El reino de los Trece.

Introducción. 1

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Cuando era pequeña mi madre me contaba los cuentos más hermosos antes de ir a dormir, me hablaba de magia, hadas y seres extraordinarios que custodiaban un reino, había princesas, había también príncipes, ahí todo era mágico y lleno de luz, todos eran felices. Pero como todo lo bueno tiene su lado contrario, en ese cuento también lo había, la oscuridad, seres malvados que eran capaces de matar con solo desearlo, de provocar caos e incluso de matar a quienes amaban pues estaban cegados por el mal que había dentro de cada uno de nosotros. Recuerdo el miedo que me daba pensar en como serían las personas malas del cuento. ¿Tendrían cuernos? ¿Ojos rojos? ¿Dientes afilados? ¿Cuerpos deformes? Las respuestas a todas esas preguntas que una vez me hice, llegaron a mi como balde de agua fría, no tenían cuernos, sus ojos eran azules, dientes rectos y blancos y vivía en el cuerpo de una mujer común, yo. Yo era esa persona de la que mi madre me había hablado, yo era ahora un ser de oscuridad, un ser maligno, cegada por la rabia y el sentimiento de poder.

Yo maté al hombre que me amó incluso sabiendo que no era correcto amarme y que su única misión era matarme y aun así desafío a todo su clan por mi. Dio su vida por la mía, y yo ni siquiera lo merecía, ahora no me queda nada, absolutamente nada.

Estoy sola, sola y con el corazón roto.

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