Chase Baldwin. «Este puede ser el inicio de mi ansiada venganza». Me obligo a pensar, para justificar que ahora mismo solo pienso en ella desnuda debajo de mí. Y que estoy a la espera de su respuesta, como un niño ansioso en Navidad. Vanessa sigue el movimiento de mi lengua en mis labios y sin ser consciente, lo repite. Traga en seco y me mira, cuando nota que llegamos al punto importante de la noche. Sin pretenderlo, en realidad. —¿Qué quieres que haga? —susurra, con una ingenuidad que me descoloca. Mis dedos al instante se presionan en su trasero, por encima de la suave tela del vestido. No puedo negar que su docilidad me enciende y me sorprende a partes iguales. La Vanessa que creía conocer era ardiente, atrevida y desvergonzada; esta versión suya me parece tan diferente, que por