MIEDO

1090 Words
Cuando acepté entrenar a Caeli no creí que comenzaríamos hoy mismo, pero al final del día trabajo para ella y su padre, y debo adaptarme a sus peticiones. Como consecuencia, aquí estoy aquí esperándola en el establo con todo el equipo para comenzar con nuestra primera lección. La veo entrar vestida para la ocasión con sus botas oscuras, breeche y chaleco del mismo color que sus botas, y una camisa blanca. La noto apurada y con su respiración agitada. —Perdóname, se me hizo tarde —se disculpa acercándose a mí. —Tranquila, no hay prisa para empezar —digo y abro la puerta del box donde esta Moana—. Empezaremos con algo sencillo ¿de acuerdo? —explico y comienzo a ensillar a la yegua. —Nunca hemos hecho equitación con Moana, ¿crees que sea capaz de adaptarse? —cuestiona con un poco de preocupación. —Eso es lo que vamos a evaluar, pero quiero que tengas una cosa en claro —advierto ya un poco más serio y me mira con un poco de dudas. —Te escucho —pronuncia cruzándose de brazos y esta claro que me está retando. —Haremos una evaluación, pero si tu o Moana no están listas para esto detendremos las clases —advierto. Puedo darme cuenta de que no le ha gustado nada lo que acabo de decir, pero la verdad es que yo no puedo volver a exponerme a una situación como la que viví con Aria, simplemente no lo resistiría, esa es la verdad. —Ni Moana ni yo te vamos a dar un solo motivo para que no nos quieras entrenar. Temo decirte que somos dos cabezas duras, así que te vas a tener que aguantar —advierte y debo admitir que me da un poco de gracia su actitud. —Está bien, después de hoy decidiremos —digo firme y tomo los últimos materiales para salir al corral—. Saca a Moana —indico y simplemente sigo caminando. Puede que este siendo muy duro con Caeli, pero si no lo hago seré yo quien sufra cuando algo salga mal. Ella tiene que entender que hay una gran diferencia entre montar a Moana por los inmensos campos y hacerlo en un corral con obstáculos donde en cada salto ella pondrá su vida en riesgo. Quería dejar todo esto atrás, pero la verdad es que de una u otra manera la vida se encarga de que no lo pueda hacer. Voy colocando los últimos obstáculos de entrenamiento en el corral cuando escucho a Moana acercándose a paso firme. Al levantar mi mirada, me quedo observándola con gran detenimiento percatándome de lo bien que se ha recuperado. Avanza a paso firme mientras que Caeli la guía con las riendas. Es imposible no darse cuenta de la gran conexión que hay entre ellas, son una y ahora comprendo porque Caeli estaba devastada cuando creyó que algo grave le estaba pasando a su yegua. —Caeli, iremos de a poco, quiero que hagas que Moana venga a este primer obstáculo —le indico mientras me acerco a la primera barrera que apenas alcanza la altura de mis rodillas—. Hazlo con cuidado, para ella todo esto es nuevo al igual que para ti. Sujétate fuerte y acomoda tu espalda —continuo hasta que finalmente Moana hace el primer pequeño salto. —¡Lo hizo! —exclama Caeli completamente feliz. —Si, ahora repítelo, queremos que ella se acostumbre —digo y vuelve a recorrer el trazado para luego dar un salgo que esta muchísimo mejor que el primero. —¡Me encanta esto! —dice como niña pequeña. —Me doy cuenta, pero no te desconcentres —le pido y de a poco va tomando el ritmo repitiendo este movimiento una y otra y otra vez. Quisiera que mi mente no me hiciera recordar tantas veces aquella caída, pero es imposible. Aria siempre regresa a mi haciéndome ver lo miserable que es la vida sin ella a mi lado. —¡Kian! —escucho que grita Caeli de repente y cuando vuelvo a prestar atención me doy cuenta de que ha entrado una pequeña cabrita al corral—. ¡Saca a Shimmy! —me pide desesperada mientras que Moana y la cabrita parecieran entrar un juego de persecución. Corro detrás de la cabrita hasta que finalmente consigo atraparla y al ver su pequeña carita llena de inocencia sonrió. —Pero ¿Qué haces tu aquí? ¿Cómo has llegado? —pregunto divertido y miro a Caeli quien esta bastante asustada—. ¿Estás bien? —averiguo y se baja de Moana. —Si, aunque me asuste un poco, pensé que no se detendría más —explica. —Esta pequeña es bastante traviesa, ¿no? —pregunto mirando a la cabrita. —Es Shimmy, una de las más jóvenes y le encanta correr con los caballos, pero por alguna razón tiene una conexión especial con Moana — me cuenta mientras que se agacha para acariciarla—. ¿Qué tal chiquita como estás? —le pregunta y yo solo observo la escena. —Deberían tener más cuidado porque si Moana se asusta tu podrías caerte y todo terminaría muy mal, creo que no eres consciente de lo que significa entrenar con un caballo —digo molesto y comienzo a recoger las valla. —Pero ¡¿Quién te pensas que sos para hablarme así? —la escucho gritarme, pero no le hago caso—. ¡Escuchamé! —insiste y la oigo más cerca. —Ve con Shimmy y Moana —pronuncio cuando la siento tomarme del brazo. —¿Podes escucharme? —insiste y me obliga a darme la vuelta. —¿Qué quieres? —Que me dejes de tratar como una nenita… soy grande y sé tomar mis propias decisiones —dice mirándome a los ojos. —Lo siento. —Sé que tenes miedo, que lo que le paso a tu novia fue una mierda, pero yo no soy tu novia, tampoco tu hermana… soy tu jefa —dice firme. —Bueno, en realidad tu padre… —digo más calmado. —Puede ser, pero la cosa es que no te podes poner así… relájate, fue solo un susto —dice y asiento. —De acuerdo, pero vamos a seguir mañana, hoy tengo que hacer otras cosas —pronuncio y es que no me siento capaz de seguir con esta clase cuando en lo único que pienso es en que se podría haber caído y hecho daño.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD