Preparativos.

1144 Words
CAPÍTULO 3 Preparativos No estoy enamorada de Sebastián, pero la noticia de su boda me tomó por completa sorpresa, además conocería a su futura esposa esta misma tarde, los nervios me carcomen, ¿Y si se trataba de una mujer malvada?, bueno lo que me quedaba era esperar y no hacerme ideas tontas. Durante todo el camino, Sebastián no dejaba de hablar, sin duda es un hombre muy bondadoso, atento y alegre, me comentó que en ocasiones necesitaría viajar a los países vecinos por cuestiones laborales, estamos en Paraguay, asique los países como Argentina, Brasil o Uruguay nos quedaba a unas pocas horas de vuelo. —Sebastián: ¿No tendrás problemas con los viajes? —Alhelí: No, ninguno, el portugués es un lenguaje ajeno para mí, pero comenzaré a estudiarlo también, de verdad te agradezco la oportunidad, apenas estoy comenzando con el trabajo y ya me estás proponiendo viajes de negocios, eso me alegra bastante. —Sebastián: Eres aplicada a pesar de quedarte dormida en las clases, asique estoy seguro que serás una asistente ideal, también note que los documentos que te di cuando llegaste, ya los tenías perfectamente acomodados, no será difícil para ti. —Alhelí: Lo del profesor, admito que fue algo vergonzoso, no dejaré que pase de nuevo. Sonreí al recordar las veces en las que m e hacían salir del salón, al cabo de unos pocos minutos llegamos a una casa en un ciudad céntrica, no era la capital en donde yo imaginaba que un millonario viviría, pero no estaba lejos de la misma, quedaba a unos treinta kilómetros de la oficina, era un departamento de dos plantas, con un pequeño jardín, muy bonito, con un árbol de tajy en una esquina, particularmente amo las flores de este árbol, también lo conocen como lapacho aquí, el “El Handroanthus impetiginosus” estábamos en septiembre, sus flores adornaban con su vibrante hermosura rosa. —Buenos días, señor y señorita. Una mujer mayor con una voz dulce, se acercó con dos vasos de jugo de naranjas. —Ella es mi nana, una segunda madre para mí, no puedo vivir sin ella, ni sin su comida, por eso la traje a mi casa. La nana me da un abrazo de bienvenida —Qué bonitos hoyuelos tienes. ¿Cómo te llamas niña? —Mi nombre es Alhelí. —¡Oh! Como esa flor tan bonita. —Si, como la flor que lleva ese nombre, es un gusto conocerla señora. Sebastián nos observa sonriente, se lo ve muy feliz, cuando volteo hacia una escalera que lleva al segundo piso, veo bajar a una mujer hermosa, lleva un vestido holgado de color blanco, el bebé será precioso, -pensé al verla- Ella baja y ambos se saludan con un beso, se acerca a mí, y esta vez la Nana es quien me presenta. —Marina: Es un placer conocerte Alhelí, tienes un nombre muy bonito, ya lo había oído, pero en pocas ocasiones. ¡Ok! Mi nombre siempre se lleva la atención de todos, a donde sea que vaya. —Alhelí: Igualmente señorita, el placer es todo mío. –la Nana también le ofrece un vaso de jugo, yo voy al sofá y bebo el jugo de una sola vez. —Sebastián: Marina, Ella es mi nueva asistente, te ayudará en los preparativos de la boda, te acompañará a los lugares que necesites ir, les dejaré a un chofer para que hagan las compras necesarias, las dejo para que puedan conocerse mejor, yo volveré a la oficina. Sebastián nos deja en el departamento, mi nerviosismo es evidente. —Ahora estamos solas, tenemos mucho trabajo Alhelí. ¿Sabes cómo organizar una boda en menos de una semana? —La verdad señorita, no tengo idea, pero estuve viendo empresas encargadas de ver cada detalle del evento, usted me dice cuáles son sus preferencias, y yo me encargo del resto. —¡Vamos! No seas tan seria, dime Marina, Mari, Mar, como quieras. Yo asentí, luego anoté las ideas que ella tenía para la boda, sería algo familiar, pequeño, con un máximo de doscientos invitados. Lo que me parecía extraño era que ninguna amiga suya le ayudará en la organización, ni siquiera su madre, pero no le haría esa pregunta, me limitaría a hacer mi trabajo, nada más que eso. Estuvimos seis horas decidiendo los colores para la decoración, el pastel, la entrada y la comida principal, al igual que las bebidas y las tarjetas de invitación, por lo que note Marina es una chica de pocas palabras, la notaba un tanto preocupada, su mirada se veía vacía, tal vez y la boda tan repentina le causaba un cierto tipo de estrés. —Marina… ¿Estás bien? Si te sientes mal, puedo llamar a un doctor. —Estoy bien Alhe, es solo que me siento muy sola, se supone que una boda es el momento en el que tus amigas y familiares están ayudando, pero mírame aquí, Sebastián tiene que enviarme a su asistente para que me ayude con los preparativos. Era exactamente lo que yo pensaba —Y, ¿por qué no están aquí? Supongo que deben estar ocupados, además, es una boda de último momento, no te debes sentir así, es mi trabajo, sí, pero haré todo lo que esté en mis manos para que sea una boda hermosa. Ella suspira, y sus ojos se llenan de lágrimas. —¿Puedo ser honesta contigo, de mujer a mujer? Y que sea un secreto. —Claro, respondo. Preocupada. —No deseo casarme, tampoco tener a este bebé, no estoy lista, me descuidé y quedé embarazada, Sebastián me ama, de eso no tengo dudas, pero no es lo que quiero para mi vida. Quedé blanca como un papel cuando la oí decir esas palabras, su mirada vacía confirmaba su tristeza. —Debes estar sensible por el embarazo, el señor Sebastián, está muy feliz con la noticia del bebé, también por la boda, si quieres puedo acompañarte a las rutinas especiales para embarazadas, bueno, si no tienes con quien ir. Marina me mira sonriente, seca sus lágrimas y bebe un poco de jugo. —Tienes razón Alhe, debo estar sensible, y en verdad te agradecería que me acompañaras, soy hija única, mis padres nunca están, y quienes dicen ser mis amigas, son unas perras malvadas, falsas, y no quiero malas energías para mi bebé, me caes bien, no le trasmites eso, lo noto. —Gracias por la confianza, puedes contar conmigo. —¿Tú tienes amigas Alhe? —Sí, tengo dos amigas, mejores amigas, están locas –río al decirlo- pero son excelentes personas. —Me alegra que sea así. Esa noche, Marina pidió a su chofer que me llevara hasta mi casa, al mencionar el apellido Vonne, las empresas a las que llamé para organizar la boda, me responden sin importar el horario, hasta ahora, todo marchaba a la perfección.
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