tiene los ojos hinchados y las mejillas rojas al igual que los ojos. Culpa... Eso es lo que siento ahora. - Yo me puse a hacerle cariño al lobo negro... No se porque pero fue tan hipnotizante el momento que solo era el lobo n***o y yo, hasta quise adoptarlo, era una lindura - expreso con culpa haciendo mi abuelo y abuela queden atónitos. - ¿Y el lobo no te atacó? - interroga mi abuelo con cautela a lo que niego haciendo se quede callado. - ¿A ninguna? - interroga la abuela y esta vez las dos negamos. Katia suspira dejando su mano en mi hombro. - No te sientas culpable Za, al parecer los lobos eran o son inofensivos pero mi pánico y terror a ellos me gano, no fue tu culpa - expresa haciendo la abrace. Mi abuelo carraspea obteniendo nuestra atención, parece preocupado y en shock, al igual que la abuela. - Por casualidad o no se... ¿viste el color de sus ojos? - frunzo el ceño por su pregunta sin comprender. - ¿De quien? - Del lobo... - Si... eran negros con dorado - respondo sin dudar - ¿Porque?
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