Martín - ¿Qué es lo que quieres con esta escenita, Eva? (soltándose de mi amarre) ¡Eres patética! ¿Sabes? Eva - ¡Quiero que me digas la verdad! ¡Te prometo que no me enojaré! Martín – Si ya lo sabes, entonces… ¿Para qué preguntas? (sonriendo y mirándome fijamente) ¡Tu tampoco eres una santa! ¿O de verdad te crees que no se que cada vez que me dices que te vas a estudiar a lo de Carla, en realidad te vas a fo. llar con Franco? Eva - ¡Cállate! (le di un fuerte golpe en la mejilla) No me miró. Simplemente se tomó la mejilla con la mano del mismo lado, y dos minutos después, todavía sin decir nada, entró a la casa. Fui tras él para seguir hablando y ahora si noté que estaba completamente furioso. Había logrado por fin, ponerlo tan alterado como yo me encontraba en ese momento… Definitiva