David Canarias besaba todo el cuerpo de su mujer mientras bajaba poco a poco a su intimidad. Luz más excitada de lo normal, revolvía su cabello en señal de la ansiedad que le causaba sentir el aliento de su marido por todo su cuerpo. Eran exactamente las tres de la mañana y una chispa de deseo había llegado a ella, por lo que con caricias y besos, lo despertó y él… le siguió la corriente, porque no había nada más que le gustara a él, que hacerle el amor a su esposa. ―David.― Murmuró ella excitada mientras David la acariciaba. Él simplemente llegó a su intimidad y sin reparos comenzó a jugar con ella provocando que su piel se erizara y lentamente su cuerpo se arqueara un poco. Luz no era experta en el sexo, incluso David era el único hombre con el que ella había estado, pero sabía que