Cuando Rose despertó, sintió una felicidad inmensa, no sentía el estrés, ni tampoco se sentía cansada, se estiró un poco y miró al hombre que dormía a su lado. —¿Estas dormido?. —No. Diego abrió los ojos y la miró. —¿Qué quieres desayunar?. —Lo que sea esta bien. Él se levantó dejando ver su desnudez tan perfecta, ¿Qué tan confiado debía de ser para no sentir vergüenza de estar desnudo?. —Que gran vista— Dijo ella mientras veía su espalda baja. —¿Quieres que me quede así?. Ella negó y él fue por su pantalón, se lo puso y sonrió antes de salir de la habitación. “¿Qué hombre es este?”, se preguntó Rose muy fascinada, tenía que admitir que él era todo un encanto. Después del desayuno, Diego llevó a Rose a su casa, la miró entrar y condujo hasta la oficina, para su mala suerte, ahí