Madrid, 2012 Cada día, desde el día de nuestra boda, escuchaba el zumbido de las palabras de Carla en mi mente al despertar y antes de dormir. Intentaba disimular, pero cada vez se me hacía más difícil mantener la sonrisa incluso cuando estábamos en un evento familiar, social o con amigos. Intentaba no quejarme con ella solo para no escucharla recordándome que me lo dijo… que por muchas cosas materiales que me había dado y todavía podía darme el matrimonio con Martín, jamás sería capaz de olvidar a Franco ni a todo lo que había vivido con él. Pero aunque lo intentaba, a veces no había forma y cuando me iba a su casa intentando escapar de la vida que detestaba en ese lugar que yo misma había elegido y al que debía llamar “hogar” ante los demás, siempre intentaba convencerla de que habíam