Bailando con el Diablo

Capítulo 2. Empezamos.

Todos estaban asombrados por los movimientos tan finos de Rose, la sensualidad y la perfección de su baile, erótico y a la vez elegante, era justo lo que ellos buscaban, todos estaban hipnotizados. Rose respiraba un poco agitada, miró a su alrededor y luego escuchó los aplausos de uno de aquellos caballeros.

—¡Vaya!, estuvo genial…

—¿Cuál es tu nombre?—preguntó la mujer.

—Rose Kidman.

—Gracias Rose, veremos las demás presentaciones y te diremos al final.

Rose asintió y fue a sentarse en un rincón. Se puso sus audífonos y esperó. Después de un rato miró que todas se reunían y ella se quitó los audífonos y se puso de pie.

—Muy bien chicas han sido unas presentaciones muy buenas, pero como dijimos solo podemos escoger a dos…la primera, Rose.

Rose sintió un alivio tremendo y sonrió.

—La segunda chica es Morgan.

Ella miró a una chica pelirroja que se veía muy feliz.

—Las demás, muchas gracias por su tiempo.

La mayoría salieron cabizbajas y al final solo quedaron las chicas seleccionadas.

—Pues Bienvenidas, yo soy Rodrigo, él es Maximiliano y esta dama de aquí es Marián, y falta uno, pero estaba indispuesto, lo conocerán después, Rose eres increíble, nos gustaría incluirte en el show.

—Si, por supuesto, gracias.

—Morgan tu serás suplente, en caso de que alguna de nuestras bailarinas no se presente saldrás tú a escena, así que siempre tienes que estar lista.

—Por supuesto.

—Morgan tu empiezas desde mañana, tienes que presentarte aquí mismo, para los ensayos, son a la una, en el gimnasio, la puerta es al final del pasillo.

—Claro, gracias.

—Ya puedes retirarte.

Morgan se despidió y salió, Rose se quedo sola con aquellas personas y Maximiliano se acercó a ella mientras la miraba fijamente.

—Eres bonita, buena altura, buen cuerpo, no tendremos que hacerte mucho, eres un nueve de diez.

—Rose, ¿Te gustaría empezar desde hoy?—preguntó Marián, una mujer madura y de vestimenta elegante.

—Si, por supuesto.

—Perfecto, Rodrigo va a explicarte todo, y te dará un contrato. Vamos Max, me muero de hambre.

—Nos vemos en la noche— dijo Maximiliano, un hombre guapo y carismático.

Rose se quedo sola con Rodrigo, quien era un hombre alto y delgado, de aspecto serio.

—Vamos voy a enseñarte el lugar.

Ella lo siguió.

—Estos son los camerinos, habrá mucha gente, así que te sugiero que le pongas nombre a todas tus cosas, en especial al maquillaje que es lo que mas se pierde, este será tu cubículo, no dejes que te lo quiten, algunas chicas suelen ser un poco…territoriales.

—Bien— dijo Rose mientras veía una silla frente a un mueble con cajones vacíos y un espejo enorme.

—Darás tres presentaciones, trata de variar tus rutinas, como te dijimos, tenemos clientes de la alta sociedad, hijos de millonarios, millonarios, empresarios, abogados prestigiosos, e inclusive políticos, algunos son esplendidos con las bailarinas que les gustan, algunas han recibido propinas que van desde los mil dólares, así que trata de ser carismática.

—No voy a acostarme con ellos.

—No te obligamos a hacerlo, eso ya depende de cada quien, pero si lo haces trata de ser muy discreta, para evitar problemas.

—No voy a hacerlo créame—Aseguró ella.

—Nunca digas nunca. Vamos…por aquí están las oficinas, todos llegan después de las seis, el club esta abierto de nueve a tres de la madrugada, mira, por cortesía damos bailes privados, como te dije solo para clientes que pueden pagarlos.

—¿Bailes privados?.

—Si, solo bailes, algunos clientes quieren sentirse importantes….una cosa, tenemos reglas, nada de romances entre empleados, nada de romances con los clientes y no puedes traer a tu novio o esposo, algún incidente y serás despedida.

—Entiendo.

—Aquí están los baños, y los vestidores, si llegas a necesitar algo solo pídeselo a cualquiera del staff, no serán difíciles de identificar, el personal trae una camisa roja. Tú contrato será por tres meses, si le gustas a los clientes y no das problemas, el jefe te dará un contrato indefinido.

—¿Quién es el jefe?.

—Diego, Diego Archi, lo conocerás en la noche, a veces viene, a veces no, tiene otros negocios, él puso una regla, nada de coqueteo excesivo con él.

—¿Por qué coquetearía con él?.

Rodrigo hizo una mueca. —Lo sabrás cuando lo veas. ¿Tienes alguna duda?.

—¿Cuándo empezamos?.

Rodrigo sonrió. —Te veo aquí a las siete, una cosa más, esto es una jungla y solo sobrevive la mas lista y la mas deseada, buena suerte.

Rose asintió y salió de aquel lugar.

Esa misma tarde al volver, miró a los dos guardias y estaba por sacar la tarjeta de la última vez, pero no fue necesario, la dejaron entrar, estaban arreglando todo para recibir a los clientes, había meseros limpiando mesas, otros mas limpiando los pisos y dos bar tender detrás de la barra acomodando todo.

El dj también estaba instalando su equipo y había algunas personas de seguridad. El lugar era enorme, debía de caber mucha gente, eso era seguro, Rose subió al tercer piso y está vez había dos guardias cuidando la entrada.

—Hola soy…

—Rose— dijo uno de ellos.

—Si.

La dejaron pasar y ella se encontró con una chica que se veía apurada.

—¿Eres Rose?.

—Si.

—Vamos, tengo muchas cosas que hacer.

Rose la siguió y fue dejada en los camerinos, se quedó en su cubículo y aquella mujer se marchó a toda prisa, había algunas chicas ahí que se maquillaban y conversaban, y al ver a Rose todas hicieron caras.

—No sabía que iban a contratar.

Todas murmuraban cosas mientras que Rose solo trataba de ignorarlas, era evidente que en aquel lugar ella no iba a ser bienvenida.

Se miró al espejo y estaba por sacar su maquillaje cuando un hombre entró.

—Mitch…llegas tarde, necesito que hoy me dejes espectacular porqu…

—No vine por ti cariño, ¿Quién es Rose?—Preguntó aquel hombre mientras ponía una mano en su cadera.

Todas se miraron unas a otras y Rose solo levantó la mano.

—No me digas ¿Qué vas a trabajar con la nueva?.

—Así es.

Rose miró al hombre que se acercó y que la examinó con detalle.

—Eres bonita, joven…mmm…nada exagerado, un maquillaje sencillo será— dijo aquel hombre y puso una maleta de maquillaje sobre el mueble.

—Yo traje mi maquillaje— dijo Rose.

—Si, pero aquí yo soy el profesional, y además me mandaron a maquillarte para tu debut, así que…¿Empezamos o que?.